Once presos se fugaron de la Alcaidía 4 Bis en Barracas, Buenos Aires, una fuga masiva que ha sacudido a la ciudad y ha expuesto la crisis carcelaria que sufre. ¡Once! Sí, once delincuentes se escabulleron como ratas por una claraboya, dejando a las autoridades con los pantalones abajo y a la población en vilo. ¿Cómo pudo pasar esto? ¡Simplemente increíble! Una falla eléctrica, la excusa perfecta para la mayor vergüenza de las fuerzas de seguridad en lo que va del año.
La gran fuga: ¿un escape cinematográfico o una falla garrafal?
Un apagón, un descuido imperdonable…o quizá algo más siniestro. Los once presos, aprovechando la oscuridad y la confusión, rompieron rejas como si fueran de papel, escalaron por el techo…y ¡voilà! Libertad. De acuerdo con fuentes policiales, diez de los once prófugos fueron identificados como: Jairo Gamarra, Brian Placencia, Nicolás Pacheco, Enry Quiroz, Agüero Sánchez, Nicolás Vera, Josefaz Arce, Néstor Iván Benítez, Franco Emanuel Vega y Néstor Birraglia. Gamarra y Birraglia, los dos menos veloces, fueron recapturados. Pero ¿qué hay del resto? ¿Estarán planeando el próximo golpe maestro?
Las descripciones policiales son tan detalladas como un anuncio de catálogo: Jairo Gamarra, contextura robusta, pelo corto, ceja cortada… Nicolás Pacheco, pantalón corto con vivos rojos, sin remera, barba…y así sucesivamente. Como si fuéramos a encontrárnoslos en un desfile de moda.
Más allá de la fuga: una crisis carcelaria a la vista
Pero no solo se trata de esta fuga. Es la decimotercera fuga este año. ¡Decimotercera! Eso ya no es una coincidencia, es una declaración de guerra de la delincuencia al estado. Es un reflejo, en letras rojas y mayúsculas, de la crisis carcelaria que padece la Ciudad de Buenos Aires. Las comisarías se han convertido en jaulas de mala muerte. Sobrepoblación, instalaciones precarias, y parece que falta algo más… ¡Seguridad!
Según el Ministerio de Seguridad, la respuesta a esta situación de nunca acabar, es la sobrepoblación de presos. ¡Y ojo! porque esta sobrepoblación no es un invento, los números hablan por sí mismos. El último informe del Observatorio de Políticas Penitenciarias y Derechos Humanos del Poder Judicial porteño, al 1° de abril de 2024, mostraba 1.980 detenidos en comisarías y alcaidías, casi el doble de las plazas disponibles. ¡Casi el doble!
Y hablando de plazas, el traspaso del control de las cárceles a la Ciudad de Buenos Aires por parte del gobierno nacional, prometido como la solución a este problema parece, irónicamente, ser el caldo de cultivo para mas fugas. Claro que si el traspaso es una farsa, el estado de la ciudad sigue igual de grave o más. Ya cuatro policías han sido sumariados, pero ¿será suficiente?
Los prófugos: una mirada a sus historias
Entre los fugados hay perfiles para todos los gustos. Brian Placencia, peruano de 33 años, detenido por robo agravado; Nicolás Pacheco, 30 años, por tentativa de hurto; Néstor Iván Benítez, 33 años, quien vive en situación de calle y tenía pedido de captura por robo. ¿Quiénes son estos hombres? ¿Qué los llevó a este punto? Las autoridades solo han ofrecido información fragmentada, dejando al público hambriento de detalles.
Pero claro, la información no siempre sale a la luz, hay información reservada. Los medios de prensa deben pedir permiso para publicar cada cosa, para no afectar la causa ni la investigación policial. Es muy conveniente, en caso que alguien los reconozca en algún programa de television, que lo pueda decir a la policia por algun canal interno o externo.
El futuro incierto: ¿soluciones a la vista o más caos?
La situación es crítica. La fuga masiva en Barracas no es un incidente aislado. Es la punta del iceberg de un sistema carcelario colapsado. Mientras tanto, la búsqueda de los prófugos continúa. Dos ya fueron recapturados, pero ¿cuándo caerán los otros nueve? ¿Y qué pasará mientras tanto? La población está expuesta, al riesgo de vivir robos o asaltos, por parte de individuos violentos que se han fugado de la cárcel. Y hasta que no se solucione, solo hay incertidumbre. El futuro es incierto, ¿tendrá el gobierno la capacidad de abordar este problema de raíz o nos espera más de este tipo de situaciones? ¿Se construirán nuevas cárceles? ¿Se invertirá en la infraestructura de las existentes? ¿Se mejorarán las condiciones de los presos?
La falta de voluntad política, o quizá la incompetencia, solo agrava este coctel mortal, que mezcla la sobrepoblación con falta de recursos y de medidas de seguridad. El pueblo está desprotegido y exige respuestas concretas. ¡No más excusas! La población exige soluciones y una reforma seria que garantice la seguridad de todos los ciudadanos.
La gran pregunta: ¿quién es el responsable?
Esta fuga expone una falla en el sistema, un agujero negro en la seguridad del Estado. ¿Es culpa de la sobrepoblación? ¿De la falta de recursos? ¿De la negligencia? Quizás, un poco de cada cosa, pero la verdad es que alguien tiene que responder. La respuesta es que hay una falla de seguridad total. ¿Se tomarán medidas drásticas para prevenir futuras fugas? O ¿estamos condenados a ver más historias como esta, con delincuentes burlándose del sistema?