¡Qué papelón, che! La marcha contra Milei del 5 de diciembre fue la fiesta del fracaso. Cuatro gatos locos gritando en Plaza de Mayo mientras los verdaderos pesos pesados de la CGT se reían en sus sillones de cuero. ¿Unidad opositora? ¡Ja! Más bien unidad para el ridículo. Parece que algunos prefieren el calorcito de la negociación a la fría realidad de la calle.
La CGT: ¿Confederación General del Temor?
Mientras los muchachos de las CTA y los movimientos sociales jugaban a la revolución en la Plaza, los capos de la CGT brillaban por su ausencia. ¿Miedo a Milei? ¿O miedo a perder sus privilegios? Parece que el diálogo con el Gobierno les sienta mejor que el olor a goma quemada. Daer, Acuña, ¿dónde estaban? ¿Contando los billetes del último acuerdo con la Casa Rosada?
Algunos dicen que la CGT está dividida. Yo digo que está domesticada. Se olvidaron de la lucha, de la defensa de los trabajadores. Ahora son socios del poder, cómplices del ajuste. ¿Y los trabajadores? Que se arreglen como puedan.
El gran ausente, por supuesto, fue Pablo Moyano. Parece que el muchachito se quedó sin amigos en la CGT. Después de que papá Hugo le bajara el pulgar al paro, Pablo quedó como novia de pueblo: vestida y alborotada. ¿Será que el apellido Moyano ya no asusta a nadie?
Milei: ¿El domador de leones sindicales?
Milei, el domador de leones, parece que les tiene bien agarrada la melena a los sindicalistas. Con la economía en terapia intensiva y las encuestas a su favor, el Gobierno se ríe de las protestas. Total, ¿quién le va a hacer paro a un presidente que tiene al pueblo de su lado?
Dicen que Milei está ordenando la macroeconomía. Yo digo que está ordenando a los sindicalistas a fuerza de billetazos y amenazas. La reforma laboral está a la vuelta de la esquina, y los muchachos de la CGT lo saben. Por eso prefieren negociar en silencio antes que pelear en la calle.
La pregunta del millón es: ¿hasta cuándo durará la paz sindical? ¿Aguantarán los gremios la presión de las bases? ¿O en algún momento se despertará el león dormido? Hagan sus apuestas, señoras y señores, porque el circo sindical argentino está que arde.
El futuro del sindicalismo: ¿Diálogo o lucha?
La marcha del 5 de diciembre dejó en claro que el sindicalismo argentino está en una encrucijada. ¿Diálogo o lucha? ¿Negociación o confrontación? El futuro del movimiento obrero depende de la respuesta a estas preguntas.
Algunos, como los muchachos de la CGT, apuestan al diálogo, a la convivencia pacífica con el poder. Otros, como las CTA y los movimientos sociales, creen que la lucha es el único camino. ¿Quién tendrá razón? Solo el tiempo lo dirá.
Lo que está claro es que el sindicalismo argentino necesita un cambio. Se acabó la época de los caudillos intocables, de los acuerdos a espaldas de los trabajadores. Es hora de una nueva generación de líderes sindicales, comprometidos con la defensa de los derechos laborales y la justicia social. ¿Aparecerán esos líderes? Ojalá que sí, porque el país los necesita.