El Gobierno argentino ha implementado recientemente dos medidas que prometen revolucionar el mercado inmobiliario: la disolución del programa Procrear y la habilitación de las hipotecas divisibles. Estas decisiones, oficializadas mediante los decretos 1018/24 y 1017/2024, respectivamente, buscan modificar el panorama del acceso a la vivienda en el país, aunque generan debates sobre sus implicaciones a largo plazo.
Fin del Programa Procrear: Un cambio de paradigma
El decreto 1018/24 marca el fin del programa Procrear, un plan de crédito hipotecario subsidiado que durante años ha sido el pilar de las políticas de vivienda en Argentina. La justificación oficial se centra en la ineficiencia y los costos elevados que este programa representaba para el estado, argumentando falta de fiscalización y control y numerosos reclamos por demoras en la entrega de viviendas y problemas de habitabilidad. Según el gobierno, la financiación de viviendas es una actividad propia de entidades bancarias, por lo que la intervención estatal se considera innecesaria.
El Ministerio de Economía se encargará de liquidar el fondo fiduciario del Procrear, gestionando la transferencia de propiedades a provincias y municipios, y la asignación de inmuebles sin obras a la Agencia de Administración de Bienes del Estado (AABE). Las obras en proceso se buscará ‘liquidar’ a privados para que se encarguen de su terminación, permitiendo posteriormente su venta mediante créditos bancarios sin la intervención del estado como garante.
Hipotecas Divisible: Abriendo nuevas posibilidades
En paralelo a la disolución de Procrear, se implementó el sistema de ‘hipotecas divisibles’ mediante el decreto 1017/2024. Este mecanismo permite la división de créditos y garantías hipotecarias en propiedades que serán subdivididas en unidades funcionales, facilitando el acceso a la vivienda a través de opciones de financiamiento más accesibles y diversificadas para proyectos inmobiliarios en desarrollo.
Esta medida tiene como objetivo impulsar la inversión privada en el sector inmobiliario, incentivando la construcción y, en consecuencia, aumentando la oferta de viviendas. La idea es permitir que los créditos hipotecarios se puedan dividir entre varias unidades, facilitando la adquisición individual de departamentos o viviendas dentro de un proyecto inmobiliario aun cuando la escritura del terreno esté en proceso.
Implicaciones y debates: Un futuro incierto
La eliminación de Procrear y la implementación de hipotecas divisibles generan un panorama complejo y genera un debate en torno a su efectividad. Si bien se espera que las hipotecas divisibles impulsen la construcción, el fin de Procrear deja un vacío en la política de vivienda para la clase media y baja que hasta ahora se apoyaba en estos créditos.
Queda por ver si las nuevas medidas realmente incrementarán el acceso a la vivienda, especialmente para sectores con menor poder adquisitivo. La eficiencia de la liquidación de las obras de Procrear en curso, y la capacidad del sector privado para responder a la demanda sin la ayuda estatal son puntos cruciales a observar para analizar los resultados a largo plazo.
Un mercado inmobiliario en transformación
El fin del programa Procrear y la introducción de hipotecas divisibles marcan un hito importante en el sector inmobiliario argentino. Esta nueva era plantea un panorama con muchos desafíos, pues el éxito de estas medidas depende de la respuesta del sector privado, la estabilidad económica del país, y la disponibilidad de nuevos esquemas de financiamiento para garantizar un acceso equitativo a la vivienda.
Las consecuencias de estas políticas en el largo plazo serán objeto de análisis y discusión, ya que determinarán si se logra realmente ampliar el acceso a la vivienda o, por el contrario, este cambio de paradigma solo favorece el crecimiento del sector inmobiliario privado dejando afuera a un importante porcentaje de la población.