El gobernador Axel Kicillof se enfrenta a una dura prueba en la Legislatura bonaerense para la aprobación del Presupuesto 2025. La oposición, en bloque, resiste a dar su visto bueno al proyecto presentado por el Ejecutivo, mientras que los gremios y algunos intendentes del oficialismo presionan por una pronta sanción. La pulseada política tiene a la provincia en vilo, con el riesgo latente de un default si no se llega a un acuerdo antes de fin de año.
Un presupuesto con olor a ajuste
El proyecto de Presupuesto 2025 presentado por Kicillof contempla un importante ajuste en el gasto público, con recortes en áreas clave como salud, educación e infraestructura. La oposición argumenta que este ajuste es excesivo y que impactará negativamente en la calidad de los servicios públicos. Además, cuestionan la falta de transparencia en la asignación de recursos y la discrecionalidad que el gobierno se reserva para aumentar impuestos.
Por su parte, desde el oficialismo defienden el proyecto como necesario para equilibrar las cuentas públicas y afrontar la deuda heredada de la gestión anterior. Argumentan que el ajuste es inevitable para evitar un default y que las medidas propuestas son las menos dolorosas posibles.
La oposición dividida, pero unida en el reclamo
Juntos por el Cambio, principal fuerza opositora en la Legislatura, se muestra dividida en cuanto a la estrategia a seguir. Algunos sectores proponen rechazar el presupuesto de plano, mientras que otros se inclinan por negociar algunas modificaciones. Sin embargo, todos coinciden en la necesidad de que el gobierno provincial dé marcha atrás con el ajuste propuesto y aumente la inversión en áreas sociales.
Los intendentes opositores también se han sumado al reclamo, exigiendo mayores recursos para los municipios. En particular, piden que se les garantice una participación en la recaudación impositiva que les permita afrontar los gastos locales sin depender exclusivamente de los fondos provinciales.
Los gremios, entre la espada y la pared
Las centrales sindicales, tanto la CGT como las dos CTA, se encuentran en una posición incómoda. Por un lado, reconocen la necesidad de aprobar un presupuesto para evitar el default. Por otro lado, no pueden dejar de lado los reclamos de sus bases, que se verán afectadas por el ajuste propuesto por Kicillof. En las últimas horas, han endurecido su postura y amenazan con medidas de fuerza si el gobierno no modifica el proyecto.
La presión de los gremios docentes es particularmente fuerte, ya que el presupuesto contempla una reducción en la inversión educativa. Los docentes exigen que se les garantice un salario digno y que se destinen mayores recursos a la infraestructura escolar.
Kicillof busca aliados
Ante la resistencia de la oposición, Kicillof ha intensificado las negociaciones con los intendentes del oficialismo, buscando asegurar los votos necesarios para la aprobación del presupuesto. Les ha prometido mayores recursos para las obras públicas en los municipios y una mayor participación en la toma de decisiones.
Sin embargo, algunos intendentes del peronismo se muestran reticentes a apoyar el proyecto sin modificaciones. Consideran que el ajuste propuesto es demasiado profundo y que afectará negativamente a sus comunidades.
¿Negociación o imposición?
Con el reloj corriendo y la amenaza del default cada vez más cerca, Kicillof se encuentra en una encrucijada. Si cede a las presiones de la oposición y los gremios, deberá modificar sustancialmente el proyecto de presupuesto, lo que podría poner en riesgo la estabilidad fiscal de la provincia. Si, por el contrario, se mantiene firme en su postura, corre el riesgo de que el presupuesto sea rechazado, lo que sumiría a la provincia en una crisis institucional sin precedentes. En las próximas horas se definirá el futuro de la provincia.
La posibilidad de un default genera preocupación en todos los ámbitos. Un escenario de cesación de pagos tendría consecuencias devastadoras para la economía provincial, con una posible caída en la inversión, aumento del desempleo y una mayor inflación.
La presión de los mercados financieros también se hace sentir. La falta de acuerdo en la Legislatura podría llevar a una baja en la calificación crediticia de la provincia, lo que dificultaría el acceso a financiamiento en el futuro.
En este contexto de incertidumbre, la sociedad bonaerense espera con ansias una solución al conflicto. La aprobación del presupuesto es crucial para garantizar la continuidad de los servicios públicos y el desarrollo de la provincia.
Las próximas horas serán decisivas. El gobernador Kicillof deberá demostrar su capacidad de negociación para lograr un acuerdo que satisfaga a todas las partes. De lo contrario, la provincia podría enfrentar un escenario de crisis con consecuencias impredecibles.