En Villa Allende, Córdoba, la expansión urbana se enfrenta a la férrea resistencia de los vecinos que defienden un imponente quebracho blanco, testigo mudo de la historia local, amenazado por una obra vial. El majestuoso árbol, estimado entre 300 y 400 años de antigüedad, se encuentra en la traza de la duplicación de la avenida Padre Lucchese, generando un conflicto que pone en evidencia la tensión entre el desarrollo y la conservación ambiental.
La lucha por el quebracho: un abrazo simbólico
La comunidad, conformada por vecinos, ambientalistas y artistas, ha organizado cuatro “abrazos simbólicos” al árbol, demostrando su determinación por evitar su tala. La movilización más reciente, prevista para las 18 hs. del próximo martes, incluirá actividades artísticas, con la participación de coros, grupos de danza, y el respaldo de figuras públicas como Piñón Fijo y Doña Jovita, sumando apoyo a la causa.
El cuarto abrazo espera convocar a más personas que las ediciones anteriores, concentrando voluntades para presionar a las autoridades y encontrar una solución que permita la preservación del histórico ejemplar.
Las propuestas de los vecinos y la respuesta oficial
Mara Sícoli, presidenta de la mesa ejecutiva del Consejo Municipal de Ambiente de Villa Allende, lidera el reclamo. Los vecinos solicitan al municipio y a Caminos de las Sierras, la empresa encargada de la obra, dos alternativas principales: modificar el trazado de la obra para evitar afectar al árbol o construir una “isla” en la calzada, similar a las implementadas alrededor de otros árboles añosos en la ciudad.
En una entrevista con La Voz, Sícoli explicó que han entregado formalmente una nota con su petitorio al gerente de Caminos de las Sierras, Julio Bañuelos. La respuesta obtenida fue la necesidad de esperar la decisión de Seguridad Vial. Si bien Bañuelos ha afirmado previamente que una “isla” no sería viable según las normas viales, aseguró que están evaluando alternativas, como el trasplante del árbol, una solución considerada por los vecinos como inviable y altamente perjudicial para el quebracho.
La inviabilidad del trasplante y la búsqueda de soluciones
Sícoli y los vecinos argumentan que el trasplante del quebracho blanco, dada su edad y la profundidad de sus raíces, resultaría en la muerte del ejemplar. Ingenieros agrónomos apoyan esta postura, indicando la gran dificultad y alta probabilidad de fracaso de esta acción. El enorme costo y las complicaciones logísticas del trasplante también se suman a los argumentos para rechazarla.
Como alternativa, los vecinos proponen ampliar la calzada en dirección sur, hacia unos álamos (una especie exótica), para evitar la afectación del quebracho. Esta solución, junto con la creación de una “isla” en la vía, representa una forma viable de conciliar la obra con la conservación del valioso ejemplar.
Más allá del quebracho: el caso del palo borracho
Este conflicto no es un caso aislado. En el barrio Providencia de Córdoba, vecinos han librado una batalla similar para salvar un palo borracho de 50 años que el consorcio de un complejo de departamentos pretende cortar. Los vecinos lograron impedir el derribo durante un intento, recurriendo a la protesta para defender el ejemplar que consideran patrimonio del barrio. Se denuncia un patrón de daño a la vegetación con podas que terminan secando las plantas.
La lucha para preservar este palo borracho resalta la repetición de conflictos similares en la ciudad, donde el desarrollo urbano parece ignorar la importancia de la conservación de la vegetación autóctona. Este caso destaca la lucha constante de la ciudadanía para evitar la pérdida de árboles maduros, vital para el medio ambiente y el bienestar de la comunidad.
La postura de Caminos de las Sierras y las alternativas de compensación
Por parte de Caminos de las Sierras, se ofreció al municipio la donación de 300 plantas autóctonas para compensar la posible pérdida del quebracho. Sin embargo, para los vecinos, la compensación no es suficiente, ya que lo que buscan es preservar un ejemplar único e irremplazable por su antigüedad y valor histórico.
Bañuelos explicó que la permanencia del quebracho en el lugar representaría un riesgo vial, haciendo referencia a la distancia de cuatro metros entre la calzada y las columnas de iluminación, que sirven como un punto de comparación de seguridad. El argumento prioriza el aspecto vial, mientras los vecinos resaltan la irremplazabilidad del quebracho.
Otras propuestas y la presión ciudadana
La controversia sobre el quebracho blanco ha llegado al Concejo Deliberante de Villa Allende, donde se han planteado diferentes propuestas de solución. Ambientalistas y expertos del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) han sugerido alternativas como la reproducción de la genética del árbol para generar semillas y, eventualmente, replicar el ejemplar, una suerte de clonación. La búsqueda de soluciones innovadoras y conciliatorias cobra fuerza a través del debate público.
Paralelamente, la iniciativa ciudadana se intensifica. Los vecinos han creado una petición online en Change.org que ya ha reunido más de 500 firmas, lo que refleja la importancia de esta problemática para la comunidad y la presión que se ejerce para que se escuchen los reclamos y se encuentre una solución satisfactoria para ambas partes. Las redes sociales también juegan un papel fundamental en la difusión de la causa.
Reflexiones finales: el dilema entre progreso y conservación
El caso del quebracho blanco en Villa Allende pone de manifiesto el dilema recurrente entre el desarrollo urbano y la conservación del medio ambiente. La decisión que se tome tendrá consecuencias significativas, no solo para el árbol en cuestión, sino también como precedente para la gestión de obras públicas y la preservación de árboles antiguos en otras zonas. Es importante valorar la diversidad y riqueza natural, que aporta beneficios medioambientales y sociales a las comunidades.
Es necesario destacar la movilización ciudadana que demuestra una creciente conciencia ambiental y la exigencia por parte de la sociedad para que los proyectos de desarrollo se planifiquen de forma sostenible, integrando consideraciones medioambientales y buscando soluciones que concilien progreso y conservación. El debate sobre la conservación del quebracho es, en el fondo, un debate sobre el futuro que queremos construir y el legado que queremos dejar a las futuras generaciones.