La llegada de Javier Milei a la presidencia de Argentina ha generado un cambio palpable en el ánimo de los inversores locales. La apuesta por plazos más largos en bonos y depósitos en pesos refleja una incipiente confianza en la capacidad del nuevo gobierno para estabilizar la economía y controlar la inflación. Sin embargo, este optimismo convive con una cautela latente, alimentada por la incertidumbre sobre la sostenibilidad del programa económico a largo plazo y los riesgos políticos que aún persisten.
Un voto de confianza en pesos: la apuesta por el largo plazo
Desde la asunción de Milei, se ha observado un fenómeno significativo en el mercado financiero argentino: los inversores locales están extendiendo la duración de sus colocaciones en pesos. Los plazos fijos a 60 y 180 días han experimentado un crecimiento exponencial, triplicando su volumen desde julio. Este comportamiento, aunque aún representa una porción minoritaria del total de depósitos, indica un cambio de tendencia relevante. Los inversores, en lugar de buscar refugio en dólares o instrumentos de corto plazo, están apostando por la estabilidad del peso a mediano plazo.
En el mercado de bonos, la tendencia es similar. Los bonos del Tesoro en pesos con vencimiento en 2025 han registrado subas significativas en las operaciones secundarias, superando ampliamente el rendimiento de las letras a corto plazo. Este interés por los bonos a largo plazo refleja la expectativa de que las tasas de interés bajarán en el futuro, impulsadas por una disminución de la inflación. El propio Tesoro Nacional ha contribuido a esta tendencia, aumentando la vida promedio de la deuda que emite en las subastas.
“Los ahorristas quieren asegurarse hoy tasas de interés más altas porque creen que bajarán con la inflación”, afirma Rodrigo Park, director de estudios económicos del Banco Santander Argentina.
Esta estrategia de inversión, conocida como “carry trade”, busca aprovechar la diferencia entre las tasas de interés en pesos y la devaluación esperada. Si la inflación se controla y el tipo de cambio se mantiene estable, los inversores que apostaron por el largo plazo obtendrán rendimientos considerables. Sin embargo, este escenario ideal está sujeto a una serie de variables que aún generan incertidumbre.
La cautela persiste: riesgos políticos y económicos en el horizonte
A pesar del optimismo inicial, los inversores extranjeros se mantienen cautelosos. Las restricciones cambiarias vigentes y la falta de un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) generan dudas sobre la sostenibilidad del programa económico de Milei. La incertidumbre sobre el rumbo de las negociaciones con el FMI y la capacidad del gobierno para cumplir con sus compromisos fiscales son factores que limitan el ingreso de capitales extranjeros.
En el ámbito interno, la volatilidad del mercado cambiario y las próximas elecciones legislativas también representan riesgos potenciales. Un revés electoral para el oficialismo podría debilitar su capacidad para implementar las reformas estructurales necesarias para estabilizar la economía a largo plazo. Además, la posibilidad de un repunte inflacionario o una disminución en las compras de dólares por parte del Banco Central podrían socavar la confianza en el peso y revertir la tendencia actual.
Otro factor de preocupación es la dependencia del programa económico en el “carry trade”. Si las expectativas de inflación no se ajustan a la baja o si el Banco Central no logra mantener la estabilidad cambiaria, esta estrategia podría volverse insostenible, generando una salida masiva de capitales y una nueva crisis financiera.
“Los riesgos son factores políticos”, dijo Diego Chameides, economista jefe del Banco de Galicia. “Entre esos factores están la posible volatilidad en los mercados de divisas, la incertidumbre asociada a las próximas elecciones o un menor ritmo de desinflación”.
El desafío de la sostenibilidad: ¿una apuesta a corto o largo plazo?
El optimismo de los inversores locales es una señal positiva para el gobierno de Milei, pero no garantiza el éxito de su programa económico. La apuesta por el largo plazo en pesos solo será sostenible si se logran controlar la inflación, estabilizar el tipo de cambio y alcanzar un acuerdo con el FMI. Sin embargo, estos objetivos no son fáciles de alcanzar en un contexto de alta volatilidad política y económica.
La clave para el éxito radicará en la capacidad del gobierno para generar confianza a largo plazo. Esto implica no solo implementar medidas económicas ortodoxas, sino también construir un consenso político que garantice la estabilidad institucional y la previsibilidad de las reglas de juego. Si Milei logra convencer a los inversores, tanto locales como extranjeros, de que su programa es sostenible en el tiempo, Argentina podría entrar en una nueva etapa de crecimiento y desarrollo.
En conclusión, la apuesta por el largo plazo en pesos refleja una esperanza incipiente en la economía argentina. Sin embargo, la cautela persiste debido a la incertidumbre política y económica que aún rodea al gobierno de Milei. El desafío para el nuevo presidente será convertir esta apuesta inicial en una confianza sólida y duradera, capaz de impulsar el crecimiento económico a largo plazo.