Tras meses de disputas legales y acusaciones cruzadas, el Ministerio de Capital Humano, a cargo de Sandra Pettovello, se vio obligado a reincorporar a 66 comedores comunitarios al Programa Alimentar Comunidad. La decisión, resultado de una orden judicial del juez Enrique Lavié Pico, representa una victoria para las organizaciones sociales que gestionan estos espacios y que habían denunciado al gobierno por la interrupción del suministro de alimentos a poblaciones vulnerables. El fallo judicial obliga al gobierno a garantizar el derecho a la alimentación, poniendo en evidencia las tensiones entre la administración de Javier Milei y los movimientos sociales.
La Justicia frena la política alimentaria del Gobierno
Objetivo: Detallar el contexto de la decisión judicial y las implicaciones para la política alimentaria del gobierno.
El juez Lavié Pico emitió la orden judicial tras un amparo presentado por la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS). Ambas organizaciones habían denunciado la exclusión sistemática de comedores y merenderos comunitarios del Programa Alimentar Comunidad, una política implementada por el Ministerio de Capital Humano desde febrero. La decisión del juez, que incluyó un ultimátum de 72 horas para la reincorporación de los comedores, representa un revés para la estrategia del gobierno de centralizar la asistencia alimentaria y eliminar la intermediación de las organizaciones sociales.
La ministra Pettovello, defensora de una política de asistencia directa a las familias vulnerables, argumentó que la exclusión de los comedores se basó en auditorías que revelaron irregularidades y la existencia de “comedores fantasma”. Sin embargo, el juez Lavié Pico desestimó estos argumentos, considerando que el derecho a la alimentación no puede ser condicionado a la discrecionalidad del gobierno. La orden judicial obliga a la reincorporación inmediata de los 66 comedores, gestionados por la organización El Amanecer de los Cartoneros, vinculada al dirigente social Juan Grabois.
Para el gobierno, la decisión judicial representa un desafío a su autoridad y a su política social. La ministra Pettovello ha manifestado su desacuerdo con la intermediación de las organizaciones sociales en la distribución de alimentos, argumentando que genera ineficiencia y corrupción. El fallo judicial, sin embargo, la obliga a reincorporar a los comedores de la UTEP al programa, lo que podría sentar un precedente para otros casos similares.
El conflicto entre el gobierno y las organizaciones sociales en torno a la asistencia alimentaria se enmarca en un contexto de creciente polarización política y social. Mientras el gobierno defiende una política de ajuste y reducción del gasto público, las organizaciones sociales denuncian un aumento de la pobreza y la necesidad de fortalecer las redes de contención social. La disputa por los comedores comunitarios es un capítulo más en esta confrontación, con la justicia actuando como árbitro en la defensa de los derechos de los sectores más vulnerables.
Más allá de las diferencias ideológicas y políticas, el fallo judicial pone de manifiesto la importancia de garantizar el derecho a la alimentación en un contexto de crisis económica y social. La reincorporación de los comedores comunitarios al programa Alimentar Comunidad asegura la provisión de alimentos a miles de personas en situación de vulnerabilidad, mitigando los efectos del hambre y la pobreza.
El cumplimiento de la orden judicial por parte del Ministerio de Capital Humano, aunque forzado, abre la posibilidad de un diálogo más constructivo entre el gobierno y las organizaciones sociales. La necesidad de coordinar esfuerzos para asistir a la población vulnerable podría generar un espacio de encuentro y cooperación, superando la lógica de la confrontación.
Sin embargo, la desconfianza y las acusaciones cruzadas entre ambas partes dificultan la construcción de un consenso. El gobierno insiste en la necesidad de auditar y controlar la gestión de los comedores, mientras que las organizaciones sociales denuncian una persecución política y la intención de desmantelar las redes de contención social.
El impacto en la población vulnerable
Objetivo: Analizar las consecuencias de la interrupción y la posterior reincorporación de los comedores en la vida de las personas que dependen de ellos.
La interrupción del suministro de alimentos a los comedores comunitarios tuvo un impacto directo en la vida de miles de personas en situación de vulnerabilidad. Familias enteras, en muchos casos con niños y ancianos a cargo, se vieron privadas de una fuente fundamental de alimentación, lo que agravó su situación de pobreza y precariedad. La reincorporación de los comedores al programa, aunque tardía, alivia en parte esta situación, garantizando al menos una comida diaria a quienes más lo necesitan.
Los comedores comunitarios no solo proveen alimentos, sino que también funcionan como espacios de contención social, organización comunitaria y promoción de derechos. La interrupción de sus actividades generó un vacío difícil de llenar en los barrios populares, donde la solidaridad y la ayuda mutua son fundamentales para la supervivencia.
La reapertura de los comedores, sin embargo, no resuelve por completo la problemática del hambre y la pobreza. La crisis económica y social que atraviesa el país requiere de políticas públicas integrales que aborden las causas estructurales de la desigualdad. La asistencia alimentaria, aunque necesaria, debe ser complementada con medidas que promuevan el empleo, la educación y el acceso a la salud.