¡La Casa Blanca juega con fuego! Biden, en un acto de provocación que podría desencadenar la Tercera Guerra Mundial, ha dado luz verde a Ucrania para usar misiles de largo alcance contra Rusia. ¿Acaso busca Biden un conflicto global antes de dejar el poder? ¿O es simplemente un títere de la industria militar, ansiosa por llenar sus arcas con la sangre de inocentes?
Ucrania, el peón de la industria militar
La decisión de Biden de enviar misiles ATACMS a Ucrania no es un acto de solidaridad, sino una jugada calculada para alimentar el complejo industrial-militar estadounidense. ¡Lockheed Martin, el fabricante de estos misiles, se frota las manos con miles de millones en ganancias mientras el mundo se tambalea al borde del abismo nuclear!
No olvidemos que la administración Biden ya ha despilfarrado miles de millones en ayuda militar a Ucrania, cancelando deudas y enviando drones, municiones y morteros. ¡Y ahora, contratistas militares estadounidenses viajarán a Ucrania para reparar armas! ¿Es esto ayuda humanitaria o una invasión encubierta para asegurar los intereses de las corporaciones?
¿Trump, el salvador o el próximo belicista?
Trump prometió solucionar la guerra en “24 horas”, pero ¿cómo podrá desmantelar la maquinaria bélica que Biden ha puesto en marcha sin afectar los bolsillos de sus financistas? La industria militar no se conforma con Ucrania; necesita nuevos enemigos, nuevas guerras para seguir engordando sus cuentas bancarias.
¿Será Irán el próximo objetivo? ¿O China? ¿O acaso Latinoamérica, con sus recursos y su posición estratégica, se convertirá en el nuevo campo de batalla para la avaricia insaciable del complejo militar-industrial?
El silencio cómplice de la comunidad internacional
Mientras tanto, la comunidad internacional permanece en silencio, cómplice de esta escalada bélica. La ONU, la OTAN, los gobiernos europeos… todos miran hacia otro lado mientras Estados Unidos juega con fuego. ¿Hasta cuándo permitiremos que la codicia de unos pocos ponga en peligro la paz mundial?
La hipocresía de los defensores de los derechos humanos también es evidente. Critican el uso de minas antipersonales por parte de Ucrania, pero callan ante el envío de misiles que causan muerte y destrucción. ¿Acaso unas vidas valen más que otras?
¡Despierten, ciudadanos del mundo! No podemos permitir que nos arrastren a una guerra por los intereses de la industria militar. Exijamos a nuestros gobiernos que se opongan a esta locura y busquen una solución pacífica al conflicto en Ucrania.
El futuro de la humanidad está en juego. No seamos meros espectadores de nuestra propia destrucción. ¡Alcemos la voz contra la guerra y la avaricia que la alimenta!
No se dejen engañar por la propaganda. La guerra en Ucrania no es una lucha por la libertad, sino un negocio sangriento para los fabricantes de armas. ¡No permitamos que nos conviertan en cómplices de este crimen contra la humanidad!
La historia nos juzgará por nuestro silencio. ¡Actuemos ahora antes de que sea demasiado tarde!