La reciente apreciación del peso argentino, denominado “superpeso”, en el contexto del plan económico de Javier Milei, ha generado un intenso debate entre economistas y analistas. Este fenómeno, aunque inicialmente celebrado por la disminución de la inflación medida en pesos, presenta interrogantes sobre su sostenibilidad y sus implicaciones para la economía real.
El contexto del “superpeso”
La política económica de Milei se caracteriza por un crawling peg, una devaluación controlada del peso frente al dólar, que busca controlar la inflación. Simultáneamente, se observa una significativa baja en la inflación, pasando del 3% al 2,7% en octubre, y una convergencia entre los tipos de cambio oficial y paralelo. Este logro, si bien destacable, ha traído consigo la apreciación del peso.
El riesgo país ha bajado, y en términos históricos, el tipo de cambio real multilateral está a niveles similares a la época de la convertibilidad. Sin embargo, la pregunta que surge es la siguiente: ¿Es sostenible un peso tan apreciado en una economía con escasez de dólares y reservas negativas en el Banco Central?
Beneficios y Desafíos del Superpeso
Una de las ventajas más claras es la disminución de la inflación medida en pesos. El ancla cambiaria ha permitido cierta estabilidad en los precios, generando mayor previsibilidad para consumidores y empresas. En el corto plazo, esta relativa tranquilidad económica es un logro considerable.
Sin embargo, la apreciación del peso presenta desafíos significativos. Para el sector exportador, la reducción en los ingresos en dólares complica su rentabilidad. Si la economía argentina continúa dependiendo mayoritariamente de las exportaciones de materias primas, esta situación podría limitar el crecimiento. La competitividad del sector industrial se ve afectada, y el turismo receptivo disminuye, favoreciendo el turismo emisivo. En general, este panorama incrementa los costos de producción para muchos sectores, afectando así la dinámica general de la economía.
Perspectivas futuras y posibles escenarios
El Gobierno de Milei espera que la entrada de divisas del sector energético y minero, sumada a una mejora de las expectativas por la baja en el riesgo país, puedan sustentar el tipo de cambio actual. Se proyecta un superávit en la balanza comercial energética de hasta U$S 8.000 millones para 2025 y un crecimiento similar en la minería. Aunque estos son escenarios positivos, no parecen suficientes para asegurar la estabilidad cambiaria a largo plazo, especialmente considerando los U$S 5 mil millones en reservas negativas y una deuda comercial de U$S 30 mil millones.
Economistas plantean la necesidad de mejorar la competitividad a través de reformas estructurales: bajando aranceles, impuestos, costos laborales y mejorando la infraestructura. Esto sin embargo es un proceso de largo plazo que contrasta con las urgencias del plan económico actual.
El dilema: ¿Control de precios o mercado libre?
La administración Milei se enfrenta al dilema de mantener un control de precios que genera un superpeso con potenciales problemas de competitividad, o liberar el mercado cambiario, corriendo el riesgo de una devaluación abrupta. Si bien la dolarización es un ideal a largo plazo para el equipo de Milei, los pasos intermedios son complejos y están rodeados de incertidumbres.
La gestión actual se encuentra en una encrucijada, donde el éxito del plan de estabilización se define por la convergencia de la inflación al nivel del crawling peg y la estabilidad de este. El futuro del superpeso y su posible evolución hacia un nuevo modelo económico depende, por tanto, de varios factores clave. Los siguientes meses serán cruciales para ver si esta política da sus frutos o si se trata solo de un éxito efímero.
Un camino incierto
La apreciación del peso argentino bajo la gestión de Javier Milei es un fenómeno complejo con implicaciones económicas y políticas de largo alcance. Si bien la reducción de la inflación en pesos es un logro significativo, la sostenibilidad de este “superpeso” y la capacidad de la economía para adaptarse a este escenario serán los determinantes para evaluar si este representa un éxito efímero o el comienzo de un nuevo modelo económico para Argentina.