El mercado de la soja en Argentina atraviesa una profunda crisis, con precios en caída libre que amenazan la rentabilidad de los productores y generan incertidumbre sobre el futuro del sector agropecuario. La situación se ha agravado en las últimas semanas, con el precio del contrato futuro de soja en el Matba Rofex cayendo por debajo de los 280 dólares por tonelada, un nivel que deja escasos márgenes de ganancia para muchos productores.
Precios deprimidos y márgenes ajustados
Según datos de la plataforma AgBi, desarrollada por AZ Group y Simpleza, el margen neto proyectado para la soja en la zona núcleo pampeana para la campaña 2024/25 es de apenas 21 dólares por hectárea, considerando un rendimiento de 40 qq/ha y un costo de la tierra de 500 dólares por hectárea. Esta cifra resulta irrisoria frente a una inversión total calculada en 938 dólares por hectárea, que se realiza con la incertidumbre propia del clima. En otras regiones, la situación es aún peor, con márgenes negativos que oscilan entre -21 y -51 dólares por hectárea.
Esta situación de precios deprimidos está afectando la rentabilidad de los productores agrícolas. En zonas como el centro de Santa Fe, Entre Ríos, el centro y oeste bonaerense, sur y norte de Córdoba, el margen es extremadamente reducido o incluso negativo, poniendo en peligro la viabilidad económica de muchos productores, particularmente los menos sofisticados en la gestión financiera.
Las consecuencias son significativas en toda la cadena productiva: desde los productores que enfrentan pérdidas directas hasta la economía local, que depende en gran medida del desempeño del sector agrícola. Esta situación de incertidumbre financiera es especialmente perjudicial para aquellos productores que no contaron con herramientas de cobertura comercial, como los forwards o coberturas en el Matba Rofex, o no supieron aprovechar las oportunidades financieras durante el primer semestre del año.
Factores que contribuyen a la crisis
Diversos factores internacionales y domésticos han contribuido a la actual crisis del mercado de la soja. La abundante producción mundial de soja, y las variables de la economía internacional, generan una presión bajista sobre los precios. A esto se suma la incertidumbre política y económica en Argentina, que se manifiesta en un tipo de cambio variable y una volatilidad generalizada en el sistema económico.
Además, la apreciación del dólar, si bien beneficioso para las importaciones, ha presionado sobre los precios internacionales de la soja, ya que reduce la demanda. Las fluctuaciones del mercado externo repercuten directamente en el precio de la soja local, creando un escenario complejo para los productores argentinos. La cosecha de trigo en Argentina también ha jugado un papel. Una mejor cosecha de trigo a la esperada, junto con la revaluación del dólar internacional, ejercen presión sobre los precios de la soja, lo que puede agravar aún más la situación.
La falta de políticas públicas efectivas que protejan a los productores ante la volatilidad del mercado también contribuye a esta situación de fragilidad, y deja a muchos productores en una posición desprotegida ante la fluctuación de precios, los impactos externos e internos, como la inflación o la variabilidad del tipo de cambio.
El futuro incierto
El futuro del mercado de la soja en Argentina es incierto. Si bien se espera una buena cosecha, los bajos precios podrían reducir drásticamente la rentabilidad para los productores, lo que podría resultar en una disminución en la superficie cultivada en las próximas campañas. Esto plantea desafíos significativos para la cadena de valor, desde la producción hasta el procesamiento y la exportación, generando impactos económicos negativos en muchas regiones.
La falta de claridad en las políticas económicas del gobierno y la volatilidad del mercado mundial hacen que sea difícil realizar proyecciones a futuro. Los productores se encuentran ante un escenario de riesgo significativo, obligados a tomar decisiones bajo presión. Es vital que los gobiernos implementen políticas claras y definidas para el sector agropecuario para proveer estabilidad financiera a los productores, mitigar la volatilidad de precios y asegurar el futuro de la producción en el país. Asimismo, sería esencial la generación de políticas para cubrir de forma efectiva el riesgo climático.
En este contexto, el papel de la innovación tecnológica, las coberturas financieras y la capacitación de los productores sobre buenas prácticas de gestión, juegan un papel crucial. Las herramientas y la formación financiera podrían ser vitales para sortear esta crisis. La necesidad de buscar nuevos mercados y diversificar la producción también debería ser considerada, como estrategias para mitigar el riesgo de la dependencia de un solo commodity, como lo es la soja.
La caída de los precios de la soja en Argentina representa una grave crisis para el sector agropecuario, con importantes consecuencias económicas y sociales. Se necesita una respuesta integral, desde las políticas públicas hasta las estrategias de los productores, para afrontar este difícil panorama y asegurar un futuro sostenible para este sector clave de la economía argentina.