En la ciudad costera de Mar del Plata, un maestro de escuela llamado Andrés Ferrín convirtió su pasión por el aeromodelismo en una empresa innovadora: Aerodyca, la primera fábrica argentina de aviones no tripulados. Lo que comenzó como un hobby en la carpintería de su padre en Azul, provincia de Buenos Aires, se transformó en una pyme que diseña y fabrica drones para uso civil y militar, desafiando las crisis económicas y abriendo camino en la industria aeroespacial nacional.
De la Madera Balsa a la Tecnología de Vanguardia
La historia de Aerodyca comenzó con una victoria. A principios de la década de 2000, Ferrín participó en una competencia de aeromodelismo en Rosario con su avión Y2K, nombrado en honor al famoso error informático del milenio. El triunfo no solo le otorgó reconocimiento, sino que atrajo la atención del director de la base aérea de Mar del Plata, quien le encomendó la tarea de construir un avión no tripulado para prácticas de tiro en un plazo de 60 días.
Ferrín aceptó el desafío y creó el Pegasus, el primer avión de Aerodyca, un modelo que aún hoy surca los cielos. Este hito marcó el nacimiento de la empresa en 2008, que con un equipo de siete personas, diseña y ensambla aeronaves utilizando componentes locales e importados de Alemania, Australia y Estados Unidos.
Innovación con Alas Argentinas
Aerodyca no se limita a replicar modelos existentes, sino que innova con diseños propios. Sus aviones no tripulados, con una autonomía de vuelo de hasta seis horas, superan ampliamente a los drones convencionales, que operan un máximo de 40 minutos.
Esta capacidad, sumada a la posibilidad de equiparlos con cámaras, convierte a los aviones de Aerodyca en herramientas ideales para diversas aplicaciones, desde el control fronterizo y la vigilancia de parques nacionales hasta la inspección de oleoductos, el control costero y la detección temprana de incendios forestales.
Aplicaciones que Tocan el Cielo y la Tierra
Las Fuerzas Armadas son los principales clientes de Aerodyca, utilizando modelos como el Pegasus para la Fuerza Aérea y el Lechuza 460 para el Ejército. La empresa también ha desarrollado el Chimango 650, adaptado a las normas de la OTAN, y aviones de entrenamiento para pilotos, como el Tehuelche.
Pero la innovación de Aerodyca no se limita al ámbito militar. La empresa produce aviones para uso civil, como el RO 3.0 VTOL, capaz de despegar y aterrizar verticalmente, sin necesidad de pista. Este modelo se utiliza en agricultura para el análisis de suelos mediante fotografía termoespectral, permitiendo una fertilización más precisa y eficiente.
Desafíos y el Sueño de Exportar
A pesar de los logros, Aerodyca enfrenta desafíos. La dificultad para importar componentes, la devaluación y las trabas para exportar son obstáculos que la empresa debe sortear para consolidar su crecimiento. “Podemos pagar a 30 días, pero los proveedores no nos envían el material hasta que no depositamos los dólares”, explica Ferrín. “Esto nos complica programar la producción. Además, la devaluación nos sacó de pista, porque nos subió los costos”.
Sin embargo, el espíritu emprendedor y la pasión por la innovación mantienen a Aerodyca en vuelo. La empresa, que ha sorteado diversas crisis económicas, continúa operando a nivel nacional, realizando mantenimientos, entrenamientos para pilotos y buscando nuevas oportunidades para expandirse.
Reconocimiento y Futuro
Aerodyca ha patentado sus diseños y ha sido reconocida con prestigiosos premios, como el Innovar 2015 para el modelo Chimango y el Premio al Buen Diseño Argentino en 2016. Estos galardones no solo validan la calidad y la innovación de sus productos, sino que también impulsan a la empresa a seguir creciendo y a consolidarse como un referente en la industria de los aviones no tripulados.
Con la mirada puesta en el futuro, Aerodyca busca superar los desafíos actuales y expandirse a nivel internacional. La demanda global de drones y aviones no tripulados para diversas aplicaciones presenta una oportunidad única para la empresa, que con su experiencia, innovación y compromiso con la calidad, está lista para despegar hacia nuevos horizontes.