Roberto Dromi, figura clave en las privatizaciones durante el gobierno de Carlos Menem, falleció a los 79 años. Su deceso, ocurrido tras una arritmia, marca el fin de una carrera política signada por profundas reformas estructurales y no exenta de controversias. Dromi, abogado de extensa trayectoria, dejó una impronta indeleble en la historia económica argentina, convirtiéndose en un símbolo del menemismo y sus políticas de liberalización.
El arquitecto de las privatizaciones
Como ministro de Obras Públicas durante parte del primer mandato de Menem (1989-1991), Dromi fue el artífice jurídico de las privatizaciones que transformaron el panorama de las empresas públicas en Argentina. Su participación fue fundamental en la redacción de la Ley 23.696 de Reforma del Estado (1989), que sentó las bases legales para la transferencia de empresas estatales a manos privadas. Telecomunicaciones, ferrocarriles, empresas de energía y YPF fueron algunos de los gigantes que cambiaron de manos durante este período.
Más allá de su rol ministerial, Dromi diseñó el marco legal e institucional para la privatización, cuidando cada detalle para garantizar su viabilidad. Fue una tarea compleja, considerando la magnitud de las empresas y la oposición que estas medidas generaron. El experto en derecho administrativo tuvo que navegar entre un proceso de desregulación económico y una estructura burocrática arraigada.
Su frase, “Nada de lo que deba ser del Estado seguirá en manos del Estado,” pronunciada en un acto público junto a Menem, se convirtió en un resonante lema que encapsula el espíritu de las transformaciones económicas de la época. Una afirmación que generó gran debate tanto en el momento como a lo largo de los años.
Más allá del menemismo: una larga trayectoria en la administración pública
La influencia de Dromi en la administración pública argentina se extendió mucho más allá de su etapa en el menemismo. Antes de su función ministerial, se desempeñó como intendente de La Plata durante la última dictadura militar y posteriormente como asesor jurídico en las Cámaras del Congreso. Su experiencia en el sector público fue amplia y diversa.
Incluso tras el fin del menemismo, Dromi continuó ejerciendo su influencia como consultor. Durante el kirchnerismo, asesoró al ministro de Planificación Federal, Julio De Vido, en temas relacionados con la regulación de empresas del Estado. Esta faceta demuestra su adaptabilidad y su conocimiento experto, independientemente del signo político del gobierno de turno.
En el año 2010, a través de su consultora DYSAN, intervino en la venta de gas licuado de Gas Natural Fenosa a Enarsa. Luego asesoró al exsuperministro kirchnerista Axel Kicillof en una suerte de ‘privatización híbrida’ de YPF, aunque la petrolera finalmente regresó a manos del Estado en el 2012.
Esta experiencia multifacética en la administración pública le permitió a Dromi desarrollar una perspectiva amplia de la política económica argentina, destacando su amplio conocimiento en materia de privatizaciones, regulaciones y derecho administrativo.
Controversias y legado
El legado de Dromi es indiscutible, pero también complejo y controversial. Sus acciones como artífice de las privatizaciones menemistas provocaron debates intensos y a menudo polarizados. Mientras algunos lo ven como un modernizador que impulsó el crecimiento económico a través de la inversión privada, otros critican el impacto social de esas decisiones, acusándolo de haber contribuido a la desigualdad y la precarización laboral.
Diversas investigaciones judiciales lo involucraron en casos de corrupción y enriquecimiento ilícito, aunque nunca fue condenado por ningún delito. Estas acusaciones ensombrecieron su carrera y alimentaron las controversias en torno a su figura. Es importante destacar que si bien se lo investigó judicialmente, jamás fue procesado ni condenado por ningún tribunal.
El fallecimiento de Roberto Dromi cierra un capítulo importante en la historia política y económica de Argentina. Su muerte abre una ventana para una profunda reflexión sobre las privatizaciones de los 90, su impacto a largo plazo, y el rol de los asesores y funcionarios públicos en la configuración del Estado argentino. Su legado, aunque motivo de discusión, es indudablemente parte crucial de la Argentina contemporánea.
Análisis del contexto histórico
El contexto de las privatizaciones menemistas fue un período de profundos cambios económicos en Argentina. El país buscaba integrar la economía global, reducir el tamaño del Estado y atraer inversión extranjera. Dromi se enmarcó en este paradigma. Sin embargo, la implementación de estas medidas tuvo consecuencias significativas, tanto positivas como negativas.
Los beneficios en términos de inversión y modernización de infraestructura fueron notables en algunos sectores, pero el impacto social, con la pérdida de empleos en empresas estatales y la concentración de poder en manos de unos pocos, sigue generando debate en la actualidad. La falta de regulación y control adecuadas en algunas de las privatizaciones generaron consecuencias negativas a largo plazo. Estas fueron algunas de las causas principales del cuestionamiento hacia la gestión de Dromi y de las políticas del gobierno de Menem.
La muerte de Roberto Dromi nos recuerda la importancia de una evaluación crítica y objetiva de las políticas públicas, así como de la transparencia y la rendición de cuentas en el ejercicio del poder. El legado de su trabajo sigue presente en el debate actual sobre la regulación de las empresas estatales y los modelos de desarrollo económico.