En la madrugada del domingo, la Policía de Córdoba desarticuló dos fiestas clandestinas que operaban sin autorización, una en la ciudad capital y otra en las sierras de Córdoba. En ambos casos, se detectó la presencia de menores de edad consumiendo alcohol, una situación que vuelve a encender las alarmas sobre la falta de control y los riesgos que enfrentan los jóvenes en este tipo de eventos ilegales.
Fiestas clandestinas: un problema recurrente en Córdoba
La problemática de las fiestas clandestinas en Córdoba no es nueva. A pesar de los esfuerzos de las autoridades por controlar este tipo de eventos, la falta de espacios de recreación seguros y habilitados para jóvenes, sumado a la facilidad con la que se pueden organizar y difundir estas reuniones a través de redes sociales, hacen que sigan proliferando, especialmente en zonas rurales o alejadas del centro de la ciudad.
Estos eventos no autorizados representan un riesgo para la seguridad de los asistentes, particularmente para los menores de edad, quienes se exponen al consumo descontrolado de alcohol, la falta de personal médico capacitado para atender emergencias y la posible presencia de sustancias ilícitas. Además, la ausencia de medidas de seguridad básicas, como extintores o salidas de emergencia, incrementa el peligro de accidentes o situaciones de violencia.
Los operativos policiales y las consecuencias legales
En el primer operativo, realizado en una vivienda en Pasaje Pacheco al 300, en el norte de la ciudad de Córdoba, se encontraron más de 100 adolescentes que habían pagado una entrada de $4.000. Las autoridades incautaron equipos de sonido, iluminación y bebidas alcohólicas. El lugar fue clausurado por falta de habilitación y los organizadores enfrentan cargos por infringir normativas municipales y poner en riesgo la integridad de los menores.
El segundo operativo se llevó a cabo en un complejo de cabañas en la ruta E-34, kilómetro 18, en las Altas Cumbres. Allí también se constató la presencia de menores y la falta de permisos para realizar el evento. Al igual que en el caso anterior, se procedió a la clausura del lugar y se iniciaron acciones legales contra los responsables.
La ley provincial que regula la venta y consumo de alcohol en Córdoba prohíbe expresamente la venta de bebidas alcohólicas a menores de 18 años. Los organizadores de fiestas clandestinas que permitan el ingreso y consumo de alcohol a menores pueden enfrentar multas significativas e incluso penas de prisión. Asimismo, los padres o tutores de los menores también pueden ser responsabilizados por permitir que asistan a este tipo de eventos.
La responsabilidad social y la prevención
Más allá de las sanciones legales, es fundamental abordar la problemática de las fiestas clandestinas desde una perspectiva de responsabilidad social. La educación y la concientización sobre los riesgos del consumo de alcohol en menores, así como la promoción de espacios de recreación seguros y alternativos, son cruciales para prevenir este tipo de situaciones.
Es necesario que padres, docentes y la comunidad en general se involucren en la creación de entornos protectores para los jóvenes, fomentando el diálogo y la información sobre los peligros del consumo excesivo de alcohol y la importancia de tomar decisiones responsables. Asimismo, se requiere un mayor compromiso por parte de las autoridades para garantizar el cumplimiento de las normativas vigentes y controlar la venta de bebidas alcohólicas a menores.
Las redes sociales también juegan un papel importante en la difusión de estas fiestas. Es fundamental estar atentos a las publicaciones y conversaciones de los jóvenes en línea para detectar posibles eventos clandestinos y alertar a las autoridades a tiempo.
Finalmente, es importante destacar la necesidad de una mayor inversión en espacios públicos y programas de recreación para jóvenes, que ofrezcan alternativas de entretenimiento seguras y saludables. La falta de opciones de esparcimiento adecuadas puede contribuir a que los adolescentes busquen diversión en eventos no autorizados, donde se exponen a mayores riesgos.
Combatir la problemática de las fiestas clandestinas requiere un enfoque integral que involucre a todos los actores sociales. Solo a través de la educación, la prevención y el control efectivo se podrá garantizar la seguridad y el bienestar de los jóvenes.