El gobernador de Córdoba, Martín Llaryora, se enfrenta a un complejo escenario político en el que el auge de Javier Milei y la figura de Cristina Fernández de Kirchner representan importantes desafíos para el peronismo cordobés. En este contexto, Llaryora ha adoptado una estrategia que combina la defensa de los intereses de la provincia con un cuidadoso posicionamiento frente a las principales figuras políticas del país.
El desafío Milei: un reconocimiento estratégico
Llaryora ha reconocido públicamente el probable buen desempeño de la fuerza libertaria en las elecciones de 2025. Esta postura, a simple vista conciliadora, esconde una estrategia de gestión que prioriza la defensa de los intereses provinciales por sobre la confrontación directa con Milei. El gobernador busca mantener una postura de diálogo, al menos en apariencia, focalizándose en reclamar a la Nación los fondos e inversiones comprometidas para Córdoba. Esto le permite buscar un frente común con sectores cordobeses, incluso más allá del peronismo, que comparten la necesidad de defender el desarrollo provincial frente al gobierno nacional.
Esta estrategia contrasta con la fuerte confrontación que los caudillos peronistas cordobeses mantuvieron en el pasado con el kirchnerismo. Llaryora busca evitar un desgaste innecesario que pueda beneficiar al espacio libertario, al menos hasta que se acerquen los comicios.
El rechazo a Cristina Fernández de Kirchner: Una línea divisoria
La diferenciación con el kirchnerismo es otro pilar fundamental de la estrategia política de Llaryora. Sus críticas a la ex presidenta, como la afirmación de que “atrasa” y la necesidad de un recambio generacional dentro del peronismo, buscan distanciarse de una figura que genera rechazo en amplios sectores de la población cordobesa y más allá. Este alejamiento intenta fortalecer su imagen de renovación y modernidad dentro del peronismo, y es crucial para la construcción de su propio relato político independiente.
Estas declaraciones, aunque han sido interpretadas de diferentes maneras dentro del peronismo cordobés, ponen de manifiesto la voluntad de Llaryora de construir un camino propio, distinto al de Juan Schiaretti y, por lo tanto, diferenciándose de una figura tan polarizante como Cristina Fernández de Kirchner. Este movimiento estratégico busca atraer a sectores de la población cordobesa desencantados con la política nacional.
Construyendo el relato llaryorista: una gestión basada en la autonomía
Con una estrategia que prioriza la gestión y el desarrollo de Córdoba, Llaryora busca posicionarse como un gestor eficiente e independiente. El relanzamiento de programas sociales, la promoción del desarrollo industrial (ej. defensa de la Fábrica de Aviones), y la mejora en los resultados educativos en la provincia son algunos ejemplos que utiliza para mostrar un modelo de gestión propio, donde la autonomía y el pragmatismo son valores centrales. Este foco en la gestión busca contrarrestar el discurso nacional y generar un mensaje de esperanza y progreso para los cordobeses, en un contexto de incertidumbre económica y política.
Su gira por medios porteños y su aproximación a la iglesia evangélica son parte de esta estrategia de comunicación integral que busca penetrar sectores de la población más allá del electorado peronista tradicional. Busca consolidar un mensaje claro y consistente que lo diferencie del resto de las figuras políticas nacionales, un relato propio para el año electoral.
El desafío de la unidad peronista y las tensiones internas
La relación entre Llaryora y Schiaretti se mantiene como un factor clave, a pesar de que el distanciamiento con Cristina Fernández de Kirchner se observa como una forma de ganar autonomía dentro del peronismo. Si bien ambos comparten algunas posturas, las diferencias estratégicas en el posicionamiento político son visibles y pueden traer tensiones internas. Gestionar esta complejidad interna será esencial para que Llaryora conserve apoyo en la provincia y conserve su independencia política.
A pesar de que algunos sectores han expresado alivio ante la ausencia de decisiones que afecten directamente la administración nacional, los puntos clave que involucran a Córdoba en el presupuesto nacional continúan siendo una preocupación fundamental para la gestión del gobernador. El equilibrio entre la defensa de los intereses de Córdoba y la navegación en aguas turbulentas de la política nacional, serán esenciales para su futuro político.
El camino hacia 2025
El ascenso de Javier Milei representa un desafío significativo para el peronismo cordobés, y Martín Llaryora lo sabe. Su estrategia política, que combina el pragmatismo de la gestión con un cuidadoso posicionamiento político nacional, es una apuesta arriesgada pero necesaria. El éxito de esta estrategia dependerá en gran medida de su capacidad para articular un relato que resuene con la población cordobesa, manteniendo el equilibrio entre la defensa de los intereses provinciales y la navegación de la compleja política nacional.
El futuro político de Llaryora estará íntimamente ligado a su habilidad para construir un relato propio, alejado de la polarización nacional y fuertemente anclado en la gestión eficiente y en la defensa de los intereses de Córdoba. En el turbulento mar de la política argentina, Llaryora busca navegar con cautela y lograr la estabilidad política que le permita fortalecer su imagen en vistas a las próximas elecciones.