El empresario Tomás Costantini ha vuelto a encender la mecha de la polémica en su batalla legal con Jimena Campisi por la manutención de su hijo Milo. En declaraciones recientes al programa “Socios del espectáculo”, Costantini no solo evitó hablar sobre los detalles de la disputa, sino que aprovechó la oportunidad para lanzar una andanada de acusaciones indirectas contra Campisi, dejando a la audiencia con más preguntas que respuestas y alimentando el fuego del drama familiar.
Costantini: “El reclamo no tiene lugar”
Costantini, visiblemente incómodo ante las preguntas sobre el conflicto legal, optó por minimizar la situación. Declaró que no podía hablar abiertamente sobre los temas legales, pero dejó caer una fuerte implicación sobre el supuesto abuso de Campisi. Sus palabras dejaron la sensación de que él considera la demanda de manutención excesiva y hasta injustificada, sugiriendo que las necesidades de Milo siempre han sido cubiertas generosamente de su parte. La ambigüedad de sus declaraciones deja abierta la puerta a especulaciones, elevando el tono del conflicto.
“Pide una cuota alimentaria de un hijo que cumplió 12 años hace poco y al que nunca le faltó nada de mi parte,” sentenció, dejando implícito que la madre estaría buscando un beneficio económico inmerecido.
La revinculación con Milo: ¿culpa de Campisi?
Costantini, en un giro argumentativo que ha generado aún mayor controversia, alegó que actualmente se encuentra en un proceso de revinculación con su hijo, Milo, con la ayuda de psicólogos. En estas declaraciones, carga la responsabilidad del distanciamiento sobre Jimena Campisi, afirmando que el vínculo se deterioró con el tiempo, pero que él no fue la causa del mismo.
“Dependo de mi hijo y de su amor para poder estar con él”, agregó, intentando presentarse como víctima de una situación que él mismo contribuyó a crear. Esta afirmación, sin embargo, fue rápidamente percibida como una estrategia para eludir la responsabilidad directa en el distanciamiento y cargarle la culpa a la madre del niño.
La estrategia del empresario es clara: minimizar su rol en la disputa, resaltar lo que considera un reclamo económico excesivo, y por último, apuntar a la madre de su hijo como la responsable del distanciamiento.
Un conflicto familiar con implicaciones legales complejas
La batalla legal entre Tomás Costantini y Jimena Campisi por la manutención de Milo, su hijo en común, es más que una simple disputa financiera. Se trata de un conflicto familiar con profundas implicaciones emocionales y legales, una problemática que ha sobrepasado los límites de la privacidad y ha generado un gran revuelo mediático.
Las declaraciones de Costantini, cargadas de insinuaciones y reproches, han abierto un nuevo capítulo en este largo conflicto, exacerbando la tensión entre las partes involucradas y poniendo en duda la capacidad de ambos padres para resolver las discrepancias de manera constructiva y priorizando el bienestar de su hijo.
La audiencia queda con una imagen ambigua de la situación: la de un padre que, por un lado, lamenta la pérdida del vínculo con su hijo; y la de un hombre, por el otro, que intenta manipular la opinión pública cargando la responsabilidad a su expareja.
En un escenario como este, donde el bienestar de un menor está en juego, es crucial que tanto Costantini como Campisi encuentren una salida equitativa y respetuosa. Las declaraciones públicas con acusaciones veladas solo contribuyen a complicar las cosas y entorpecer un posible acercamiento que beneficiaría a todos, particularmente a Milo.
Solo el tiempo dirá si este enfrentamiento judicial continuará escalando o si las partes involucradas encontrarán la manera de resolver el conflicto fuera de los tribunales, lo que sin duda sería lo más beneficioso para el menor, Milo, cuya salud emocional está en juego en medio de la intensa batalla pública entre sus padres.
El silencio como arma mediática
La estrategia de Costantini de evitar la respuesta directa y optar por acusaciones veladas sobre la presunta motivación económica de Campisi es un elemento clave para entender la complejidad de la situación. Este manejo sutil de la información permite a Costantini controlar la narrativa mediática y proyectar una imagen más favorable para él. Sin embargo, este silencio también funciona como una herramienta para aumentar la incertidumbre y avivar la polémica, generando más especulación y debate público que beneficio alguno para el desenlace de la cuestión.
El manejo mediático del conflicto no solo ha afectado la imagen pública de ambos protagonistas, sino que además afecta la vida privada de un menor. La necesidad de proteger a Milo del escrutinio mediático debería ser la prioridad. Las acusaciones y las indirectas solo alimentan las llamas de la controversia y hacen más difícil el camino hacia una solución constructiva y menos amarillista.
Un conflicto lejos de resolverse
La disputa legal entre Tomás Costantini y Jimena Campisi está lejos de resolverse, y las recientes declaraciones del empresario solo han servido para empeorar las cosas. La falta de transparencia, las acusaciones indirectas y la estrategia de manejo mediático de Costantini dejan la sensación de un conflicto que se puede extender por mucho tiempo más, dejando a Milo en medio de una batalla ajena a su comprensión pero con consecuencias reales y duraderas en su desarrollo emocional.