Mendoza, la tierra del sol y del buen vino, se ha convertido en un imán para aquellos que buscan una vida más tranquila y conectada con la naturaleza. Entre las majestuosas montañas de los Andes, esta provincia argentina ofrece un ritmo de vida diferente, una cultura rica en tradiciones y una calidez humana que conquista a quienes la visitan. En este artículo, les presentamos las historias de tres extranjeros que, dejando atrás sus países de origen, encontraron en Mendoza un nuevo hogar.
Cindy Zhou: Una Navidad inesperada en Godoy Cruz
Cindy Zhou, originaria de la bulliciosa Shanghái, jamás imaginó que una cena navideña en Godoy Cruz cambiaría el rumbo de su vida. Huyendo de las estrictas cuarentenas impuestas por la crisis del COVID-19 en China, Cindy y su esposo emprendieron un viaje por América en busca de un lugar donde echar raíces. Tras un paso fugaz por Buenos Aires, la curiosidad los llevó a Mendoza, donde el destino les tenía preparada una grata sorpresa.
Llegaron a la provincia en la víspera de Navidad, sin conocer a nadie. Mientras revisaban su alojamiento, encontraron en Facebook una invitación abierta a una cena navideña organizada por una vecina de Godoy Cruz. La calidez y hospitalidad con la que fueron recibidos los conmovió profundamente. La mesa repleta de delicias tradicionales argentinas, el espíritu festivo y la compañía de desconocidos que los hicieron sentir como en familia, fueron la señal que necesitaban para darse cuenta de que habían encontrado su lugar en el mundo, su nuevo hogar.
Hoy, Cindy trabaja de forma remota para una empresa de inteligencia artificial, disfrutando de la tranquilidad y la belleza de Mendoza. La amabilidad de sus vecinos, el clima seco y la serenidad del entorno la han conquistado por completo. “Me siento tan tranquila aquí”, confiesa Cindy, con una sonrisa que refleja la paz que ha encontrado en los Andes mendocinos.
Shanika Thomaston: Un comienzo accidentado con final feliz
La historia de Shanika Thomaston, estadounidense de nacimiento pero con raíces alemanas, es un ejemplo de perseverancia y adaptación. La crisis del COVID-19 y el alto costo de vida en Estados Unidos la llevaron a emigrar junto a su esposo y sus tres hijos. Tras un intento fallido en Chile, un amigo les recomendó Mendoza, y la familia quedó enamorada a primera vista. Sin embargo, su llegada a la provincia estuvo marcada por una serie de infortunios.
Un cruce fronterizo complicado, una noche a la intemperie, la pérdida de su familia en el centro de la ciudad y un accidente doméstico que requirió atención médica de urgencia, pusieron a prueba la resistencia de Shanika. Pero a pesar de las dificultades iniciales, la solidaridad de los mendocinos y la belleza de la ciudad la convencieron de que estaba en el lugar correcto. “Mendoza es mucho más limpia, las aceras son más anchas y el aire es más fresco”, compara Shanika con su experiencia en Chile. “Hay un fuerte enfoque en la familia y la cultura, lo cual es muy importante para mí”.
Actualmente, Shanika y su familia se encuentran tramitando su residencia temporal, mientras disfrutan del paisaje y la tranquilidad de Mendoza. Aunque enfrentan el desafío de encontrar un alquiler adecuado, se mantienen optimistas y entusiasmados con su nueva vida en Argentina.
Sascha Jacobsen: El tango como puente hacia un nuevo hogar
Para Sascha Jacobsen, músico estadounidense apasionado por el tango, Mendoza representa la unión perfecta entre su amor por la música y su vida familiar. Su historia comenzó hace más de dos décadas, cuando conoció el tango en San Francisco y decidió dedicarse al contrabajo. A través de la música conoció a Andrea, una mendocina que se convertiría en su esposa y madre de sus dos hijos.
Tras años de visitas a Mendoza y una boda celebrada en la Casa de Gobierno, la familia decidió mudarse definitivamente a Chacras de Coria, Luján de Cuyo. La calidez de la gente, especialmente en las milongas mendocinas, facilitó la adaptación de Sascha. “La gente del tango me aceptó con amor”, recuerda con gratitud. “Todos tenían buena onda para charlar, para enseñarme la lengua”.
La imponente naturaleza mendocina, con sus montañas y paisajes únicos, también ha sido una fuente de inspiración para Sascha. El Parque Provincial Aconcagua y el Puente del Inca lo maravillaron desde el primer momento. Hoy, divide su tiempo entre Mendoza, California y Buenos Aires, donde continúa su carrera musical y disfruta de la vida familiar en su nuevo hogar.
Tres historias, tres culturas, un mismo destino: Mendoza. Estas experiencias demuestran que la búsqueda de una vida mejor puede llevarnos a lugares inesperados, donde la calidez humana, la tranquilidad y la conexión con la naturaleza se combinan para crear un nuevo hogar. Los Andes mendocinos se abren para recibir a quienes, como Cindy, Shanika y Sascha, se atreven a cruzar fronteras y construir un futuro en una tierra que los abraza con los brazos abiertos.