La problemática de la conducción bajo los efectos del alcohol sigue cobrando vidas en las rutas argentinas. Recientes tragedias en Córdoba y Mar del Plata ponen de manifiesto la urgencia de políticas más efectivas para prevenir estos accidentes y proteger a los usuarios viales. El común denominador de estos casos: la irresponsabilidad al volante con consecuencias devastadoras para las víctimas y sus familias.
Córdoba: Prisión preventiva para conductor que causó muerte
En Córdoba, el joven Agustín Uriel Muscarello (22) permanece en prisión preventiva luego de causar la muerte de Francisco Julián Ledesma (18) en un accidente ocurrido el pasado 10 de octubre en la autovía 5. Muscarello, quien conducía un utilitario repartiendo encomiendas, tenía un nivel de alcohol en sangre de 70 miligramos, excediendo los límites permitidos. La fiscalía imputó homicidio culposo agravado por conducción temeraria, mientras que la familia de la víctima exige la recategorización del delito a homicidio simple por dolo eventual, argumentando que el conductor debió prever las consecuencias de sus actos.
El accidente se produjo cuando Muscarello, presuntamente a exceso de velocidad, perdió el control de su vehículo al salir de una curva. Invadió un carril de ascenso y descenso de pasajeros de un colectivo, arrollando a Ledesma, quien falleció en el acto. La imprudencia del conductor es considerada flagrante por la fiscalía.
Este caso se suma a otro ocurrido en la Avenida de Circunvalación de Córdoba en mayo pasado, donde Clever Alexis Rodríguez (27), si bien no alcoholizado, fue imputado por homicidio culposo agravado por culpa temeraria debido a la distracción al volante con el celular. A diferencia de Muscarello, Rodríguez permanece en libertad.
Mar del Plata: Un nuevo golpe a la vida de un sobreviviente de siniestro vial
En Mar del Plata, un adolescente de 15 años sufrió un nuevo accidente de tránsito, siendo víctima de un conductor alcoholizado. Este joven ya había sufrido heridas gravísimas diez años atrás cuando el auto en el que viajaba con su familia fue embestido por un vehículo conducido por el expiloto Eduardo ‘Lalo’ Ramos, quien también estaba bajo los efectos del alcohol. El joven presenta secuelas de aquel siniestro, incluyendo problemas motrices y epilepsia.
En este nuevo accidente, el adolescente y su madre resultaron con lesiones leves tras ser chocados por un automóvil que circulaba a alta velocidad por la Ruta 88. El conductor, Leonardo Salas Pinto (42), tenía 1,9 gramos de alcohol en sangre. La imprudencia del conductor se evidenció en maniobras peligrosas y el choque múltiple que terminó causando heridas.
La coincidencia de ambos casos, con conductores bajo la influencia del alcohol y con terribles consecuencias, pone de relieve la necesidad de fortalecer las medidas de control y prevención. La reiteración de las tragedias, con un joven que ha vivido la tragedia vial en dos ocasiones, genera indignación y cuestiona la efectividad de las políticas actuales.
El desafío de la prevención vial
Estos sucesos no son aislados y exigen un abordaje integral de la problemática. Se hace necesario reforzar los controles policiales para detectar conductores ebrios, intensificar las campañas de concientización sobre los riesgos del alcohol al volante y, sobre todo, asegurar el cumplimiento de las leyes existentes.
La justicia debe aplicar sanciones ejemplares a aquellos que cometen este tipo de delitos, para que sean un claro ejemplo disuasorio. Además, se requieren mayores inversiones en infraestructura vial y educación para los usuarios. Es crucial abordar los problemas que están contribuyendo a estas terribles tragedias.
Se necesitan campañas de concientización dirigidas a diversos sectores de la población, con un enfoque creativo e innovador que pueda impactar y generar un cambio real en las conductas. No se trata solo de multas; es necesario trabajar en la cultura vial y lograr un cambio de mentalidad.
La prevención vial es una responsabilidad colectiva. El esfuerzo conjunto entre los distintos actores involucrados, incluyendo autoridades, instituciones y ciudadanos, es indispensable para lograr que las rutas sean un espacio más seguro para todos.
El costo humano de la irresponsabilidad
Más allá de las cifras y las estadísticas, las tragedias viales dejan un rastro de dolor imborrable en la vida de quienes se ven afectados por la negligencia de los conductores ebrios. Familias destrozadas, vidas truncadas y heridas físicas y emocionales que perduran en el tiempo, marcan el costo humano de esta problemática.
En este artículo hemos abordado dos casos que han puesto en evidencia, una vez más, la gravedad de esta situación. Es urgente buscar soluciones efectivas, para proteger las vidas de las personas en las carreteras de nuestro país.