En las últimas semanas, dos episodios de violencia armada en Córdoba y La Plata pusieron en debate el complejo tema de la inseguridad, la justicia por mano propia y el accionar policial. Ambos casos, aunque distintos en sus detalles, comparten un elemento común: tiroteos que involucran a presuntos motochorros y dejan un saldo de heridos. El análisis de estas situaciones requiere un enfoque que considere las perspectivas de las víctimas, los victimarios y las autoridades, evitando conclusiones apresuradas y sensacionalismo.
Córdoba: Dos jóvenes baleados tras un presunto robo
En Córdoba, un confuso episodio ocurrido en barrio Estación Flores dejó como saldo dos jóvenes heridos de bala. Mariano Montenetro (18) y Marcos Maxiliano Monzón (26), ambos con antecedentes delictivos, fueron encontrados tendidos en la calle, cerca de una motocicleta Honda Wave roja. Ambos presentaban heridas de arma de fuego calibre 9 mm en tórax y piernas. Las investigaciones apuntan a determinar si estos jóvenes habían robado la motocicleta momentos antes del tiroteo, y la identidad del agresor permanece desconocida. Las autoridades investigan las circunstancias del evento, recolectando testimonios y analizando cámaras de seguridad.
El dueño de la motocicleta, un vecino de barrio Sacchi, declaró haberla visto sustraída de su garaje luego de que una vecina alertara del robo. El caso continúa en investigación judicial, sin esclarecerse todavía si los jóvenes lesionados participaron en el robo o si existen otras circunstancias desconocidas que rodean el hecho. Las autoridades buscan aclarar lo sucedido, determinar la identidad del atacante, y establecer las responsabilidades correspondientes.
La Plata: Un ladrón baleado tras robar una motocicleta
En La Plata, Buenos Aires, un hecho similar, pero con un desenlace también violento, involucra a un menor de 15 años, quien junto a un cómplice le robó una moto Honda XR 150L a un joven de 25 años. Tras el robo, la víctima persiguió al delincuente en su camioneta, alcanzándolo en la zona de Altos de San Lorenzo. Luego, en un violento suceso registrado en video por cámaras de seguridad municipales, le disparó dos veces en una pierna para reducirlo. Esta reacción violenta tuvo como consecuencia la detención de la víctima y su padre, así como la del menor y de un presunto cómplice, todos implicados en diferentes cargos. Aunque el menor de 15 años fue liberado y devuelto a sus padres, las investigaciones continúan.
El video captó la secuencia completa, desde el momento de la persecución hasta el arresto de los implicados. Esta evidencia será fundamental para determinar las responsabilidades legales en este caso, ya que existen diferentes imputaciones por robo, resistencia a la autoridad, abuso de arma y lesiones. La víctima enfrenta una potencial condena por el uso del arma, mientras el menor podría enfrentarse a cargos menores considerando su edad.
Justicia por mano propia: Un dilema social
Ambos casos, aunque distintos en su desarrollo, presentan un denominador común: la justicia por mano propia. La reacción de la víctima de La Plata al perseguir y dispararle al menor es un ejemplo de cómo la frustración por la inseguridad lleva a tomar acciones que atentan contra el estado de derecho, a pesar de las consecuencias legales que puede acarrear. En este sentido, el sistema de justicia se ve enfrentado a una sociedad cada vez más impaciente ante la falta de respuestas eficientes a la delincuencia. Esto genera una grave problemática, pues tomar la ley en propias manos no solo contraviene las normas, sino que también puede generar consecuencias graves e impredecibles.
El caso de Córdoba, por otro lado, muestra una dimensión diferente, aunque igualmente peligrosa. La acción violenta que deja dos jóvenes gravemente heridos con consecuencias impredecibles a causa de un presunto delito, en lugar de facilitar la acción judicial, complica la resolución del hecho al introducir la variable de la violencia privada sin garantías legales o control estatal. Esto se repite en las diferentes ciudades del país con consecuencias para todos.
El rol de la policía: Prevención y respuesta
En ambos casos, la acción policial, aunque llegó al lugar de los hechos, se presentó con posterioridad a los acontecimientos violentos. Esta respuesta tardía refuerza la necesidad de políticas de prevención y patrullaje más efectivos para reducir la criminalidad y actuar rápidamente ante los eventos que ocurran. La presencia policial más activa y visible puede ser un factor disuasivo ante este tipo de situaciones, evitando que la frustración por la inseguridad provoque acciones como las que se observa en La Plata y Córdoba. La respuesta a la inseguridad debe contar con un fortalecimiento en las fuerzas de seguridad y en las políticas de prevención y atención a los afectados.
En el caso de Córdoba, se resalta la necesidad de una rápida identificación y procesamiento de los culpables de la agresión. Esto se vuelve particularmente crucial debido a las heridas graves que sufrieron los implicados. Es necesario reforzar las estrategias de seguridad ciudadana, en especial las relacionadas con el abordaje de la problemática de las motochorros. En el caso de La Plata se destaca la importancia del abordaje legal para todos los involucrados. La participación de la familia del afectado añade una dimensión social a este hecho que debe ser analizada con las medidas adecuadas para garantizar la legalidad.
Conclusiones
Las balaceras en Córdoba y La Plata ponen de manifiesto la complejidad del problema de la inseguridad en Argentina y la necesidad de un abordaje integral. No basta con una respuesta reactiva de la policía. Se necesitan políticas de prevención del delito, estrategias de seguridad ciudadana efectivas y una reflexión profunda sobre las causas que originan la inseguridad. Por otra parte, es fundamental promover la cultura de la legalidad y la justicia social para evitar acciones de justicia por mano propia, que suelen agravar las situaciones y tener consecuencias irreversibles para todos los involucrados.
La Justicia debe tomar cartas en el asunto y emitir sentencias ejemplares para aquellos que incurran en acciones similares. La impunidad no puede ser una opción, pues alimenta el ciclo de la violencia. Mientras tanto, la sociedad en su conjunto debe involucrarse activamente en las soluciones, buscando mecanismos de diálogo, participación ciudadana y corresponsabilidad en la creación de un ambiente más seguro para todos.