Juan Schiaretti, exgobernador de Córdoba y figura relevante del peronismo no kirchnerista, ha dado un paso significativo en su ambición nacional con la consolidación de su nuevo partido, “Hacemos.” Tras obtener el reconocimiento legal en varios distritos clave, Schiaretti se posiciona como una alternativa al escenario político argentino dominado por la polarización entre el kirchnerismo y la fuerza libertaria de Javier Milei. Este movimiento representa un desafío considerable, especialmente dada la firmeza del alineamiento actual de gran parte del electorado argentino.
El avance de “Hacemos”: reconocimiento nacional y estrategia territorial
El reconocimiento de “Hacemos” como fuerza política nacional por la Justicia Electoral Federal marca un hito crucial en la estrategia de Schiaretti. La obtención de este reconocimiento en siete provincias – Córdoba, Buenos Aires, San Luis, Jujuy, Mendoza, Tierra del Fuego y Catamarca – y la inminente aprobación en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, demuestra la capacidad del exgobernador para construir una estructura partidaria a nivel nacional. Esta estrategia territorial busca consolidar una base sólida para proyectarse a futuro, más allá de la actual polarización.
El proceso de consolidación del partido no ha estado exento de dificultades, especialmente en el caso de Santa Fe. La disputa con el gobernador Omar Perotti por el uso del nombre “Hacemos” demuestra la complejidad del escenario político y la necesidad de afianzar la identidad propia del partido. Sin embargo, el dictamen favorable al espacio de Schiaretti ante el Tribunal Electoral de Santa Fe, sienta un precedente importante. El espacio de Schiaretti en Santa Fe, liderado por Claudia Giaccone, busca integrar la coalición de Unidos para Cambiar Santa Fe, liderada por Maximiliano Pullaro, un movimiento que evidencia la amplitud estratégica de “Hacemos”.
Schiaretti ha desplegado una activa agenda de viajes por el país, buscando reforzar la estructura del partido y tejer alianzas estratégicas. Sus apariciones públicas, incluyendo una reciente conferencia en Madrid donde habló sobre “la gestión de gobierno y su impacto en la imagen pública,” han contribuido a proyectar la imagen de “Hacemos” como una opción moderada y pragmática.
El desafío de posicionarse en un escenario polarizado
El principal desafío para Schiaretti reside en la polarización del electorado argentino entre los bloques kirchneristas y los libertarios. Los operadores del partido de Schiaretti reconocen abiertamente la dificultad de lograr un crecimiento significativo en medio de este enfrentamiento. Sin embargo, apuntan al futuro: “la política no es solo el presente”, argumenta un peronista cordobés cercano a Schiaretti, “También hay que mirar el futuro.”
La estrategia de Schiaretti se basa en la idea de que la polarización puede relajarse con el tiempo, abriendo espacios para un partido que se presente como una alternativa más moderada y que pueda construir consensos. La asunción de Cristina Kirchner como presidenta del PJ nacional podría ser, irónicamente, un factor que ayude a que muchos peronistas no kirchneristas se inclinen por la propuesta de Schiaretti.
El hecho de que Schiaretti no sea candidato en las próximas elecciones legislativas refuerza su intención de liderar un espacio nacional sin involucrarse en las contiendas electorales inmediatas. Es una decisión que busca evitar las potenciales derrotas en el contexto actual y dejar espacio para que otras figuras representen el partido. Su objetivo principal es construir “Hacemos” como un proyecto a largo plazo con vistas a las elecciones presidenciales futuras.
Perspectivas futuras y posibles alianzas
Si bien el espacio político que representa “Hacemos” se enfrenta a una fuerte polarización, la estrategia del exgobernador apunta a consolidar su posición como un jugador importante en el mediano y largo plazo. Su objetivo parece ser ir más allá de la actual configuración bipolar.
En este contexto, las alianzas estratégicas se presentan como un factor clave para el éxito. La posibilidad de incorporar dirigentes tanto del peronismo no kirchnerista como del espacio de Juntos por el Cambio es una opción real, si bien dependerá de las negociaciones políticas futuras. La experiencia de Schiaretti en la gestión pública, combinada con una imagen de político moderado, podrían facilitar estos acercamientos.
La decisión de Myrian Prunotto, vicegobernadora de Córdoba, de solo aceptar una candidatura acompañando a Schiaretti muestra la valoración de la figura del exgobernador en el seno del cordobesismo. Es un indicativo del peso que Schiaretti aún ostenta en Córdoba, que es fundamental para la consolidación de su proyecto nacional. Sin embargo, se plantean desafíos. La posible candidatura de Miguel Siciliano, un peronista puro, a la cabeza de la lista en Córdoba en 2025, representa un nuevo desafío para el espacio “Hacemos.” El camino hacia la consolidación del partido en Córdoba y la estrategia electoral en todo el país se presentarán como retos relevantes para Schiaretti en el futuro.
En conclusión, la consolidación del partido “Hacemos” y el crecimiento de la influencia de Schiaretti representan un factor a considerar en el escenario político argentino. Si bien la actual polarización configura un escenario complejo para la expansión del partido, la estrategia de largo plazo, basada en la construcción territorial, alianzas estratégicas y el rechazo a la polarización, podrían conducir al éxito del proyecto de Schiaretti. El tiempo mostrará si este tercer espacio es capaz de superar el actual bipartidismo y transformarse en una opción de gobierno viable para el futuro.