En una escena que evoca inmediatamente las imágenes virales de la campaña presidencial de Javier Milei, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, presentó el nuevo Régimen de la Navegación Marítima, Fluvial y Lacustre (REGINAVE). Con una puesta en escena cuidadosamente diseñada, Bullrich arrancó simbólicamente ‘papelitos’ de una pantalla, cada uno representando un trámite burocrático eliminado, replicando la táctica comunicacional del actual Presidente. El acto, realizado en Puerto Madero bajo la lluvia, contó con la presencia del ministro de Desregulación y Transformación del Estado, Federico Sturzenegger, y autoridades de la Prefectura Naval Argentina. La imagen proyecta una clara estrategia política: asociar las medidas de desregulación con una imagen de eficiencia y modernidad.
Desregulación como estrategia central
El gobierno actual ha instalado la desregulación como un pilar fundamental de su política económica. La presentación del REGINAVE se inscribe en esta línea, buscando simplificar los procesos administrativos y reducir los costos asociados a la navegación en Argentina. Se espera que esta medida genere un impacto positivo en la competitividad del sector, facilitando la inversión y el crecimiento. El objetivo explícito es atraer inversión privada, estimular la actividad económica y, según la ministra, reducir la corrupción.
Sin embargo, la implementación de estas políticas suscita un amplio debate. Mientras el gobierno destaca la eliminación de trámites innecesarios y la simplificación administrativa como los motores de crecimiento económico, algunos sectores expresan sus preocupaciones. El principal interrogante reside en la efectiva disminución de los costos, frente a las potenciales consecuencias para la seguridad y el impacto ambiental. La simplificación normativa puede conducir a la reducción en estándares de seguridad, lo cual podría impactar negativamente en el medio ambiente y la seguridad de quienes operan las embarcaciones. Esta reducción no debería sacrificar estándares internacionales de seguridad y ambientalismo.
Análisis del nuevo régimen: Beneficios y desafíos
El REGINAVE introduce cambios significativos en varios aspectos de la navegación. El reconocimiento de estándares y certificaciones internacionales permitirá simplificar la construcción, reparación y modificación de buques, eliminando la necesidad de homologaciones locales. La digitalización de trámites promete agilizar los procesos administrativos. Además, las modificaciones introducidas para embarcaciones de menos de 100 toneladas busca estimular a las pymes del sector. La creación de un régimen simplificado para la construcción y certificación de buques de menos de 100 t, con posibilidad de ampliarlo a mayor tonelaje, facilitará la tarea de los profesionales. A partir de ahora, las certificaciones podrán ser realizadas por profesionales en el área.
Respecto a la matriculación y transferencia de buques, se elimina la necesidad del permiso estatal y el libre deuda, lo cual agiliza el proceso. En términos de personal, el nuevo régimen se basa en principios de libertad de contratación y digitalización de trámites. Se extenderá la vigencia de las habilitaciones del personal de tierra, simplificando los procesos administrativos.
En el ámbito deportivo, se delega el otorgamiento de carnets a las Federaciones Náuticas y se extiende la vigencia de los permisos a 10 años, fomentando la actividad. Además, se permite la realización de actividades comerciales con embarcaciones deportivas, generando nuevas oportunidades en este sector.
No obstante, las preocupaciones giran en torno a la seguridad y la sostenibilidad. La eliminación de algunos requisitos puede conllevar riesgos para la seguridad marítima, si no se reemplazan con otros controles y mecanismos de supervisión efectivos. Además, las implicaciones ambientales de un sector menos regulado deberían considerarse en el mediano y largo plazo. Es esencial considerar un adecuado equilibrio entre la desregulación y la garantía de seguridad y protección ambiental.
El impacto político de la desregulación
La decisión del gobierno de avanzar con un programa de desregulación tan amplio tiene una fuerte carga ideológica y política. Se enmarca en una visión que prioriza la libertad económica y la reducción del rol del Estado en la actividad productiva. Esta estrategia presenta tanto ventajas como desventajas, y su éxito dependerá de su adecuada implementación y del establecimiento de medidas compensatorias que mitiguen los riesgos potenciales.
La imitación por parte de Bullrich del estilo comunicacional de Milei en la presentación del REGINAVE refuerza la conexión entre las políticas implementadas y el proyecto ideológico del gobierno actual. Esta estrategia busca generar adhesión y construir un consenso alrededor de una imagen del Estado como facilitador de la inversión privada en vez de controlador de la actividad económica.
Para evaluar el éxito a largo plazo de esta política se deben considerar múltiples variables: la respuesta del sector privado a las nuevas normativas, la evolución de la actividad económica en el sector de la navegación marítima y fluvial y el efecto de esta política en el empleo y las pequeñas y medianas empresas. Un adecuado monitoreo del impacto del REGINAVE en la economía y el análisis de los datos disponibles son esenciales para determinar la efectividad de la política de desregulación y su correspondencia con los objetivos planteados.
La implementación del REGINAVE representa un cambio profundo en la regulación de la navegación marítima, fluvial y lacustre en Argentina. Si bien se espera que este régimen genere un mayor dinamismo y atraiga inversiones al sector, es necesario evaluar cuidadosamente el impacto en la seguridad y el medio ambiente. La transparencia y el monitoreo constante de los resultados serán cruciales para determinar si este modelo de desregulación es exitoso y beneficioso para el país en el mediano y largo plazo. El tiempo mostrará la efectividad de la apuesta del gobierno actual.