La celebración del 40 aniversario del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile, un hito diplomático gestado bajo la mediación papal de Juan Pablo II, estuvo marcada por una ausencia significativa: la del canciller argentino, Gerardo Werthein. Esta ausencia, decidida por el presidente Javier Milei, ha generado una ola de críticas y ha tensado las relaciones entre el gobierno argentino y el Papa Francisco, dejando interrogantes sobre el futuro de la diplomacia bilateral y el rol del Vaticano en la región.
El contexto del 40 aniversario: un hito de la diplomacia regional
El Tratado de Paz y Amistad, firmado en 1984 en la Sala Regia del Vaticano, representa un triunfo de la diplomacia y el diálogo. En medio de un conflicto latente entre Argentina y Chile por la soberanía del Canal de Beagle, la mediación del Papa Juan Pablo II fue crucial para evitar un enfrentamiento armado. El acuerdo, negociado con la intervención del cardenal Antonio Samoré, resolvió la disputa de manera pacífica, sentando un precedente para la resolución de conflictos internacionales.
La conmemoración del 40 aniversario, presidida por el Papa Francisco, tenía como objetivo no solo recordar este logro histórico, sino también reafirmar el compromiso con la paz y la cooperación regional. El discurso del Papa Francisco fue elocuente en su llamado a la resolución pacífica de conflictos, en un momento marcado por la tensión internacional y los múltiples conflictos armados en el mundo.
La ausencia de Argentina: un gesto con implicaciones políticas
La ausencia del canciller argentino, Gerardo Werthein, en la ceremonia del 40 aniversario ha sido interpretada por muchos como un desplante al Papa Francisco y un menosprecio hacia la tradición diplomática argentina. Aunque el gobierno argentino justificó la ausencia aduciendo un ‘desencuentro’ previo con Chile, muchos analistas ven esto como un intento de restar importancia a la histórica mediación papal.
El contraste entre la ausencia argentina en este evento y la participación de altos funcionarios argentinos en actos similares en el pasado resulta notable. En 2009, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner encabezó una delegación de alto nivel para celebrar el 25 aniversario del Tratado. Esta significativa diferencia resalta la compleja relación entre el gobierno actual y la Santa Sede.
La decisión de Milei de no enviar a Werthein al evento fue criticada por varios ex cancilleres argentinos de diferentes partidos políticos, quienes lo calificaron como un gesto “incomprensible” y un “menosprecio” a un evento tan relevante para la historia diplomática de la Argentina. Estos señalamientos plantean interrogantes sobre las prioridades de la política exterior del gobierno de Milei.
Las tensiones entre Milei y el Papa: un análisis de las relaciones
La relación entre el presidente Milei y el Papa Francisco ha mostrado altibajos en los últimos meses. Si bien hubo momentos de cordialidad inicial, como la visita de Milei al Vaticano durante la canonización de Mama Antula, la relación ha ido deteriorándose progresivamente. Las críticas del Papa a las políticas sociales del gobierno argentino, sobre todo, han tensado el diálogo entre ambas partes.
Algunos analistas señalan que las divergencias ideológicas entre el gobierno liberal de Milei y el Papa, que ha defendido consistentemente las políticas sociales, podrían ser la raíz del enfriamiento de las relaciones. Esta tensión podría extenderse más allá de la diplomacia bilateral y afectar otros ámbitos de cooperación entre Argentina y la Santa Sede.
Además de las diferencias políticas, también se especula sobre un malestar relacionado con la postura de la Iglesia Católica respecto al conflicto en Medio Oriente, especialmente las declaraciones del Papa sobre la situación en Gaza. La firme postura de Milei en apoyo a Israel podría contribuir al malestar con el Vaticano. Sin embargo, esto es solo una especulación.
La ausencia de Argentina en un evento tan importante como la conmemoración del tratado de paz con Chile, un hito diplomático que tuvo la mediación de la Santa Sede, no hace más que enrarecer la situación y poner en duda el nivel de respeto del gobierno de Milei hacia el Vaticano y hacia la política de paz que el Papa ha impulsado a lo largo de su pontificado.
Las implicaciones para la diplomacia argentina y el rol del Vaticano
El incidente ocurrido durante la celebración del tratado tiene amplias implicaciones para la política exterior argentina. El rol del Vaticano como mediador en conflictos internacionales en América Latina es innegable. La ausencia de la representación argentina a nivel de Cancillería podría dañar esta histórica relación, y comprometer futuras mediaciones papales en conflictos que involucren a Argentina.
La decisión de Milei de priorizar una relación con Israel, que, en muchos aspectos contradice la postura del Vaticano con respecto al conflicto palestino-israelí podría afectar negativamente las relaciones con la Santa Sede. La tensión entre ambos gobiernos afecta las negociaciones bilaterales, pero también la imagen internacional de la Argentina y el rol de la diplomacia papal en la región.
La ausencia argentina en el Vaticano ha generado preguntas sobre cómo se desarrollarán las relaciones entre el gobierno argentino y la Santa Sede en el futuro, particularmente con respecto a la posible visita del Papa Francisco a la Argentina en 2025. El gobierno actual necesita replantear su estrategia diplomática para evitar un mayor deterioro de las relaciones con el Vaticano, una institución con un largo y rico historial de mediación en América Latina.
El desafío de la diplomacia en un nuevo contexto
La ausencia de Argentina en la conmemoración del Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y Chile pone de manifiesto los desafíos de la diplomacia argentina en el contexto del gobierno de Javier Milei. El gesto de desplante al Papa Francisco, sea cual sea la justificación, abre interrogantes sobre la estrategia de la política exterior argentina y la relación entre el gobierno y el Vaticano en los años venideros.
El desafío para el gobierno actual radica en la posibilidad de recomponer el vínculo con la Santa Sede, esencial para las relaciones diplomáticas regionales e internacionales. Reconocer el rol histórico y continuo del Vaticano en la mediación de conflictos en América Latina es fundamental para salvaguardar los lazos bilaterales y garantizar la participación de Argentina en importantes iniciativas que promuevan la paz y la cooperación en la región.