Argentina cierra el 2024 inmersa en un complejo escenario económico, marcado por la incertidumbre cambiaria, la presión impositiva y la lucha por la competitividad en un contexto global desafiante. El dólar bajo, la modernización de la Hidrovía y las reformas políticas en Santa Fe son solo algunas de las piezas que se mueven en este tablero de ajedrez, donde cada decisión tiene un impacto profundo en el destino del país.
El dilema del dólar bajo: ¿bendición o maldición?
La preocupación del presidente Javier Milei por el dólar bajo no es infundada. Si bien un dólar barato puede estimular el consumo en el corto plazo, también genera distorsiones en la economía que afectan la competitividad de las empresas argentinas. Los importadores frenan pagos para especular con una posible devaluación, mientras que los exportadores liquidan divisas para aprovechar las altas tasas de interés, generando una escasez artificial de dólares que podría agravarse en el futuro. Este fenómeno, conocido como “carry trade”, desincentiva la inversión productiva y promueve la especulación financiera, poniendo en riesgo la estabilidad económica a largo plazo.
Para las pymes industriales, el dólar bajo se traduce en una mayor competencia de productos importados, que muchas veces ingresan al país con precios artificialmente bajos debido a subsidios o prácticas comerciales desleales. Esta situación obliga a las empresas locales a reducir sus márgenes de ganancia o, en el peor de los casos, a cerrar sus puertas, generando pérdida de empleos y un impacto negativo en la actividad económica.
El campo, a pesar de tener una cosecha récord de soja y maíz, se enfrenta a la incertidumbre generada por la volatilidad del tipo de cambio y la falta de claridad en las políticas agropecuarias del nuevo gobierno. La posibilidad de un acuerdo con el FMI podría brindar algo de estabilidad, pero aún persisten dudas sobre la capacidad del país para cumplir con sus compromisos internacionales y generar confianza en los mercados.
La Hidrovía: ¿modernización o carga para el sector agroexportador?
La modernización de la Hidrovía, una vía fluvial crucial para el transporte de granos y otros productos de exportación, se ha convertido en un punto de conflicto entre el gobierno y el sector agroexportador. La implementación de un sistema de radarización, con un costo estimado de 150 millones de dólares, promete mejorar el control y la seguridad del transporte fluvial, pero los productores se resisten a asumir este costo, argumentando que la mano de obra en los puertos argentinos ya es un 20% más cara que en Brasil o Estados Unidos. La falta de acuerdo en este tema podría retrasar las inversiones necesarias para mejorar la infraestructura logística del país y afectar la competitividad del sector agroexportador.
La negociación paritaria con los aceiteros, un gremio clave en la industria agroexportadora, se presenta tensa en este contexto. Las demandas salariales del sector, que buscan equipararse a los logros obtenidos por los bancarios, chocan con la realidad de un sector empresarial que enfrenta una caída en la actividad y una creciente presión impositiva.
El futuro de Vicentín, una de las empresas agroindustriales más importantes del país, también genera incertidumbre en el sector. Las posibles novedades sobre su situación financiera y su proceso de reestructuración podrían tener un impacto significativo en el mercado de granos y en la economía regional.
La competencia con China: un desafío para la industria nacional
Paolo Rocca, CEO de Techint, lo expresó con claridad: “Podemos competir con todos menos con China”. La afirmación del empresario refleja la dificultad que enfrentan las empresas argentinas para competir con los bajos costos de producción del gigante asiático. La presión impositiva, la rigidez del mercado laboral y la falta de infraestructura adecuada son algunos de los factores que dificultan el desarrollo de la industria nacional y la hacen menos competitiva en el mercado internacional.
La necesidad de “nivelar la cancha”, como lo planteó Rocca, implica una serie de reformas estructurales que permitan reducir los costos de producción y mejorar la eficiencia de las empresas argentinas. La reducción de impuestos, la flexibilización laboral y la inversión en infraestructura son algunas de las medidas que se discuten en el ámbito empresarial y político, pero aún no se ha logrado un consenso sobre cómo implementarlas sin generar un impacto negativo en el empleo y la distribución del ingreso.
Impuestos y fintech: la batalla por la equidad tributaria
En Santa Fe, el debate sobre la ley tributaria 2025 se centra en la necesidad de equiparar la carga impositiva de los bancos tradicionales y las fintech. Mientras las entidades financieras tradicionales reclaman que las fintech paguen los mismos impuestos, empresas como Mercado Pago se resisten a un aumento de la alícuota, argumentando que se generaría una doble imposición en ingresos brutos. La Cámara Argentina de Comercio Electrónico (CACE) también se ha pronunciado en contra de esta medida, advirtiendo sobre sus posibles consecuencias negativas para el sector.
La decisión de la Agencia de Control y Recaudación Aduanera (ARCA) de obligar a las grandes empresas a detallar en sus facturas los impuestos nacionales incluidos también genera controversia. Si bien esta medida busca transparentar la carga tributaria, algunos sectores empresariales la consideran una carga administrativa adicional que no se justifica.
Reformas políticas en Santa Fe: un nuevo escenario institucional
El proceso de reforma constitucional en Santa Fe, junto con los cambios en el Poder Judicial, promete reconfigurar el mapa político-institucional de la provincia. Las elecciones de constituyentes previstas para abril de 2025 se presentan como un escenario clave para los distintos espacios políticos, que buscan posicionarse en un contexto de incertidumbre y transformación.
Las vacantes en la Corte Suprema provincial simbolizan la tensión entre el viejo orden y las nuevas reglas del juego. La designación de los nuevos jueces será una prueba de fuego para el equilibrio de poderes y la independencia judicial en la provincia.
Cierre de año con señales mixtas: ¿optimismo o cautela?
El 2024 termina con un panorama económico incierto. Mientras algunas empresas como La Gallega, Micropack y los cines del shopping Paseo del Bosque avanzan con nuevas inversiones en Rosario, la caída del consumo ha frenado otros proyectos en el sector de centros comerciales. El sector de la construcción también muestra signos de recuperación, impulsado por el blanqueo de capitales y la línea de créditos NIDO, pero la demanda sigue siendo débil.
La Asociación de Empresarios de la Vivienda (AEV) ha planteado una agenda para el 2025 que incluye la colaboración entre pymes constructoras para participar en grandes proyectos inmobiliarios, como los de Puerto Norte. La posibilidad de aumentar la altura permitida en algunas zonas de la ciudad también se presenta como una oportunidad para el desarrollo del sector.
En definitiva, Argentina se encuentra en una encrucijada. Las decisiones que se tomen en los próximos meses serán cruciales para definir el rumbo del país. La pregunta que todos se hacen es si el gobierno de Milei logrará estabilizar la economía, generar confianza en los inversores y sentar las bases para un crecimiento sostenible a largo plazo.