El celular se ha convertido en una extensión de nosotros mismos, una herramienta indispensable para comunicarnos, trabajar, entretenernos e informarnos. Pero, ¿cuánto tiempo dedicamos realmente a las pantallas? Un estudio reciente realizado en Neuquén reveló datos sorprendentes sobre el uso del celular entre sus habitantes, y la respuesta es, en muchos casos, más tiempo del que imaginamos.
Neuquinos frente a la pantalla: una realidad sorprendente
En una encuesta callejera realizada por LMPlay, se les preguntó a los neuquinos cuánto tiempo estimaban usar sus celulares diariamente. Las respuestas fueron variadas, desde “un par de horas” hasta “todo el día”, pero la realidad, una vez verificada en los propios dispositivos, mostró una imagen diferente. Muchos se sorprendieron al descubrir que pasaban entre 8 y 12 horas diarias con el celular en mano, superando ampliamente sus propias estimaciones. Un caso extremo fue el de un estudiante de ingeniería que confesó usar su celular 16 horas al día, aunque el registro real fue de poco más de 4 horas.
Estos resultados no solo son sorprendentes, sino que también plantean una seria preocupación sobre el impacto del uso excesivo del celular en la salud, especialmente en la visión. La Dra. Anabel Larrañaga, presidenta de la Sociedad Oftalmológica Neuquén (SON), advierte sobre las consecuencias de la exposición prolongada a las pantallas.
El celular se ha convertido en una herramienta de trabajo y entretenimiento a un nivel súper alto y no hay experiencia todavía de las consecuencias que puede tener todo esto.
El impacto en la salud visual: la miopía en el punto de mira
Según la Dra. Larrañaga, la exposición a una pantalla a corta distancia, como la del celular, genera miopía. Esto se debe a que el ojo se acomoda constantemente al enfoque cercano, lo que a largo plazo puede deformar el globo ocular y dificultar la visión de lejos. “Ese mito de que si empezás a usar anteojos para leer, terminás usando anteojos para todo es verdad”, afirma la especialista. El ojo se adapta a la actividad que realizamos, por lo que quienes pasan mucho tiempo con la vista fija en objetos cercanos tienen mayor probabilidad de desarrollar miopía.
Además de la miopía, la luz azul emitida por las pantallas también altera el biorritmo, provocando trastornos del sueño. El cerebro interpreta la luz azul como luz diurna, lo que dificulta la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño. Esto puede generar insomnio, fatiga y otros problemas de salud.
Más allá de la vista: otras consecuencias del uso excesivo
El uso excesivo del celular no solo afecta la salud visual, sino que también puede tener otras consecuencias negativas, como problemas posturales, dolores de cabeza, aislamiento social e incluso adicción. En el caso de los niños, el uso excesivo del celular puede afectar su desarrollo personal y académico, interfiriendo con el tiempo dedicado al estudio, las actividades al aire libre y la interacción social.
Si bien aún se desconocen las consecuencias a largo plazo de la exposición a las ondas de las antenas de telefonía celular, los estudios en países desarrollados muestran un aumento significativo de la miopía en la población, asociado a la falta de exposición a la luz natural y al exceso de pantallas.
Soluciones y propuestas para un futuro con mejor salud visual
- Utilizar anteojos con filtro de luz azul
- Reducir el brillo de la pantalla
- Tomar descansos regulares cada 20 minutos
- Mirar a lo lejos durante 20 segundos cada 20 minutos
- Mantener una distancia adecuada entre los ojos y la pantalla
- Aumentar el tamaño de la letra en el celular
- Limitar el uso del celular antes de dormir
Afortunadamente, existen soluciones para la miopía, como anteojos, lentes de contacto, gotas para niños y cirugía láser. La Dra. Larrañaga propone la creación de un hospital oftalmológico público en Neuquén que centralice todos los servicios, facilitando el diagnóstico y tratamiento de pacientes con problemas de visión.
En conclusión, el uso del celular se ha convertido en una parte integral de nuestras vidas, pero es fundamental ser conscientes de sus posibles consecuencias y tomar medidas para proteger nuestra salud visual. Limitar el tiempo de exposición a las pantallas, tomar descansos regulares y consultar con un especialista son pasos importantes para prevenir problemas a largo plazo.