La oposición argentina sufrió un revés significativo en su intento por restringir el uso de los Decretos de Necesidad y Urgencia (DNU) por parte del presidente Javier Milei. Una sesión convocada en la Cámara de Diputados para limitar este poder ejecutivo fue abruptamente cancelada, tras una intensa negociación política orquestada por el gobierno.
Intento fallido de limitar los DNU
La iniciativa opositora, impulsada por la Unión por la Patria (UP), Encuentro Federal (EF) y una fracción de la UCR, buscaba reformar la ley 26.122 para acotar el uso de los DNU, vistos como una herramienta que facilita la gobernanza presidencial sin el necesario debate parlamentario. Adicionalmente, la oposición pretendía derogar el decreto 846/24, que facilita la renegociación de la deuda pública sin la aprobación del Congreso.
Si bien inicialmente la oposición parecía contar con los números necesarios para aprobar la iniciativa, el oficialismo lanzó una efectiva estrategia de contención que impidió la sesión. La presión se centró en los gobernadores provinciales, tanto de la oposición como del oficialismo, quienes fueron persuadidos con promesas de fondos y obras.
La estrategia oficialista: promesas y presión
El gobierno comprometió la pronta aprobación del proyecto de Presupuesto 2025, una demanda clave de los gobernadores que buscan mayor certidumbre para la administración de sus recursos provinciales. Esta promesa actuó como incentivo clave para asegurar el apoyo gubernamental.
Además de la promesa presupuestaria, el gobierno ofreció una serie de concesiones a los gobernadores. Estas incluían el pago de la compensación del consenso fiscal, el abono de las deudas con las cajas previsionales, la coparticipación de un porcentaje del fondo remanente de Aportes del Tesoro Nacional (ATN) y la eliminación de asignaciones específicas del impuesto a los combustibles para distribuir dichos fondos a las provincias.
Esta ofensiva política se extendió hasta los bloques opositores. A través de intensas negociaciones, se convenció a diferentes sectores políticos, incluyendo sectores del PRO y de la UCR, para que no brindasen quórum a la sesión o incluso se abstuvieran de votar junto con la oposición.
El rol de los gobernadores y las divisiones opositoras
La presión ejercida sobre los gobernadores se centró en la necesidad de asegurar el apoyo presupuestario. Este fue un elemento decisivo para disuadir cualquier intento de votar en contra del gobierno, incluyendo a gobernadores que públicamente mantenían una posición opositora. Algunos mandatarios incluso se comprometieron a ausentar a sus propios diputados.
Las divisiones internas dentro de la oposición jugaron también un papel crucial. Diversas facciones dentro del peronismo mostraron cierto desencanto con la conducción del partido, lo que facilitó la negociación por parte del oficialismo. Asimismo, las discrepancias entre los bloques opositores, en particular entre la UCR y el PRO, evitaron la conformación de un frente unido.
La postura de los bloques opositores: entre la lealtad partidaria y la negociación política
El PRO, tras una reunión cumbre encabezada por Mauricio Macri, decidió no dar quórum y, en caso de que la sesión avanzara, no votar con el kirchnerismo. Esta decisión refleja una estrategia de mantener la gobernabilidad del país, aún a costa de diferencias ideológicas.
Dentro del PRO, sin embargo, existió un sector que manifestó su disconformidad con esta decisión, argumentando que el consenso con minorías pone en riesgo la institucionalidad. Estos legisladores sostienen que la estrategia oficialista de utilizar los DNU con mayor asiduidad menoscaba el sistema representativo.
La UCR también se dividió en su postura. Mientras algunos sectores se mostraron decididos a apoyar la limitación de los DNU, otros, más cercanos al gobierno, decidieron no participar de la sesión. Estas discrepancias internas generaron fricciones dentro del bloque.
Las consecuencias del bloqueo
El fracaso de la sesión deja a la oposición sin herramientas inmediatas para frenar el uso de los DNU por parte de Milei. Esto representa un revés para quienes critican este mecanismo, argumentando que su uso constante puede llevar a un gobierno por decreto y sin la debida participación parlamentaria.
Además, la negociación y las concesiones por parte del gobierno podrían generar controversias en el futuro. El pacto tácito entre el gobierno y los gobernadores podría generar desconfianzas y tensiones dentro del sistema político, en particular si las promesas gubernamentales no se cumplen.
La estrategia oficialista evidencia la compleja dinámica política argentina, donde las negociaciones y los acuerdos entre los diferentes poderes del Estado juegan un papel determinante. Este episodio pone de manifiesto la influencia de los gobernadores provinciales y las profundas divisiones dentro de la oposición, factores clave para entender el escenario político actual.