La detención del exsenador Edgardo Kueider en Paraguay, cuando intentaba ingresar al país con 200.000 dólares sin declarar, destapó una olla a presión de corrupción y empresas fantasmas que salpica a la política argentina. La investigación judicial, liderada por la jueza Sandra Arroyo Salgado, ha revelado una trama de sociedades sin actividad real, domicilios falsos y posibles testaferros, que ponen en jaque la imagen del exlegislador y abren interrogantes sobre la cultura política del país.
Edekom S.A.: la empresa fantasma del hijo de Kueider
En el centro de la investigación se encuentra Edekom S.A., una empresa de consultoría en tecnología de la información fundada en diciembre de 2022 por Iván Haidar Kueider, hijo del exsenador. Esta compañía, con dos domicilios registrados en Buenos Aires, ha sido objeto de allanamientos por parte de la Gendarmería, que buscaba documentos y elementos electrónicos que pudieran arrojar luz sobre sus actividades. Sin embargo, los investigadores se encontraron con oficinas vacías, confirmando las sospechas de que se trataría de una empresa fantasma.
El hecho de que Edekom se fundara en 2022, año en el que Kueider no presentó sus declaraciones juradas, levanta aún más sospechas. Según fuentes judiciales, Edekom comparte similitudes con Betail, otra empresa vinculada al exsenador, que tampoco presenta balances ni actividad real. Ambas compañías podrían haber sido utilizadas para ocultar patrimonio y evadir impuestos.
Iván Haidar Kueider, de 31 años, figura como monotributista categoría F, dedicado a la publicidad y al hospedaje de datos. La justicia investiga si su rol en Edekom fue el de encubrir los negocios de su padre.
La red de testaferros y el contador clave
La investigación no se limita a Edekom. La jueza Arroyo Salgado también tiene en la mira a otras personas del círculo cercano de Kueider, como su exsecretaria privada, Iara Gilsen Costa; Rodolfo Daniel González, socio en Betail; y Ernesto Javier Rubel, amigo y exsocio. Todos ellos podrían haber actuado como testaferros, facilitando la ocultación de bienes y el lavado de dinero.
Un personaje clave en esta trama es el contador José Carlos Nogueras, quien habría aprobado los balances de Betail a pesar de la falta de actividad comercial. Su domicilio también fue allanado en busca de documentación que pruebe su participación en la maniobra.
El escándalo político y la expulsión del Senado
El caso Kueider desató un terremoto político en Argentina. Su expulsión del Senado, decidida por amplia mayoría, fue un hecho inédito que marcó un punto de inflexión en la forma en que se abordan los casos de corrupción en la política. El peronismo, en un movimiento inusual, se mostró enérgico en la condena al exsenador, mientras que el PRO y La Libertad Avanza intentaron minimizar el escándalo.
Las declaraciones del senador José Mayans durante la sesión de expulsión resonaron con fuerza: “Hubo una bandita que se dio vuelta para cobrar dinero y tener cargos a cambio de votar lo que quiere el Gobierno”, acusó, apuntando a la existencia de una trama de corrupción que trasciende las fronteras partidarias.
La corrupción: un mal endémico de la política argentina
El caso Kueider reabre el debate sobre la corrupción en la política argentina. ¿Se trata de un problema exclusivo del kirchnerismo, como se ha instalado en el discurso público en los últimos años, o es un mal endémico que atraviesa a todo el espectro político? La investigación sobre el pago de coimas por parte de la empresa Securitas a organismos estatales, que dio origen a la causa contra Kueider, sugiere que la corrupción es un fenómeno complejo que involucra a diferentes actores y partidos políticos.
La causa del dólar futuro, en la que Cristina Kirchner fue sobreseída recientemente, sirve como ejemplo de la selectividad de la justicia. Mientras que los funcionarios kirchneristas fueron investigados a fondo, las decisiones tomadas por el gobierno de Mauricio Macri que generaron una deuda millonaria para el Estado no fueron objeto de escrutinio. Esta disparidad en el accionar de la justicia alimenta la percepción de que la lucha contra la corrupción se utiliza como arma política.
En este contexto, la rápida reacción del peronismo en el caso Kueider se interpreta como un intento de romper con la narrativa que los asocia exclusivamente con la corrupción. La decisión de expulsar al exsenador, más allá de las acusaciones cruzadas y las chicanas políticas, podría ser un primer paso para desmontar un sistema que ha beneficiado a muchos durante décadas.