La fallida sesión en la Cámara de Diputados para limitar el uso de Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte de Javier Milei expuso las profundas grietas internas del peronismo, llevando a la luz las tensiones entre diferentes sectores y la debilidad del bloque del Frente de Todos.
Ausencias claves y sospechas
La ausencia de nueve diputados kirchneristas generó suspicacias, especialmente considerando que la oposición antidialoguista aseguraba contar con los votos necesarios para reformar la ley de DNU y rechazar el decreto que permite al ministro de Economía renegociar la deuda sin pasar por el Congreso. Esta falta de quórum fue interpretada por muchos como una muestra de la fragmentación interna y la falta de coordinación dentro del bloque.
Las explicaciones oficiales del bloque K no lograron disipar las dudas, alimentando especulaciones sobre posibles acuerdos encubiertos con el gobierno o falta de disciplina interna. La situación puso de manifiesto la dificultad para mantener la unidad y la disciplina en un bloque marcado por diferentes facciones y lealtades.
El rol de los gobernadores
La posición de los cuatro diputados de Catamarca, leales al gobernador Raúl Jalil, fue crucial en el fracaso de la sesión. Su negativa a apoyar la iniciativa contra el gobierno evidenció la influencia que los gobernadores ejercen sobre sus representantes en el Congreso y el peso específico que las provincias tienen en la configuración de la fuerza política.
Este caso no es único, y se repite con mayor o menor intensidad en otras provincias. La situación de los diputados de Catamarca demuestra que las estrategias internas no solo son cuestiones entre los diputados, sino que reflejan estrategias políticas provinciales y de largo plazo.
Fracturas y falta de liderazgo
La interna en el peronismo no solo se reduce a las ausencias en la sesión. La decisión de Germán Martínez de integrar una de las listas en la interna del PJ generó heridas que aún no se han cerrado. La poca asistencia a las reuniones de bloque, reflejando la falta de cohesion en un partido que ha sido históricamente poderoso, pone en entredicho el liderazgo del jefe del bloque.
La falta de quórum incluso motivó un llamado a la reflexión del diputado camporista Emiliano Estrada, con tan solo 35 diputados de los 90 presentes. El bloque quedó tan reducido que los conflictos internos se hicieron insostenibles.
Estrategias en juego
Algunos analistas interpretan el fracaso de la sesión como una estrategia de la Casa Rosada para debilitar al kirchnerismo, dividiendo al bloque y limitando su capacidad de oposición. La Casa Rosada intervino directamente con los gobernadores para garantizar la falta de quórum, mostrando que no todos están trabajando con un mismo objetivo.
La estrategia de Martínez de priorizar las iniciativas impulsadas por otros sectores, criticada por algunos legisladores, también forma parte de las complejidades internas. El bloque ha logrado aprobar algunas medidas, aunque esto se debe al apoyo de otros espacios, dejando a la bancada de diputados de peronismo como un espacio político vulnerable y de poca solidez.
Consecuencias y futuro incierto
La crisis interna en el peronismo afecta directamente la agenda legislativa, generando dificultades para la aprobación de proyectos y dejando a la oposición vulnerable a maniobras del gobierno. La falta de unidad dificulta a los legisladores hacer frente a una oposición tan polarizada y fuerte como la de Javier Milei.
La profunda división en el bloque de diputados peronistas no solo pone en duda su capacidad de ejercer una oposición efectiva, sino que también refleja la fragmentación general del peronismo, un factor determinante para el futuro de la fuerza política.
El rol de la opinión pública
Los medios han dado mucha difusión a los conflictos internos del peronismo, y la opinión pública se cuestiona seriamente las estrategias de la oposición, su unidad y capacidad para gobernar. Esto debilita su imagen y potencial electoral para las elecciones que se avecinan.
La exposición pública de las internas peronistas, lejos de fortalecer la imagen del partido, afecta seriamente a la confianza del electorado y puede convertirse en un factor decisivo para el futuro electoral. Este factor hace aún más vulnerable al partido frente a la opinión pública.