Tuvalu, un pequeño país insular en el Océano Pacífico, se enfrenta a una amenaza existencial: el aumento del nivel del mar provocado por el cambio climático. Sus nueve islas de coral, con una población de apenas 11.000 habitantes, podrían quedar sumergidas en las próximas décadas. Ante esta realidad, el país ha emprendido una iniciativa audaz e innovadora: la creación de un ‘gemelo digital’, una réplica virtual completa de su territorio y su cultura, con el objetivo de preservar su identidad y soberanía en el metaverso.
La génesis de una nación digital
La idea, anunciada por primera vez en 2022 por el ministro de Asuntos Exteriores, Simon Kofe, durante la COP27 en Egipto, forma parte de un proyecto mayor llamado ‘Future Now’ (Futuro Ahora). Este plan, audaz y visionario, abarca no solo la recreación virtual del país, sino también una estrategia integral para mitigar los impactos del cambio climático y asegurar el reconocimiento de Tuvalu en la escena internacional.
Kofe presentó el proyecto con un video impactante, con imágenes virtuales del islote de Te Afualiku, uno de los primeros en riesgo de desaparecer, generando una analogía directa con la conocida película ‘The Matrix’. El mensaje es claro: mientras la realidad física de Tuvalu se desdibuja, su esencia será resguardada en un mundo digital.
“Nuestra tierra, nuestro océano, nuestra cultura son los bienes más preciados de nuestra gente y, para mantenerlos a salvo… los trasladaremos a la nube.” – Simon Kofe
El objetivo es recrear digitalmente todos los aspectos de la nación, desde las casas y playas hasta los árboles y sus ecosistemas, conservando así la belleza natural y el patrimonio cultural del país. La iniciativa va más allá de una mera copia, ya que busca crear un archivo digital que transporte el alma misma de Tuvalu, incluyendo la memoria colectiva, historias, bailes tradicionales y hasta la digitalización de objetos sentimentales de los ciudadanos.
Más que una copia: una estrategia de soberanía
La creación de este gemelo digital no es un acto de resignación, sino una estrategia pragmática para asegurar la soberanía de Tuvalu. El derecho internacional exige que un Estado-nación tenga territorio definido y población permanente. Con el aumento del nivel del mar, Tuvalu enfrenta la incertidumbre de perder ambas características. Por eso, la creación de una ‘nación digital’ busca consolidar su existencia en el metaverso, incluso si su territorio físico desaparece.
El proyecto también contempla la emisión de pasaportes digitales, almacenados en tecnología blockchain, para asegurar la continuidad del gobierno y el registro de eventos vitales (nacimientos, defunciones, matrimonios) incluso en un hipotético escenario de desaparición física. Esto permitiría a los ciudadanos de Tuvalu mantener su identidad y ejercer sus derechos, independientemente de la situación de su tierra natal.
Esta iniciativa se centra en la creación de un nuevo modelo de Estado adaptado a la realidad climática. Tuvalu ha modificado su constitución para reflejar esta nueva definición de Estado-nación, obteniendo el reconocimiento de otros países isleños que enfrentan situaciones similares. Sin embargo, también ha despertado escepticismo, incluso dentro del gobierno tuvaluano, que plantea el dilema sobre la posibilidad de que este enfoque virtual ignore la urgencia de afrontar el problema físico, además del impacto ambiental derivado del consumo energético de la digitalización misma.
Los desafíos tecnológicos y la adaptación
La iniciativa se enfrenta a múltiples desafíos, incluyendo la necesidad de contar con una avanzada infraestructura tecnológica, así como de financiar un proyecto que requiere una gran cantidad de recursos tecnológicos y humanos. La mejora de la conectividad es clave para el éxito del proyecto, razón por la cual Tuvalu está invirtiendo en un nuevo cable submarino de telecomunicaciones para ampliar el ancho de banda disponible.
Además, la digitalización del país requiere un esfuerzo coordinado de mapeo y registro de datos. La organización sin fines de lucro Place está utilizando tecnología Lidar, drones y cámaras de 360 grados para documentar la nación con gran precisión, permitiendo incluso registrar la capacidad de los techos para implementar paneles solares o el estado de las reservas de agua potable. Esto permite no sólo registrar la imagen, sino estudiar los usos del territorio.
A pesar de los cuestionamientos y las dificultades, el proyecto Nación Digital representa un paso significativo en la búsqueda de soluciones innovadoras frente al cambio climático. Si bien no pretende reemplazar los esfuerzos físicos de protección del territorio, sí complementa las estrategias de adaptación a las nuevas realidades climáticas. Representa además una forma de resistencia y resiliencia, garantizando la persistencia de la identidad y la soberanía de Tuvalu en el futuro, sea cual sea el destino de su tierra física.
El futuro de una nación resiliente
El proyecto de Tuvalu es mucho más que un ejercicio de relaciones públicas. Demuestra la capacidad de una nación pequeña e insular para adaptarse a una amenaza global sin precedentes y la importancia de la innovación en la búsqueda de soluciones para el cambio climático. Es un experimento a escala mundial, del que se espera puedan surgir otros ejemplos, mostrando nuevas estrategias para el derecho internacional y los derechos de poblaciones desplazadas o en riesgo.
Si bien algunas voces critican la iniciativa por considerarla poco práctica y un mero ejercicio de relaciones públicas, el mapeo meticuloso que se está realizando de las islas, la inversión en infraestructura tecnológica y la búsqueda de acuerdos con organizaciones internacionales, muestran una clara intención de llevar a cabo el proyecto. El esfuerzo de Tuvalu representa la necesidad de repensar las estrategias de adaptación climática y las posibles soluciones a la pérdida de territorios en un futuro marcado por un contexto ambiental desafiante.