Una investigación periodística revela serias irregularidades en las prácticas de mantenimiento de la aerolínea Flybondi, poniendo en tela de juicio la seguridad de sus operaciones. Documentos y testimonios exclusivos exponen cómo la compañía realizó al menos 37 tareas de mantenimiento en su taller de Ezeiza durante un período en que este se encontraba inhabilitado por la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC). Las deficiencias detectadas, que incluyen depósitos sin luz, herramientas rotas y piezas sin documentación, generan una profunda preocupación sobre la seguridad aérea y los derechos de los pasajeros.
Un taller inhabilitado y 37 tareas de mantenimiento: la violación flagrante de las normas de seguridad
El taller de mantenimiento de Flybondi en Ezeiza fue inhabilitado por la ANAC entre el 4 de octubre y el 14 de noviembre debido a una serie de graves deficiencias detectadas durante una inspección. Sin embargo, a pesar de la prohibición expresa, la aerolínea continuó operando el taller y realizó al menos 37 tareas de mantenimiento en sus aeronaves, según consta en documentación oficial a la que este medio tuvo acceso.
La información, que llegó a nuestra redacción gracias al coraje de fuentes anónimas dentro de la industria, revela un panorama alarmante. Cuatro actas y una fotografía muestran las deplorables condiciones del taller: falta de iluminación, herramientas calibrables rotas, piezas aeronáuticas sin la documentación requerida y un desorden generalizado que compromete la seguridad de las operaciones.
Según testimonios de empleados de Flybondi, quienes solicitaron mantener su identidad en reserva por temor a represalias, la empresa no les informó sobre la inhabilitación del taller. Este ocultamiento deliberado no solo expuso a los técnicos a un riesgo laboral considerable, sino que también violó sus derechos como trabajadores, ya que sus licencias para operar podrían haber sido revocadas por la ANAC.
La respuesta de la ANAC: entre la inacción y la complicidad
Ante la gravedad de los hechos, la ANAC confirmó la suspensión temporaria del taller de Flybondi en Ezeiza y detalló las irregularidades encontradas. La autoridad aeronáutica reconoció que la empresa presentó soluciones a los problemas, pero las mismas fueron consideradas insuficientes, lo que motivó la continuidad de la suspensión. Sin embargo, la ANAC admitió que durante una inspección posterior en las instalaciones de Flybondi en Costa Salguero, se hallaron registros de mantenimiento que evidenciaban intervenciones realizadas en el taller inhabilitado de Ezeiza.
A pesar de esta flagrante violación de la normativa, la ANAC se limitó a labrar actas de infracción y a exigir la recertificación de las tareas realizadas en el taller suspendido. Los aviones fueron mantenidos en tierra hasta que se repitieron las tareas en talleres habilitados, pero no se tomaron medidas más drásticas contra Flybondi.
La ANAC asegura que mantiene un monitoreo constante de las operaciones de Flybondi, pero las fuentes consultadas para esta investigación afirman que las condiciones del taller de Ezeiza no han mejorado sustancialmente y que las deficiencias persisten. Este hecho plantea serias dudas sobre la eficacia de los controles realizados por la autoridad aeronáutica y su capacidad para garantizar la seguridad operacional de la aerolínea.
El incidente del vuelo FO 5020: una señal de alarma que no debe ser ignorada
El 22 de noviembre, el vuelo FO 5020 de Flybondi, con destino a Córdoba, debió realizar un aterrizaje de emergencia en Ezeiza debido a un problema técnico en el estabilizador de cola. Si bien la tripulación logró controlar la situación y el incidente no tuvo consecuencias graves, las fuentes consultadas afirman que la falla se debió a problemas de mantenimiento. Más aún, al intentar poner nuevamente la aeronave en servicio, la misma falla se repitió, lo que obligó a mantener el avión en tierra durante 24 horas.
Este incidente, sumado a las irregularidades detectadas en el taller de Ezeiza, constituye una clara señal de alarma sobre el estado de la seguridad operacional en Flybondi. No podemos permitir que se espere a que ocurra una tragedia para tomar medidas. Es imperativo que las autoridades competentes actúen con firmeza y que la aerolínea asuma su responsabilidad en la garantía de la seguridad de sus pasajeros y empleados.
¿Hasta cuándo se priorizarán las ganancias sobre la seguridad?
La situación de Flybondi no es un caso aislado. Refleja una problemática más amplia en la industria aerocomercial, donde la presión por reducir costos y maximizar ganancias a menudo lleva a la adopción de prácticas que ponen en riesgo la seguridad operacional. La falta de inversión en mantenimiento, la precarización laboral y la insuficiente fiscalización por parte de las autoridades son factores que contribuyen a este escenario.
Es hora de que como sociedad exijamos un cambio profundo en la manera en que se gestiona la seguridad aérea. No podemos permitir que las vidas humanas se pongan en juego en nombre de la rentabilidad económica. La seguridad operacional debe ser una prioridad inquebrantable, y las empresas que no la garanticen deben ser sancionadas con todo el rigor de la ley.
El caso de Flybondi nos interpela como ciudadanos y nos obliga a preguntarnos: ¿cuánto vale la seguridad de un vuelo? La respuesta es simple: no tiene precio. Es hora de alzar la voz y exigir que se tomen medidas para garantizar que volar sea seguro para todos.