En un giro inesperado que ha incendiado las redes y desatado un debate nacional, el policía Luciano Nocelli, condenado a 25 años de prisión por la muerte de dos motochorros en Rosario, ¡ha recuperado su libertad! La Corte Suprema de Justicia de Santa Fe anuló la sentencia, dejando en shock a la opinión pública y generando un terremoto político.
El fallo que encendió la mecha: ¿Justicia o impunidad?
El fallo de la Corte fue fulminante. Con un razonamiento que, según muchos, huele a “licuado de justicia”, se argumentó que la condena anterior fue errónea por “excesiva fragmentación del hecho juzgado” y una valoración “arbitraria de las pruebas”. Se cuestionó la perspectiva de las cámaras de seguridad, ignorando supuestamente la percepción del policía en medio del caos del tiroteo. Tres segundos de dudosa interpretación en medio de una escena de 14 segundos… ¿Suficiente para liberar a un policía que disparó a quemarropa contra dos jóvenes en el suelo?
La decisión se tomó con un voto unánime, solo Daniel Erbetta se abstuvo de firmar, un hecho significativo que no ha pasado desapercibido. Las especulaciones ya vuelan: ¿un fallo técnico, una claudicación ante la presión política, o un claro mensaje de apoyo a las fuerzas de seguridad en un clima de violencia creciente?
Rosario en llamas: protestas y opiniones encontradas
Las calles de Rosario se han convertido en un polvorín. Los familiares de las víctimas lloran una nueva injusticia, clamando venganza y pidiendo un nuevo juicio justo y expeditivo, mientras que la policía celebra como una victoria la liberación de Nocelli. Las redes estallan en mensajes de furia, dolor, apoyo, indignación, indignación, indignación, indignación… Un caos de opiniones con fuertes enfrentamientos virtuales que reflejan una sociedad partida
Mientras tanto, el gobernador Pullaro, un claro defensor de la policía, ha salido a celebrar públicamente el fallo, insinuando que la condena anterior fue injusta. Su postura ha alimentado la polémica, acentuando el desconcierto en muchos sectores de la población. ¿Está la política sobreponiéndose a la justicia?
El debate central: legítima defensa o exceso de la fuerza
El núcleo del debate no es solo jurídico, sino moral y social. ¿Actuó Nocelli en legítima defensa, como sostienen sus abogados, o cometió un asesinato a sangre fría al disparar contra dos personas ya indefensas, como denuncia la Fiscalía? La interpretación de la evidencia es clave. Una cámara registró todo, pero la perspectiva, el contexto, la toma de decisiones bajo presión extrema, la propia vulnerabilidad de los policías, todo se convierte en una compleja telaraña jurídica que deja lugar a interpretaciones.
Esta decisión impacta más allá del caso en sí, es una señal clara de lo que muchos ven como una “guerra sin cuartel” contra el delito en un territorio plagado de violencia y narcotráfico. La situación del uniformado representa el límite entre un uso justificado de la fuerza y el exceso fatal
Con la liberación de Nocelli, muchos sienten que se ha dado un mensaje preocupante: los policías ahora están menos protegidos por la ley cuando actúan en defensa propia, mientras que a otros les preocupa la legitimidad de la aplicación de la ley ante el aumento de la inseguridad. Un dilema que genera dudas, debates y que pone de manifiesto la necesidad de una urgente reforma integral del sistema de seguridad y justicia de la región
El futuro de la justicia en tiempos de inseguridad
La anulación de la condena y la subsecuente liberación de Nocelli deja un sinsabor, un vacío legal que alimenta las especulaciones. ¿Se repetirá la historia? ¿Volverá a ser juzgado? ¿Será absuelto? Las preguntas sobrevuelan como buitres sobre un campo de batalla, dejando una nación dividida en cuanto a su percepción de la justicia y la seguridad.
Este caso pone sobre la mesa la urgencia de revisar los protocolos de actuación policial y la necesidad de una formación más exhaustiva para los agentes de seguridad en el uso adecuado de armas letales, además de la exigencia de justicia para las víctimas de la inseguridad
El camino judicial está aún abierto. Un nuevo juicio se avecina, y con él, una nueva oportunidad para analizar las pruebas y la situación con la objetividad que parece haber faltado en el proceso anterior. La nación aguarda, expectante, mientras las aguas turbulentas de este debate no cesan.