En un acto cargado de simbolismo, el presidente Javier Milei inauguró el primer hipermercado Coto en Mar del Plata, una ciudad emblemática de la costa argentina. Milei no solo cortó la cinta del imponente edificio de 52.300 metros cuadrados, sino que también proclamó el “fin del flagelo de la inflación”, un logro que, según él, es resultado directo de sus políticas económicas. Este evento, más allá de la apertura de un nuevo centro comercial, se convierte en un escenario donde se entrelazan la economía, la política y la percepción pública.
Un símbolo de la nueva era económica
Para Milei, la inauguración de este mega Coto no es solo un hito comercial, sino una representación tangible del “cambio profundo” que, según él, está experimentando Argentina. El presidente argumenta que la inversión de casi 50 millones de dólares y la creación de 815 empleos directos son una prueba irrefutable de la confianza que los inversores han depositado en su gestión. Además, destaca que este proyecto se concretó en tiempo récord, gracias a la colaboración entre el gobierno nacional y el municipal, liderado por el intendente Guillermo Montenegro.
Milei aprovechó la ocasión para dirigirse a los empresarios, instándolos a “no tener miedo” e invertir en el país, ya que su gobierno garantiza “el respeto irrestricto a la propiedad privada”. El presidente enfatizó que su administración está “sacándole los colmillos al Estado voraz”, y que la baja de impuestos y la eliminación de regulaciones son el camino para un crecimiento económico sostenible. “Los empresarios que vivían de algún decreto, no los vamos a extrañar”, sentenció, marcando una clara diferencia con las gestiones anteriores.
El fin de la inflación: ¿Realidad o discurso?
Uno de los puntos más controvertidos del discurso de Milei fue su proclamación del “fin del flagelo de la inflación”. El presidente aseguró que, gracias a sus medidas, los precios se han estabilizado e incluso han comenzado a bajar, lo que se traduce en una mejora en el poder adquisitivo de los argentinos. Sin embargo, esta afirmación contrasta con la realidad que perciben muchos ciudadanos, que aún enfrentan dificultades para llegar a fin de mes.
Milei atribuye la estabilidad de precios a la eliminación del “chamanismo económico” de los controles de precios y a la derogación de leyes como la Ley de Góndolas, que, según él, solo generaron “góndolas vacías”. El presidente defendió la competencia de mercados como el mecanismo natural para regular los precios y asegurar el abastecimiento. “Los que van a ganar plata serán los que sean eficientes”, aseguró, dejando en claro que su modelo económico se basa en la meritocracia empresarial.
El optimismo empresarial y la cautela de los consumidores
Alfredo Coto, fundador de la cadena de supermercados, se mostró eufórico por la inauguración de la sucursal más grande del país en Mar del Plata. Destacó la celeridad con la que se concretó el proyecto, gracias al apoyo del gobierno local y nacional. “En solo ocho meses, ya tenemos esta gran sucursal”, expresó con orgullo. Coto también resaltó que su empresa, que comenzó como un emprendimiento familiar en 1987, sigue manteniendo su esencia y su “compromiso de exportar e industrializar”.
A pesar del optimismo empresarial y del discurso triunfalista de Milei, la percepción entre los consumidores es más cautelosa. Si bien la apertura de un nuevo supermercado genera expectativas por la creación de empleos y la posibilidad de acceder a una mayor variedad de productos, la incertidumbre económica persiste. Muchos ciudadanos aún esperan ver resultados concretos en sus bolsillos antes de celebrar el “fin de la inflación”.
La inauguración del mega Coto en Mar del Plata se convierte así en un evento con múltiples lecturas. Para Milei, es un símbolo de la recuperación económica y la confianza empresarial. Para Coto, es una apuesta ambiciosa que consolida su liderazgo en el mercado. Para los consumidores, es una promesa de mejores tiempos que aún debe materializarse en la vida cotidiana. El tiempo dirá si este evento marca un verdadero punto de inflexión en la economía argentina o si se queda en un mero acto simbólico.