¡BOMBA! Javier Milei, el presidente argentino que llegó al poder con la promesa de dinamitar el statu quo, acaba de detonar una nueva polémica en Uruguay. En un discurso ante empresarios uruguayos, Milei no se guardó nada y calificó al Estado como una “asociación criminal”. ¡Sí, leyeron bien! Una declaración que incendió las redes sociales y generó un tsunami político en ambos lados del Río de la Plata.
Milei desata el caos en Uruguay: “El Estado es una asociación criminal”
El evento, organizado por la Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM) de Uruguay, se suponía que sería una celebración del liderazgo regional de Milei. Pero el presidente argentino, fiel a su estilo provocador, convirtió la ceremonia en un ring de boxeo político. Con la música de Nabucco de fondo, como si se tratara de una ópera bufa de la realidad, Milei lanzó su ataque frontal contra el Estado, comparándolo con una mafia que se lucra a costa de los ciudadanos.
Sus palabras resonaron como un trueno en el lujoso Hotel Radisson de Montevideo, donde empresarios uruguayos, algunos invitados y otros que pagaron cientos de dólares por un asiento en primera fila, escuchaban atónitos. El menú, que incluía salmón, pollo al horno y tarta de chocolate, quedó eclipsado por el banquete de frases incendiarias que Milei servía a la audiencia.
“Odio al Estado, porque el Estado es una asociación criminal violenta que vive de los impuestos”, rugió Milei ante el micrófono.
La polémica estaba servida. Afuera del hotel, dos grupos se enfrentaban en una batalla de consignas: un pequeño grupo de manifestantes protestaba contra Milei, acusándolo de “genocida de jubilados”, mientras que un puñado de jóvenes libertarios lo vitoreaban al grito de “¡Viva la libertad, carajo!”. Adentro, los empresarios, con la boca llena de salmón y la cabeza llena de dudas, se preguntaban si habían invertido bien su dinero.
Más allá de la polémica: el trasfondo del discurso de Milei
Pero más allá del show mediático y la controversia, ¿qué hay detrás del discurso de Milei? ¿Es solo una estrategia para llamar la atención o hay un trasfondo ideológico que lo sustenta? Para entenderlo, hay que analizar sus palabras con lupa, desentrañando el significado oculto de sus metáforas y referencias históricas.
Milei, autoproclamado “anarcocapitalista”, defiende una visión radical del liberalismo que busca reducir al mínimo la intervención del Estado en la economía y la sociedad. Para él, el Estado es un obstáculo para el progreso y la libertad individual, una entidad parasitaria que se alimenta del trabajo de los ciudadanos a través de los impuestos. Su solución: desmantelar el Estado y dejar que el mercado regule todos los aspectos de la vida.
Para justificar su postura, Milei recurrió a argumentos históricos y religiosos, comparando los impuestos con la esclavitud y citando a Moisés como ejemplo de liderazgo. “¿Qué es la esclavitud? Un impuesto del 100%”, preguntó retóricamente, estableciendo una analogía entre el sistema tributario moderno y la opresión de los pueblos antiguos. Una comparación que, como era de esperar, generó aún más controversia.
Milei también habló sobre la importancia de las instituciones para el crecimiento económico, aunque su definición de “instituciones” difiere de la tradicional. Para él, las instituciones no son las estructuras del Estado, sino las normas y valores que rigen la sociedad. Y en su visión, los valores de Occidente, con Israel como base, son los únicos que garantizan la prosperidad y la libertad.
Un discurso plagado de contradicciones, como su propia figura: un economista que cita la Biblia, un político que detesta la política, un líder que busca destruir el Estado que preside. Una ensalada ideológica que, sin embargo, ha logrado seducir a una parte importante de la sociedad argentina, cansada de la corrupción y la ineficiencia del sistema.
Reacciones y repercusiones internacionales
Las declaraciones de Milei no pasaron desapercibidas en la escena internacional. La prensa uruguaya se hizo eco de la polémica, destacando el tono confrontativo del presidente argentino y sus críticas al Mercosur. En Brasil, el presidente Lula da Silva, un férreo defensor del Estado y la integración regional, seguramente no habrá recibido con agrado las palabras de Milei. Y en Argentina, la oposición política aprovechó la ocasión para criticar al gobierno y acusarlo de aislar al país en el escenario internacional.
En el ámbito académico, las opiniones están divididas. Algunos economistas liberales aplauden las ideas de Milei, mientras que otros las consideran peligrosas e inviables. Politólogos y sociólogos advierten sobre el riesgo de desmantelar el Estado y dejar a la sociedad a merced del mercado. Y en la calle, la gente común debate sobre el futuro del país, entre la esperanza de un cambio radical y el temor a lo desconocido.
Lo que está claro es que Milei ha logrado su objetivo: generar polémica y poner en el centro del debate su visión radical del Estado y la sociedad. Una visión que, guste o no, está cambiando las reglas del juego político en Argentina y la región.