La Libertad Avanza, el partido que irrumpió en la escena política argentina con la fuerza de un tsunami, se encuentra sumido en una guerra interna que amenaza con fracturarlo. A simple vista, la victoria electoral parece aplastante, pero bajo la superficie, la lucha por el poder es encarnizada, con dos figuras centrales: la hermana del líder, Karina Milei, y su estratega estrella, Santiago Caputo. Esta batalla no solo se libra en las sombras de la política nacional, sino que tiene fuertes ramificaciones en provincias clave como Córdoba, donde las alianzas y las traiciones se suceden a un ritmo vertiginoso.
El enfrentamiento Milei-Caputo: una batalla por el control
La rivalidad entre Karina Milei y Santiago Caputo es un secreto a voces. Mientras Karina, Secretaria General de la Presidencia, opera con el apoyo de los Menem, tejiendo alianzas estratégicas que parecen beneficiar sus intereses personales, Caputo, desde su rol de asesor principal, busca consolidar un ala dura dentro del partido, alejada del ‘establishment’ político. El choque de estas dos estrategias representa, en realidad, dos modelos diferentes de hacer política: uno basado en el pragmatismo, las relaciones personales y la consolidación de lazos con figuras tradicionales del poder, y otro centrado en un discurso combativo, dirigido a un sector más radical del electorado.
El enfrentamiento es visible en la manera en que ambos manejan las designaciones. La ubicación de Sharif Menem, sobrino de Martín Menem, en la conducción de la Juventud Libertaria es una muestra clara del estilo de Karina: alianzas convenientes y sin escrúpulos, incluso si eso implica incorporar figuras tradicionalmente asociadas a la ‘casta’ que Milei tanto critica. Por el contrario, Caputo apuesta por un liderazgo más orgánico, con raíces en el sector libertario más puro, lo que queda demostrado en la resistencia de la facción liderada por el influencer “El Gordo Dan”, a quien muchos consideran un títere de Caputo.
La disputa por el control del armado político, que ya se manifestó con las discusiones por la elección de candidatos en varias provincias, ha llegado a un punto de quiebre. Se rumorea que la presentación de la Fundación Faro, presidida por Agustín Laje, una entidad claramente más cercana a Caputo, es una respuesta al estilo menos ideológico de Karina y a la influencia de los Menem.
El escenario cordobés: una batalla regional con implicaciones nacionales
Córdoba, un bastión del peronismo, se ha convertido en un campo de batalla para La Libertad Avanza. La decisión de Karina de imponer a Gabriel Bornoroni como único armador oficial ha generado malestar entre otros referentes importantes, como Verónica Sikora, que ha desarrollado una organización paralela con el aval directo de Javier Milei, y que ha sido completamente ignorada en las decisiones de Karina y Menem.
Esta estrategia, similar a la aplicada a nivel nacional, intenta centralizar el poder, sofocando voces disidentes y potencialmente generando una fractura definitiva en la provincia. El éxito de Bornoroni, un político de bajo perfil sin mayor presencia pública, parece responder más a una estrategia de control por parte de Karina que a una genuina búsqueda de un candidato fuerte en Córdoba.
La incapacidad de generar una unidad real en la provincia amenaza con minar el crecimiento de La Libertad Avanza en este distrito estratégico para las elecciones presidenciales del 2025. Mientras la disputa se agrava, la oportunidad de consolidar un bastión anti peronista se diluyen en las peleas internas.
El objetivo estratégico de dominar Córdoba implica el control de recursos financieros y la organización territorial necesaria para una campaña electoral sólida. Mientras la interna continúa, los recursos se disipan, y las organizaciones paralelas compiten por adeptos, debilitando a todo el partido.
Las consecuencias de la guerra interna: ¿un partido fracturado?
Las tensiones internas en La Libertad Avanza, tanto a nivel nacional como provincial, amenazan con debilitar al partido y facilitar el triunfo de sus adversarios. Mientras la dirigencia se centra en las disputas de poder, sus adversarios pueden posicionarse políticamente y atraer a electores desencantados con la falta de unidad interna.
La imagen pública del partido podría sufrir daños irreparables. La aparente falta de cohesión puede alejar a los votantes, que buscan estabilidad y confiabilidad en sus líderes. El constante escándalo daña la imagen y genera incertidumbre.
La falta de una estrategia unificada podría llevar a una derrota en las elecciones de 2025, desmoralizando a la base y fragmentando el partido para siempre. La crisis es mucho más profunda que una simple pelea entre personajes: refleja una falta de visión estratégica y una profunda debilidad institucional.
Javier Milei deberá actuar en consecuencia y tomar medidas drásticas para evitar una hecatombe electoral. Hasta ahora, la poca reacción del líder de LLA sugiere que la lucha interna lo beneficia políticamente, aunque el escenario está listo para explotar.
un futuro incierto para la fuerza libertaria
La guerra interna de La Libertad Avanza es una amenaza latente que el partido debe superar para aspirar al poder en 2025. La lucha entre Karina Milei y Santiago Caputo, con sus ramificaciones en Córdoba y en todo el país, evidencia la falta de madurez política y la dificultad de construir una estructura partidaria sólida, una tarea de suma complejidad, y crucial para el futuro del proyecto libertario en Argentina.