El gobierno argentino ha anunciado el cierre definitivo de la planta impresora de billetes ex Ciccone, ubicada en Don Torcuato. Esta decisión, comunicada a través de las redes sociales por el Ministro de Economía y luego ratificada por el vocero presidencial, implicará un ahorro anual para el Estado de $5.040 millones.
Razones del cierre y el ahorro económico
El cierre de la planta, expropiada en 2012 tras un escándalo de corrupción que involucró al ex vicepresidente Amado Boudou, se justifica por la decisión del Banco Central de interrumpir los últimos contratos con la Casa de Moneda para la impresión de billetes de $1.000 y $2.000. Estos billetes presentaban atrasos en su producción y su escaso poder adquisitivo los hacía poco útiles en el contexto de la alta inflación.
Actualmente, la impresión de los billetes argentinos de mayor denominación (como los de $10.000 y $20.000) se realiza en China, lo que resulta en costos menores para el gobierno. La Casa de Moneda no fue convocada para participar de este proceso. La decisión del gobierno se basa en la conclusión de que la compra de billetes en el exterior es significativamente más económica que mantener operativa la planta de Don Torcuato.
Impacto en el personal y planes futuros para el edificio
El cierre de la planta afecta a 270 empleados, quienes serán dispensados mientras el gobierno determina las políticas a seguir. El edificio será puesto a subasta y vendido por la Agencia de Administración de Bienes del Estado.
Aunque la maquinaria utilizada para la producción de chapas patentes será trasladada a los depósitos de Retiro, y algunas máquinas de calcografía para la producción de pasaportes serán retiradas, la mayor parte del equipamiento para la fabricación de billetes será eliminado.
La problemática de los billetes deteriorados
Una parte importante de la actividad de la planta ex Ciccone consistía en almacenar billetes deteriorados. La demora en la destrucción de estos billetes era una preocupación para los bancos, que debían perforarlos previamente antes de su entrega para la destrucción. Para agilizar este proceso y abaratar los costos, el Banco Central eliminó la obligación de perforación para los billetes de $500 o menos.
Sin embargo, gran parte de los depósitos de la planta aún están llenos de billetes de $100 deteriorados, cuya destrucción se ha visto obstaculizada por la alta inflación. A pesar de las expectativas de modernización tecnológica tras la expropiación, la rápida inflación y los crecientes costos de producción hicieron más viable la compra en el exterior.
Aceleración del proceso de destrucción de billetes y cierre del ciclo
Con el cierre de la planta ex Ciccone, se espera acelerar el proceso de destrucción de los billetes deteriorados almacenados. Esto permitirá vaciar las bóvedas y culminar un capítulo en la historia de la impresión de billetes en Argentina. La decisión es vista por el gobierno como la eliminación de uno de los “grandes emblemas de la corrupción kirchnerista”, generando, a la vez, un importante ahorro para el Estado.
El cierre definitivo de la planta ex Ciccone marca un punto de inflexión en la forma en que Argentina gestiona la impresión y la destrucción de billetes, optando por una solución que, de acuerdo al gobierno, es más eficiente y económica en el contexto actual.