En la madrugada del domingo, en Goya, Corrientes, Carlos Andrés Bartlett, de 37 años, falleció camino al hospital tras ser atropellado en reiteradas ocasiones por un patrullero policial. Este suceso ha generado una intensa controversia, presentando dos versiones diametralmente opuestas: la de la policía, que alega legítima defensa, y la de la familia y testigos, quienes denuncian un uso excesivo de la fuerza y un procedimiento policial irregular.
Los hechos: Un atropello repetido
Según los informes policiales, Bartlett, quien padecía un brote psicótico según sus familiares, deambulaba por la calle portando dos cuchillos. En respuesta, un móvil policial intervino. Sin embargo, las imágenes de una cámara de seguridad privada muestran una secuencia impactante: el patrullero embiste a Bartlett en cuatro ocasiones distintas en un lapso de tres minutos y medio. Las imágenes muestran claramente el impacto repetido, incluso cuando Bartlett cae al suelo.
La versión policial sostiene que el accionar del patrullero fue justificado por la amenaza que Bartlett representaba, argumentando un peligro inminente para los agentes y la población circundante. Se afirma que el sujeto se negaba a soltar los cuchillos, incluso cuando el móvil ya lo había impactado.
Versiones contrapuestas: Familiares y testigos
La familia de Bartlett rechaza tajantemente la versión policial, denunciando un uso excesivo de la fuerza y una falta de procedimientos apropiados. Según los familiares, la policía no intentó desarmar a Bartlett o someterlo mediante otras técnicas menos letales, incluso en los momentos en los que estaba en el suelo e indefenso. La familia cuestiona si se utilizaron otras opciones de respuesta policial para manejar una persona con evidente crisis de salud mental.
Testigos presenciales apoyan el relato de la familia, afirmando que los agentes no realizaron intentos de negociación o desarme antes del uso del patrullero como arma. Testigos relataron la escena como violenta e innecesariamente agresiva. Afirman que los oficiales parecían más dispuestos a usar la fuerza letal que a implementar protocolos de contención o neutralización no violenta.
La Autopsia y el Paro Cardíaco
La autopsia practicada a Bartlett determinó que la causa de muerte fue un paro cardíaco no traumático, pese a presentar lesiones leves en las piernas. Esta conclusión genera aún mayor controversia. Mientras la policía sostiene que la muerte no fue consecuencia directa de sus acciones, la familia y varios expertos señalan que el estrés extremo producido por el atropello repetido, la violencia policial y el probable pánico que experimentó Bartlett, podrían haber desencadenado el paro cardíaco fatal.
Diversos especialistas en salud mental y medicina forense afirman que las situaciones de gran estrés y pánico son capaces de desencadenar eventos cardíacos, especialmente en personas con condiciones preexistentes. Esta hipótesis refuerza las dudas sobre la versión oficial, pues aunque no existan heridas letales directas por el atropello, la violencia del procedimiento pudo haber contribuido significativamente a la muerte.
Investigación Judicial y Consecuencias
La investigación del caso fue asignada a la Prefectura Naval Argentina para evitar cualquier conflicto de intereses o parcialidad. Dos agentes involucrados, el sargento primero Santiago Molina y el cabo Sergio Maciel, fueron desafectados de sus funciones mientras se desarrolla la investigación. El Ministro de Seguridad de Corrientes, Alfredo Vallejos, aseguró públicamente que se llevarán a cabo todas las acciones necesarias para esclarecer completamente los hechos.
La familia de Bartlett exige justicia y un juicio transparente. Diversas organizaciones de derechos humanos han expresado su preocupación por el caso, reclamando una investigación exhaustiva que investigue si existió una excesiva utilización de la fuerza o una falla grave en los protocolos policiales de actuación frente a personas con problemas de salud mental. Este caso pone sobre el tapete la necesidad de una reforma de las prácticas policiales en casos de crisis, y sobre la urgencia de entrenar a los agentes para la correcta intervención en situaciones que involucren personas con crisis psicológicas.
Debate abierto: Protocolos policiales y salud mental
El caso Bartlett reabre el crucial debate sobre los protocolos de actuación policial en casos que involucran personas con problemas de salud mental. Expertos insisten en la necesidad de una formación específica para que los agentes de seguridad puedan identificar y responder adecuadamente a situaciones de crisis, usando técnicas de contención, negociación y desescalamiento de la violencia, evitando el uso excesivo de la fuerza. La falta de esta preparación se refleja en este y muchos otros casos similares.
Es fundamental desarrollar una estrategia que priorice la vida y la seguridad de la persona en crisis, buscando primero la contención y la ayuda profesional, antes que el empleo de medidas que puedan derivar en consecuencias tan graves. Este caso exige una profunda reflexión sobre el rol de las fuerzas de seguridad y la urgente necesidad de optimizar sus protocolos para una respuesta eficaz y humanitaria.
El peso de una muerte evitable
La muerte de Carlos Andrés Bartlett es un trágico recordatorio de las consecuencias devastadoras que puede tener la falta de protocolos adecuados y la capacitación insuficiente en las fuerzas de seguridad. El caso evidencia un uso cuestionable de la fuerza letal, abriendo un debate que trasciende la investigación judicial específica para poner en tela de juicio la capacidad de respuesta policial frente a casos de salud mental. La responsabilidad de prevenir tragedias similares recae en el entrenamiento del personal, la revisión de los protocolos y la urgente necesidad de una mayor sensibilidad y capacitación en la atención a personas en crisis.