Un megaoperativo sin precedentes sacudió este lunes las entrañas del Complejo Carcelario de Bouwer, en Córdoba, desmantelando una intrincada red de “call centers” tumberos y narcotráfico que operaba desde el interior del penal. Más de mil efectivos de siete fuerzas de seguridad, equipados con tecnología de punta, incluyendo escáneres móviles, participaron en la requisa que se extendió por ocho horas, abarcando los cuatro pabellones masculinos y el femenino. El procedimiento, coordinado con precisión quirúrgica, arrojó resultados contundentes: celulares, drogas, dinero en efectivo y una serie de elementos prohibidos que evidencian la magnitud de las operaciones ilícitas que se llevaban a cabo bajo la sombra de la prisión.
Un arsenal tecnológico al servicio del delito
El saldo del operativo es impactante: 68 celulares, 24 cargadores, 11 plaquetas de cargadores, 41 cables USB, 18 chips, un microchip, nueve auriculares y cuatro fuentes de alimentación. Este arsenal tecnológico, encontrado en poder de los internos, desvela la sofisticación de la red de “call centers” tumberos que operaba desde Bouwer. Desde estos centros clandestinos, se orquestaban estafas telefónicas y virtuales que afectaban a ciudadanos desprevenidos en todo el país.
La presencia de chips y microchips indica una capacidad para clonar líneas telefónicas y suplantar identidades, lo que permitía a los delincuentes operar con impunidad. La cantidad de cargadores y fuentes de alimentación sugiere una actividad ininterrumpida, con turnos rotativos para mantener las comunicaciones las 24 horas del día. Los auriculares, por su parte, facilitaban la comunicación discreta entre los operadores de los “call centers” y sus cómplices en el exterior.
Drogas y dinero: la otra cara de la moneda
Pero el operativo no solo destapó la red de estafas virtuales. El hallazgo de 188 envoltorios de marihuana, 399 de cocaína y $777.400 en efectivo desvela la estrecha vinculación entre los “call centers” y el narcotráfico dentro de Bouwer. El dinero en efectivo, no autorizado para los internos, representa las ganancias ilícitas obtenidas a través de las estafas y la venta de drogas dentro del penal.
La droga, cuidadosamente fraccionada en dosis individuales, estaba lista para su distribución y consumo dentro del penal, alimentando un círculo vicioso de delincuencia y adicción. La coexistencia de estas dos actividades ilícitas –las estafas virtuales y el narcotráfico– sugiere la existencia de una organización criminal compleja y jerarquizada dentro de Bouwer.
Un golpe a la corrupción penitenciaria
El ministro de Justicia y Trabajo de Córdoba, Julián López, destacó la importancia del megaoperativo en el marco de la lucha contra la corrupción dentro del Servicio Penitenciario. El procedimiento, llevado a cabo con la colaboración de la Policía de la Provincia, Gendarmería Nacional y la Fuerza Policial Antinarcotráfico, buscaba “garantizar la seguridad de todos los internos y del personal penitenciario”, según indicó López.
El ministro resaltó el carácter “sigiloso” del operativo para evitar filtraciones y garantizar el efecto sorpresa. La utilización de escáneres móviles, tecnología de última generación para detectar objetos ocultos, fue clave para el éxito de la requisa. López señaló que se están evaluando “nuevos cambios” en el Servicio Penitenciario antes de fin de año, en línea con la política de “depuración” implementada por el gobernador Martín Llaryora.
La investigación del caso queda ahora en manos de la Justicia. La fiscalía de instrucción de José Mana investigará lo relacionado con los celulares, chips y “call centers” tumberos, mientras que la fiscalía de Carlos Cornejo analizará las redes de narcotráfico. No se descarta que las causas sean giradas a la fiscalía de Enrique Gavier, quien investiga la presunta connivencia de jefes penitenciarios con estas organizaciones criminales.
Este megaoperativo no solo desmanteló una importante red criminal que operaba desde la cárcel de Bouwer, sino que también envió un mensaje contundente: las autoridades están decididas a combatir la corrupción y la delincuencia dentro del sistema penitenciario, utilizando todos los recursos a su disposición. La magnitud del operativo y la cantidad de elementos secuestrados demuestran la gravedad del problema y la necesidad de continuar con las investigaciones para desarticular por completo estas organizaciones criminales.