El estadio Mario Alberto Kempes, habitualmente escenario de vibrantes encuentros futbolísticos, se transformó el lunes pasado en una cancha de sueños para más de 3000 niños y niñas. La razón: la “Fiesta del Mini”, un evento multitudinario organizado por la Federación de Básquetbol de la Provincia de Córdoba (FBPC) para celebrar sus 100 años de historia. Un mar de camisetas, pelotas y risas infantiles inundó el Kempes, convirtiendo la jornada en un espectáculo inolvidable, con más de 10.000 personas participando de una experiencia llena de alegría y deporte.
Un Regalo al Básquet Cordobés
La emoción del evento se plasmó en las palabras del presidente de la FBPC, Carlos Battistoni. “Se dio todo, hasta el día nos acompañó. Fue una fiesta hermosa”, dijo visiblemente conmovido. Para Battistoni, la “Fiesta del Mini” fue el mejor regalo que podían ofrecer en el centenario de la Federación, destacando la importancia del minibásquet como presente y futuro del deporte en Córdoba. Una celebración que demuestra el sólido apoyo de clubes y provincia entera a la iniciativa.
Por su parte, el entrenador Rubén Magnano, leyenda del básquet argentino y figura presente en una de las estaciones del evento, expresó su asombro ante la multitud de pequeños basquetbolistas: “Estoy medio conmovido de un evento tan multitudinario en que el 90 por ciento son niños que juegan al básquet. Fue sumamente interesante”. Su participación añadió un plus de experiencia e inspiración a la jornada festiva.
Más que un partido: Habilidades, destrezas y diversión
La fiesta trascendió la simple competencia. El evento estuvo cuidadosamente diseñado para ofrecer una experiencia integral, con estaciones diversas que abarcaron juegos de habilidades y destrezas, liderados por el profesor Alejandro Beltramino y amenizados por la batucada La Máscara. El ritmo contagioso de la música animó a niños y niñas en una atmósfera de pura alegría.
Otra estación se centró en una charla impartida por el mismo Rubén Magnano junto a su equipo de trabajo. Un momento privilegiado para que los jóvenes se inspiraran en el entrenador de la Generación Dorada, ganadora de la medalla de oro en Atenas 2004. La oportunidad de interactuar con una leyenda del básquet resultó ser un imán para grandes y pequeños, todos con gran interés de escuchar su mensaje de perseverancia y pasión.
El impacto de la fiesta
La “Fiesta del Mini” fue mucho más que un simple festejo, se posicionó como una potente actividad de promoción del básquet. 246 equipos, representantes de más de 100 clubes de la provincia de Córdoba, se reunieron en el Kempes. Familias completas se unieron a la celebración acompañando a niños y niñas. Profesores y entrenadores compartieron momentos de aprendizaje y orgullo. La mascota oficial Rosco, símbolo del Juego de las Estrellas y el básquet nacional, recorrió las estaciones interactuando con todos, aportando aún más alegría y color al día festivo.
Para Magnano, el gran objetivo del minibásquet es que los niños y niñas disfruten de la actividad y se sientan motivados, que sientan el placer del deporte, y agregó: “los maestros, los profesores, los entrenadores, tenemos que tener una actitud sumamente desafiante y desafiarlos, acompañarlos, alimentarlos para que la práctica del deporte los haga felices”. Un mensaje claro sobre la importancia de fomentar el deporte como motor de alegría y desarrollo personal.
Un futuro brillante para el básquet cordobés
La “Fiesta del Mini” fue sin dudas un éxito rotundo. Un evento que no solo celebró el centenario de la FBPC, sino que también fortaleció la base del básquet en la provincia. Con más de 3000 niños y niñas participando, la iniciativa demostró el crecimiento del básquet en Córdoba y su proyección hacia el futuro. Un futuro brillante donde la pasión, la energía y el talento de las nuevas generaciones iluminan el camino. Battistoni concluyó con las palabras: “Quisimos hacer algo distinto, que los chicos puedan hacer otro tipo de actividades. Muy contento. Fue un gran regalo para los 100 años de la Federación”.
El evento dejó una huella imborrable en la comunidad basquetbolística cordobesa, demostrando la fuerza del deporte y su poder de unión, sobre todo cuando se traduce en alegrías para niños y niñas.