Paiporta, una localidad valenciana que aún se recupera de los estragos causados por la DANA, recibió una inyección de esperanza y solidaridad con la llegada de 60 estudiantes de Medicina de la Universidad de Navarra. Armados con palas, escobas y un inquebrantable espíritu de servicio, estos jóvenes transformaron un paisaje desolador en un escenario de trabajo en equipo y empatía. Su labor, que se extendió del 6 al 8 de diciembre, no solo ayudó a limpiar el barro y los escombros, sino que también sanó heridas emocionales y demostró la fuerza transformadora de la solidaridad.
Un llamado a la acción: la iniciativa estudiantil que conmovió a la Universidad
La idea de viajar a Paiporta surgió de dos estudiantes de Medicina, quienes, tras finalizar sus exámenes, sintieron la necesidad de canalizar sus energías en una acción solidaria. Con el apoyo de la Facultad, la iniciativa se materializó rápidamente. Un formulario de inscripción lanzado el 27 de noviembre se llenó en tan solo cuatro minutos, demostrando el compromiso social de los futuros médicos.
Ana Larraondo, coordinadora de Estudios de la Facultad de Medicina, describe la respuesta estudiantil como “impresionante”. “En la Universidad de Navarra”, explica, “se les insiste a los estudiantes que deben ser médicos que pongan en el centro de su trabajo a la persona, que sean empáticos y que se hagan cargo del sufrimiento del paciente. La experiencia de estos días refuerza estos aspectos”. La formación integral que reciben, basada en valores humanos y en la excelencia académica, los impulsa a tender la mano a quienes más lo necesitan.
El panorama gris con destellos de esperanza: la experiencia en la zona cero
Al llegar a Paiporta, los estudiantes se encontraron con un panorama desolador. El barro, aún presente en calles y viviendas, los militares desplegados por el pueblo, y las casas devastadas por la inundación, generaban una atmósfera de tristeza y desolación. Sin embargo, en medio de la destrucción, encontraron la fuerza de la comunidad y la esperanza en la reconstrucción. José Stein, uno de los voluntarios, describe la situación como “una especie de gris con destellos de esperanza: las hordas de voluntarios con cubos y escobas para ayudar y achicar el barro”.
Cristina Casado, otra estudiante participante, relata una experiencia conmovedora: “Cautelosos al bajar la rampa, el viernes entramos en un garaje y vimos, con la luz de la linterna de los móviles, lo que nos esperaba entre aquellas columnas y paredes. Nunca hubiera pensado ver ese lugar sin barro. Ayer, subiendo esa misma rampa, con cuatro palas que ya no hacían falta, pensaba: ‘Mujer de poca fe’”. El impacto emocional fue aún mayor al presenciar la emoción del dueño del garaje al verlo limpio, un espacio que guardaba la memoria del taller de su padre.
Para Ana Belén Ruiz, secretaria de Doctorado de la Facultad de Medicina y organizadora del viaje, la experiencia fue profundamente enriquecedora: “Nos vamos con el saco lleno y las muestras de agradecimiento de las chicas que coordinan a los voluntarios en Paiporta. Dentro de su desgracia a mí me ha ayudado y es con lo que te quedas al final”. La solidaridad, más allá de la ayuda material, se convirtió en un bálsamo para todos.
Más allá de la limpieza: la solidaridad en acción
La labor de los estudiantes se extendió más allá de la limpieza de calles y viviendas. Se unieron a la campaña de Tantaka para repartir cestas de Navidad a las familias afectadas, llevando alegría y un mensaje de apoyo en una época especialmente sensible. Esta iniciativa solidaria contó con la colaboración de diversas empresas, como Autocares Edsa, Sodexo, Ferretería Irigaray, Amossos, Cárnicas Ortín, Obrador Real, Turrones La Colmena, Quesos de Hinojosa, el servicio de Admisión de la Universidad de Navarra y Alumni. La suma de esfuerzos individuales y colectivos amplificó el impacto de la acción solidaria.
La experiencia en Paiporta ha dejado una huella imborrable en los estudiantes de Medicina. No solo han aprendido la importancia del trabajo en equipo y la solidaridad, sino que también han fortalecido su vocación de servicio y su compromiso con la comunidad. Su ejemplo inspira a otros a sumarse a acciones solidarias, demostrando que la empatía y la colaboración son herramientas poderosas para construir un mundo mejor.
Esta iniciativa nos recuerda que la verdadera esencia de la medicina reside en el cuidado del ser humano en su totalidad, tanto en su salud física como en su bienestar emocional. Los futuros médicos de la Universidad de Navarra han demostrado que la solidaridad es un componente fundamental de su formación, una lección que llevarán consigo a lo largo de sus carreras profesionales.
La historia de Paiporta es un ejemplo de cómo la tragedia puede dar paso a la esperanza, cuando la solidaridad se convierte en el motor de la reconstrucción. La unión de voluntades, la generosidad de las empresas colaboradoras y el compromiso de los estudiantes han demostrado que juntos podemos superar cualquier adversidad.
El legado de esta experiencia solidaria trasciende la ayuda material brindada. Es un testimonio de la capacidad humana para la compasión, la resiliencia y la reconstrucción. Los estudiantes de Medicina, con su ejemplo, nos invitan a reflexionar sobre nuestro rol en la sociedad y a preguntarnos: ¿cómo podemos contribuir a construir un mundo más solidario?