¡Indignante! En Córdoba, la delincuencia no conoce límites, ni siquiera dentro de la propia Policía. Un cabo, José Adolfo Guzmán, ha sido detenido por el presunto robo de un celular y un perfume importado durante un operativo policial tras un millonario golpe comando. ¿Cómo podemos confiar en aquellos que juraron protegernos cuando se convierten en los propios ladrones?
Mientras una banda de delincuentes profesionales desvalijaba una distribuidora en el barrio Yofre H, llevándose la friolera de nueve millones de pesos, este “oficial” de la ley, cual zorro en el gallinero, aprovechó el caos para cometer sus fechorías. Un acto deleznable que no solo mancha el uniforme policial, sino que también escupe en la cara de la sociedad cordobesa que día a día lucha contra la inseguridad.
El fiscal Andrés Godoy, un hombre con las agallas bien puestas, imputó a Guzmán por hurto calamitoso agravado y abuso de autoridad, ¡y que caiga todo el peso de la ley sobre este malhechor! Pero la podredumbre no termina ahí. Un comisario inspector también está en la mira por su sospechosa demora en la entrega del procedimiento, lo que podría haber encubierto el accionar de Guzmán. ¿Complicidad? ¿Negligencia? La justicia deberá determinar la verdad.
Un escándalo que salpica a toda la fuerza
Este nuevo caso de corrupción policial no es un hecho aislado. En los últimos tiempos, hemos visto una seguidilla de escándalos que involucran a uniformados en delitos de todo tipo. ¿Qué está pasando en la Policía de Córdoba? ¿Falta de control? ¿Impunidad? ¿O acaso la institución misma está contaminada por la delincuencia?
La sociedad exige respuestas. No podemos permitir que aquellos que deben protegernos se conviertan en la amenaza. El accionar de Guzmán no solo es un delito, es una traición a la confianza pública, una bofetada a la honestidad de los miles de policías que día a día arriesgan sus vidas para cumplir con su deber.
Exigimos una purga en la fuerza. Los malos elementos deben ser erradicados. La impunidad no puede ser la regla. Necesitamos una Policía transparente, honesta y comprometida con la seguridad de los ciudadanos, no con el enriquecimiento ilícito.
¿Robo por necesidad o por codicia?
Algunos dirán que Guzmán robó por necesidad, que los bajos salarios policiales lo empujaron al delito. ¡Puras patrañas! Un policía, por más mal pago que esté, tiene la obligación de ser honesto. El uniforme no da derecho a robar, la placa no es un salvoconducto para la delincuencia.
Este caso apesta a codicia, a una falta de ética y moral aberrante. Un perfume importado de 200 mililitros, un celular de última generación… ¿acaso Guzmán no tenía suficiente con su sueldo? Parece que para algunos, la tentación de lo ajeno es más fuerte que el honor y la decencia.
La justicia debe actuar con mano dura
El fiscal Godoy tiene la responsabilidad de hacer justicia. No podemos permitir que este caso quede impune. Guzmán debe ser condenado con todo el rigor de la ley, para que sirva de ejemplo a otros policías corruptos. La cárcel es el lugar para los delincuentes, sin importar si visten de uniforme o de civil.
Pero la responsabilidad no termina con Guzmán. Los jefes policiales también deben rendir cuentas. ¿Cómo es posible que un policía robe durante un operativo sin que nadie se dé cuenta? ¿Dónde estaba el control? ¿Dónde estaba la supervisión? Alguien debe responder por esta negligencia.
Este caso es una vergüenza para la Policía de Córdoba, una mancha que no se borra fácilmente. Es hora de limpiar la casa, de sacar a los corruptos y a los ineptos. La sociedad exige una Policía que esté a la altura de las circunstancias, una Policía que proteja y no que robe, una Policía que inspire confianza y no miedo.
El ministro de Seguridad debe tomar cartas en el asunto. No basta con detener a Guzmán, hay que ir más allá. Hay que implementar medidas para prevenir la corrupción policial, para mejorar la formación de los efectivos, para fortalecer el control interno. Solo así podremos recuperar la confianza en la institución.
¡Basta de impunidad! ¡Basta de corrupción! ¡Justicia para las víctimas del robo y para la sociedad cordobesa que se siente traicionada por aquellos que deben protegerla!