Cromañón, la serie de Prime Video que reconstruye la tragedia del recital de Callejeros en 2004, ha generado un debate intenso desde su estreno. Más allá de la ficción, la serie logra tocar fibras sensibles y mantener a la audiencia cautiva a través de la narrativa centrada en un grupo de amigos que asistieron al evento, reflejando las inquietudes y angustias de la juventud de la época.
Un acercamiento sensible a la tragedia
La serie se destaca por su sensibilidad hacia las víctimas y sobrevivientes. Si bien utiliza una historia ficcional, se basa en testimonios recogidos por los guionistas, Josefina Licitra y Pablo Plotkin, quienes aportan su experiencia periodística para darle credibilidad al relato. Este enfoque permite contextualizar la tragedia en el contexto social de la época post-crisis del 2001 en Argentina, mostrando la vida cotidiana de los jóvenes del conurbano bonaerense.
La decisión de narrar la historia a través de la perspectiva de un grupo de amigos antes del recital resulta acertada. Permite un acercamiento gradual a la tragedia, evitando el impacto abrupto de las imágenes y relatos que circulan sobre el suceso. Este enfoque gradual introduce a la audiencia a los personajes y a su realidad antes del evento, estableciendo un vínculo emocional que intensifica el impacto emocional de las escenas del incendio.
El incendio: reconstrucción visual y emocional
Los episodios 5 y 6 se centran en la reconstrucción del incendio, representando la experiencia sensorial de una manera desgarradora, enfatizando el valor de la vida y la hermandad de los jóvenes que se sacrificaron para intentar salvar a sus familiares y amigos.
La tensión se intensifica al representar la desesperación de los padres buscando a sus hijos, reflejando de manera vívida el dolor y el caos de la tragedia. El gran trabajo actoral, en particular la performance de Luis Machín como José Iglesias, resulta clave para mostrar esta crudeza emocional, dotando de una emotividad intensa al relato.
Puntos fuertes y aspectos a mejorar
La serie acierta al presentar la realidad social de los jóvenes de la época, incluyendo sus hábitos cotidianos, sin caer en la victimización ni la estigmatización. Sin embargo, se critica la falta de profundidad en el análisis del contexto político y de las responsabilidades que condujeron a la tragedia, pasando por alto la corrupción, las malas condiciones de seguridad del local y las responsabilidades políticas. La ausencia de las canciones de Callejeros, debido a cuestiones de derechos de autor, limita también la ambientación.
El tratamiento del post-trauma es otro punto a destacar y a la vez a criticar. Se centra principalmente en la experiencia de uno de los personajes y se percibe un descuido en profundizar las consecuencias psicológicas sufridas por los supervivientes y familiares.
Impacto y legado
Más allá de sus falencias, la serie ha cumplido su objetivo de visibilizar una tragedia que, si bien es ampliamente conocida, tiende a olvidarse. El debate en redes sociales y entre jóvenes que desconocían el caso demuestra la importancia cultural de Cromañón.
La serie, si bien se queda corta en algunas cuestiones, logra impactar y emocionar. El impacto visceral de las escenas del incendio y la profundidad emocional de los personajes crean una experiencia memorable. Si bien resulta criticable su falta de profundidad en ciertos puntos, también es un acercamiento adecuado para un amplio público que quizás se acerque por primera vez a conocer esta tragedia.
una serie necesaria, aunque imperfecta
En definitiva, Cromañón es una serie que despierta debate y emociones, dejando una huella memorable. Su aproximación sensible a la tragedia y la forma en que visibiliza un hecho tan significativo la convierten en un trabajo relevante. Aunque sus omisiones y limitaciones le restan profundidad, logra ser un punto de partida para un debate crucial en la sociedad y para asegurar que una tragedia así no se repita.