La guerra en Ucrania continúa con una escalada de violencia que ha dejado al menos seis muertos en recientes ataques rusos. Mientras las autoridades ucranianas reportan víctimas civiles y daños en infraestructuras esenciales, Rusia afirma haber alcanzado objetivos militares estratégicos. En medio de este panorama desolador, el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, busca el apoyo internacional, especialmente de América Latina, para hacer frente a la agresión rusa y lograr una paz justa.
Dnipró y Jersón: Ciudades bajo fuego
La ciudad de Dnipró, un importante centro industrial en el este de Ucrania, fue el escenario de un devastador ataque con misiles rusos que causó la muerte de cuatro personas y dejó a otras 21 heridas. El bombardeo impactó un edificio residencial y un almacén, causando daños significativos y generando una respuesta inmediata de los servicios de emergencia. El gobernador regional, Sergui Lyssak, informó sobre la gravedad de las heridas de algunos de los afectados, incluyendo lesiones penetrantes, daños en órganos internos y fracturas.
En la región de Jersón, dos personas perdieron la vida en otro ataque ruso que tuvo como objetivo una parada de autobús en la aldea de Antonivka. Un hombre y una mujer fallecieron en el acto, mientras que otra persona resultó herida y fue trasladada a un hospital. Las autoridades locales han iniciado una investigación para determinar las responsabilidades en este nuevo acto de violencia contra la población civil.
La respuesta rusa: Ataques a infraestructuras militares y energéticas
El Ministerio de Defensa ruso confirmó los ataques, pero aseguró que se dirigieron contra aeródromos militares e instalaciones energéticas que sustentaban el complejo militar-industrial de Ucrania. Moscú justifica estas acciones como parte de su “operación militar especial” en el país vecino, alegando la necesidad de desmilitarizar y desnazificar a Ucrania. Sin embargo, la comunidad internacional condena estos ataques que afectan a la población civil y agravan la crisis humanitaria.
En un escalamiento de las tensiones, las autoridades rusas en Daguestán, una república ubicada en la región del Cáucaso, informaron sobre la suspensión temporal de las operaciones en el aeropuerto de Majachkalá-Uytash debido a una amenaza de drones por parte del ejército ucraniano. Este aeropuerto es un punto neurálgico para el tráfico aéreo en la región, conectando con Armenia, Azerbaiyán y Georgia.
Zelenski busca apoyo en América Latina
Ante la creciente amenaza rusa, el presidente Volodimir Zelenski ha intensificado sus esfuerzos diplomáticos para obtener apoyo internacional. En una serie de reuniones con diputados y diplomáticos de 14 países de América Latina, Zelenski solicitó ayuda para defenderse de los ataques, alcanzar una paz justa y contrarrestar la desinformación rusa. Además, hizo un llamado a profundizar la cooperación económica, tecnológica y educativa con la región.
Zelenski enfatizó la necesidad de una respuesta global unificada para detener la agresión rusa y llevar a Vladimir Putin a la mesa de negociaciones para una paz justa y duradera. “Putin cree en la guerra, cree en sus misiles. Pero tenemos que obligar a Rusia a una paz justa”, declaró el mandatario ucraniano. Solicitó el apoyo de América Latina para abordar los ataques diarios con misiles y drones, así como para garantizar la seguridad alimentaria global, afectada por el conflicto.
El drama de los niños ucranianos secuestrados
Un aspecto particularmente preocupante del conflicto es la situación de los niños ucranianos secuestrados por Rusia. Daria Zarivna, asesora del Gabinete del Presidente y responsable de la iniciativa “Bring Kids Back UA”, denunció que cerca de 19.000 niños ucranianos han sido llevados a Rusia, de los cuales solo 1.000 han sido liberados. Zarivna describió la difícil situación de estos menores, sometidos a cambios forzados de nombre, prohibición del idioma ucraniano y el riesgo de reclutamiento forzoso por el ejército ruso.
Ante esta grave violación de los derechos humanos, Zarivna solicitó la ayuda de América Latina para el regreso de estos niños a sus hogares. Pidió a los países de la región que compartan su experiencia en la reparación de traumas sociales similares para contribuir a la recuperación de estos niños que han sufrido las consecuencias de la guerra. La comunidad internacional ha condenado enérgicamente estas acciones de Rusia, calificándolas de crímenes de guerra.