¡Indignante! El Gobierno de Milei le da la espalda a nuestros abuelos, condenándolos a una lenta agonía sin medicamentos. Mientras los jubilados se movilizan en las calles, exigiendo una auditoría a los laboratorios que se llenan los bolsillos a costa de su salud, el PAMI impone trabas burocráticas para acceder a los medicamentos esenciales. ¿Es esta la libertad que prometieron?.
Jubilados en pie de guerra: ¡No nos rendiremos!
La situación es crítica. Miles de jubilados se congregaron frente al PAMI, con la angustia y la desesperación pintadas en sus rostros. Sus voces, cargadas de indignación, se alzaron para denunciar el ajuste brutal en la cobertura de medicamentos. “Nos están matando de a poco”, exclamó Milda, una jubilada de La Matanza, con lágrimas en los ojos. “Con la mínima no me alcanza ni para la mitad de los remedios que necesito”. Las historias de sufrimiento se repiten, una tras otra, mostrando la cruda realidad que enfrentan nuestros mayores.
Guillermo Romero, un jubilado de Ituzaingó, no se guardó nada: “Esto es un genocidio. La CGT debe responder con contundencia y frenar este atropello”. La bronca y la impotencia se palpan en el ambiente. Los jubilados, que con esfuerzo aportaron toda su vida al sistema, ahora se ven abandonados a su suerte por un gobierno insensible.
¿Quiénes se benefician con este ajuste?
Mientras los jubilados se ven obligados a elegir entre comer o medicarse, la industria farmacéutica celebra ganancias siderales. Sus ganancias se dispararon un 332,9% en el último año, alcanzando la escandalosa cifra de 3.080 millones de dólares. ¿Cómo es posible que el precio de los medicamentos aumente hasta un 1000% mientras nuestros abuelos no pueden acceder a ellos? La respuesta es simple: la especulación y la avaricia de los laboratorios, amparados por un gobierno que prioriza los negocios por encima de la salud de la gente.
Ante esta situación escandalosa, Guillermo Romero propone una solución contundente: “Hay que auditar a los laboratorios. Que la UBA, con sus técnicos y los trabajadores de los laboratorios, investigue cuánto cuesta realmente producir los medicamentos”. Es hora de transparentar los números y desenmascarar a los verdaderos responsables de este saqueo a la salud pública.
El PAMI, cómplice del despojo
El PAMI, lejos de proteger a los jubilados, se ha convertido en un instrumento del ajuste. El nuevo “subsidio social” es una burla: exige trámites engorrosos e impone requisitos absurdos que excluyen a miles de personas que necesitan la cobertura del 100% en medicamentos. Esteban Leguizamo, director del PAMI, intenta justificar lo injustificable: “El PAMI tiene que financiar la demanda, y no la oferta”. En otras palabras, que se mueran los que no puedan pagar.
La eliminación del plan “Vivir Mejor”, implementado por el gobierno anterior, es una prueba más del desprecio de Milei por los adultos mayores. Mientras tanto, se despilfarran millones en publicidad oficial para intentar lavar la imagen del gobierno. ¿Hasta cuándo seguiremos tolerando esta injusticia?
La lucha continúa
Los jubilados no se dan por vencidos. A pesar de las dificultades, continúan movilizándose y organizándose para defender sus derechos. “No vamos a bajar los brazos”, asegura Marta, una jubilada que participa activamente en las protestas. “Seguiremos luchando por una jubilación digna y por medicamentos para todos”. Su ejemplo de resistencia nos inspira a seguir peleando por un país más justo e inclusivo. Es hora de que el gobierno escuche el clamor de nuestros abuelos y dé marcha atrás con este ajuste criminal.
La nacionalización de los laboratorios, bajo control de profesionales, trabajadores de la salud y jubilados, es una demanda que cobra cada vez más fuerza. Solo así se podrá garantizar el acceso a medicamentos esenciales para todos, sin importar su condición económica. El futuro de nuestros abuelos está en juego. No podemos permitir que el gobierno los condene a la miseria y al abandono. ¡La lucha continúa!