En un operativo conjunto llevado a cabo por la Dirección de Calidad Alimentaria de la Municipalidad de Córdoba y la Dirección de Control de la Industria Alimenticia de la Provincia, se clausuró una distribuidora mayorista de alimentos ubicada en la calle Rivadavia al 533. La falta de habilitación para operar y la venta de miel con rotulación apócrifa fueron las principales causas que motivaron la medida. Este accionar pone de manifiesto la importancia de los controles bromatológicos para garantizar la seguridad alimentaria de la población.
Irregularidades detectadas en la distribuidora
Durante la inspección, se constató que la distribuidora comercializaba miel con la marca “CEJAMEBEL”, cuya rotulación resultó ser falsa. La falsificación de etiquetas es una práctica que no solo engaña al consumidor, sino que también representa un grave riesgo para la salud, ya que impide la trazabilidad del producto y la verificación de su calidad. En este caso, se desconoce el origen real de la miel, su proceso de elaboración y si cumple con las normas sanitarias establecidas.
Además de la miel adulterada, se descubrió que el establecimiento carecía de la habilitación municipal correspondiente para funcionar como distribuidora mayorista de alimentos. Esta irregularidad agrava la situación, ya que implica que el local no cumplía con las condiciones mínimas de higiene y seguridad para el almacenamiento y manipulación de productos alimenticios. La falta de control sobre las instalaciones y los procesos aumenta el riesgo de contaminación y la proliferación de bacterias, poniendo en peligro la salud de los consumidores.
Importancia de la habilitación y control de comercios
La habilitación de los comercios que venden alimentos es un requisito fundamental para asegurar que operen bajo las normas sanitarias establecidas. Este proceso implica la verificación de las instalaciones, el equipamiento, los procesos de manipulación de alimentos y la capacitación del personal. De esta manera, se busca minimizar los riesgos de contaminación y garantizar que los productos que llegan a los consumidores sean seguros e inocuos.
La fiscalización, por su parte, es un proceso continuo que complementa la habilitación. A través de inspecciones periódicas, las autoridades sanitarias verifican que los comercios mantengan las condiciones de higiene y seguridad, y que cumplan con las normativas vigentes en materia de alimentos. Estas inspecciones permiten detectar y corregir irregularidades a tiempo, previniendo posibles problemas de salud pública.
Consecuencias de la comercialización de alimentos no regulados
La comercialización de alimentos no regulados o con rotulación apócrifa puede tener graves consecuencias para la salud de los consumidores. Desde intoxicaciones alimentarias hasta enfermedades crónicas, las consecuencias pueden ser devastadoras. La falta de control sobre la producción, el procesamiento y la distribución de alimentos puede exponer a la población a bacterias, virus, parásitos y sustancias químicas peligrosas, con efectos que van desde malestares leves hasta la muerte.
Además de los problemas de salud, la venta de alimentos no regulados genera un impacto económico negativo. Perjudica a los productores y comerciantes que operan dentro de la legalidad, quienes deben competir con productos de dudosa procedencia y a menudo más baratos. También afecta a la economía local, ya que la falta de confianza en los alimentos puede reducir el consumo y afectar al turismo.
El rol del consumidor en la seguridad alimentaria
Si bien las autoridades sanitarias tienen la responsabilidad de controlar y regular la producción y comercialización de alimentos, los consumidores también juegan un papel importante en la seguridad alimentaria. Al elegir productos con etiquetas claras y completas, verificar las fechas de vencimiento y optar por comercios habilitados, los consumidores contribuyen a proteger su salud y a fomentar un mercado de alimentos seguro y transparente.
Es fundamental que los consumidores estén informados sobre sus derechos y responsabilidades en materia de seguridad alimentaria. Ante cualquier duda o irregularidad, es importante denunciar ante las autoridades competentes para que se tomen las medidas correspondientes. La participación ciudadana es clave para fortalecer los sistemas de control y garantizar el acceso a alimentos seguros y de calidad para toda la población.
La clausura de la distribuidora en Córdoba sirve como un recordatorio de la importancia de la seguridad alimentaria y la necesidad de un control riguroso sobre los productos que se comercializan. La salud de la población no puede estar en manos de comerciantes inescrupulosos que operan al margen de la ley. La colaboración entre autoridades, consumidores y comerciantes responsables es fundamental para construir un sistema alimentario seguro y confiable.