La propuesta gubernamental de demoler el edificio del ex Ministerio de Desarrollo Social, en Avenida 9 de Julio, ha desatado un intenso debate nacional. El edificio, que alberga el icónico mural de Evita Perón, se encuentra en el centro de una controversia que involucra la historia, la política y el arte. En este artículo, analizaremos las diferentes perspectivas sobre esta polémica decisión.
Antecedentes: Una decisión en debate por décadas
La idea de demoler el edificio no es nueva. Según declaraciones del jefe de Gabinete, Guillermo Francos, el debate ha existido por décadas, incluso cuando él se desempeñaba como concejal en la ciudad de Buenos Aires en la década de 1990. Las razones expuestas varían desde la interrupción del tráfico en una de las avenidas más transitadas de la capital, hasta la búsqueda de una neutralidad partidaria en la utilización de los espacios públicos. Se han realizado varios proyectos de ley para demoler el edificio en los últimos años.
El gobierno actual ha justificado la iniciativa argumentando la necesidad de un reordenamiento de los espacios públicos, buscando “garantizar la neutralidad partidaria y evitar la propaganda política”. Sin embargo, esta justificación ha sido recibida con escepticismo por parte de muchos, que ven en la demolición una decisión impulsada por motivos políticos más que prácticos.
Las Razones del Gobierno
El gobierno argumenta que el edificio presenta un costo de funcionamiento significativo debido a su mal estado de conservación. Además, su ubicación en una avenida principal lo convierte en un obstáculo para el flujo del tránsito vehicular, causando congestión. También se ha mencionado la necesidad de modernizar la infraestructura y la adecuación de los espacios al nuevo organigrama de gobierno, después del cambio de gestión.
Se ha apuntado a que la demolición del edificio es un paso hacia una reorganización mayor de la infraestructura gubernamental y una política de neutralidad partidaria en los espacios públicos. Se ha comparado esta decisión con otras medidas del gobierno, como la remoción del busto de Néstor Kirchner en la ANSES, evidenciando una política de ‘deskirchnerización’ del espacio público.
La perspectiva del artista: Alejandro Marmo
Alejandro Marmo, el artista plástico creador del mural de Evita, ve la posible demolición de una manera diferente. Para él, desmontar la obra y trasladarla a otros espacios públicos, especialmente en las periferias del conurbano bonaerense, permitiría fortalecer el significado y el alcance del trabajo, exponiéndolo a nuevas audiencias.
Marmo considera el edificio en sí mismo como una construcción que representa una época pasada, una ‘construcción tumbera’, y que su condición actual incluso es una oportunidad para resignificar un espacio. Su visión es que la obra artística trasciende la ubicación física del edificio, y su posible traslado fortalecería su impacto simbólico en la cultura popular argentina.
El Debate Social
El debate trasciende la mera discusión sobre el edificio o el mural. Se convierte en un reflejo de los diferentes valores y visiones históricas que existen en Argentina. Para algunos, la demolición representa un intento de borrar la historia y la memoria del peronismo, mientras que para otros es una necesaria actualización del espacio público. En este debate se enfrentan la modernización urbana, la conservación de un patrimonio histórico y la identidad nacional.
Además, el mural de Evita ha ganado con el tiempo un significado mucho mayor a su función inicial. Se convirtió en una imagen icónica, que genera controversias y pasiones, lo que debe ser considerado a la hora de una decisión sobre su conservación o traslado.
Un futuro incierto
La decisión final sobre la demolición del edificio y el destino del mural de Evita aún está pendiente. El debate generado es complejo y multifacético, involucrando diversos actores y perspectivas que deberán ser considerados por el gobierno. Más allá de las cuestiones prácticas, la discusión ha puesto en relieve el profundo impacto cultural y político del edificio y la imagen de Evita en la sociedad argentina.
Las consecuencias de esta decisión impactarán tanto en el ámbito político como en el cultural, y será importante observar el desarrollo de los eventos a medida que la propuesta del gobierno se evalúa más profundamente. Será fundamental considerar los argumentos expuestos por las diferentes partes interesadas en el debate.