La inesperada y explosiva ruptura entre Javier Milei y su vicepresidenta, Victoria Villarruel, sacudió los cimientos del gobierno libertario. ¿Se trata de una grieta irreconciliable que amenaza con fracturar el espacio político, o solo una maniobra estratégica con miras a las próximas elecciones? Amarillo “Polémica” Pérez analiza esta compleja situación, sin pelos en la lengua, desde su particular óptica sensacionalista.
La ‘mancha venenosa’ según la mesa chica
Según fuentes del entorno presidencial, la decisión de marginar a Villarruel de las decisiones ejecutivas se tomó en los primeros días de diciembre, antes incluso de la asunción oficial. La expresión “mancha venenosa”, utilizada off the record por un miembro del equipo de transición, describe a la perfección la preocupación por la imagen de Villarruel, su discurso sobre la ‘memoria completa’, que muchos consideran demasiado extremo y perjudicial para la imagen del gobierno.
La estrategia de aislarla, según estas fuentes, fue ideada por la hermana de Milei, Karina, y Santiago Caputo, principales armadores del nuevo gobierno. La razón: evitar que el discurso de Villarruel, demasiado frontal sobre los temas de la dictadura, contaminara el incipiente “veranito económico” que empezaba a proyectarse.
Se especula, además, que las ambiciones individuales de Villarruel en las últimas etapas de campaña también provocaron roce con la mesa chica. Su estilo personal, con apariciones individuales y apropiaciones tempranas de posibles responsabilidades ministeriales, habrán sido otras de las causas de la ruptura.
El sueño de ‘Victoria 2027’ y el riesgo de la fractura
El detonante final de la crisis, sin embargo, podría haber sido el rumor, confirmado por fuentes cercanas a Villarruel, de sus intenciones de lanzarse como candidata presidencial en 2027. Una estrategia inteligente, según estas fuentes, dado que Villarruel goza de buena imagen en las encuestas y no sufriría el desgaste económico que puede perjudicar a Milei.
La respuesta de Milei fue fulminante: Villarruel, según dijo, está “más cerca de la casta” y no participa en las decisiones de gobierno. El mensaje no deja lugar a dudas. La estrategia de Milei y su entorno es clara: evitar que la imagen de Villarruel empañe sus logros y le quite protagonismo en el espacio político libertario.
Sin embargo, las últimas encuestas revelan un dato alarmante para el gobierno: el apoyo a Villarruel entre los votantes libertarios es considerable. Este sector no está dispuesto a apoyar una posible candidatura de Milei sin Villarruel como una opción disponible.
El riesgo para Milei y su equipo es grande. La división interna podría provocar una fractura en su base electoral, y Villarruel, con un proyecto propio para 2027 y el apoyo de senadores desencantados con el entorno de Milei, podría convertirse en una seria amenaza electoral.
El futuro: ¿un pacto o la guerra abierta?
El culebrón Milei-Villarruel continúa. Las fuentes cercanas a Villarruel hablan de la necesidad de “desacelerar el conflicto” y de “sellar un nuevo pacto”. No hay razones de fondo para la ruptura, aseguran, aunque reconocen que el carácter de Milei y su tendencia a la confrontación son un factor crucial en este escenario.
Sin embargo, las acciones de Villarruel, incluyendo su acercamiento a figuras del establishment y la construcción de un nuevo proyecto político, demuestran que no renunciará fácilmente a su rol en el espacio libertario. La respuesta contundente del presidente indica que, por el momento, el pacto parece roto. La posibilidad de una candidatura presidencial de Villarruel para 2027 la consolida como una opción dentro del electorado libertario, más allá de la fractura con Milei.
Mientras tanto, el gobierno enfrenta una gran incertidumbre. Una interna que escala podría perjudicar aún más las elecciones del 2027, generando división y dando lugar a posibles alianzas con la oposición. El futuro de la relación Milei-Villarruel es incierto. Lo que está claro es que el sensacionalismo de este conflicto va a seguir generando ríos de tinta y mucha polémica.
“La teoría del caos permanente parece cerrarle a Milei, pero es un arma de doble filo. Podés pegar un pleno o pegarte un palazo.”
Las palabras de una fuente cercana a Villarruel dejan en evidencia la fragilidad del espacio libertario y las consecuencias de la batalla campal dentro del partido. El tiempo dirá si el gobierno apuesta por la confrontación total o si prioriza una conciliación para evitar un futuro incierto.