El escenario político cordobés se asemeja a un tablero de ajedrez donde las piezas se mueven con sigilo y estrategia, anticipando una contienda electoral llena de sorpresas y reconfiguraciones. Las fichas principales del peronismo, el radicalismo y el PRO se reacomodan, buscando el jaque mate en las próximas elecciones. La incertidumbre reina en el PJ, donde la posible candidatura de Héctor “Pichi” Campana introduce un factor inesperado que podría redefinir el juego. Mientras tanto, Juan Negri, alejado de su antiguo aliado Rodrigo de Loredo, se lanza a la conquista de la capital cordobesa, y el PRO, dividido por disputas internas, lucha por encontrar su lugar en el nuevo mapa político.
El “Pichi” Campana: ¿Un As bajo la manga del PJ?
La figura de Héctor “Pichi” Campana, actual funcionario municipal, ha emergido como una posible carta sorpresa en la baraja del PJ cordobés. Su nombre, aunque no proviene del círculo íntimo del gobernador Martín Llaryora, ha comenzado a circular con fuerza en los corrillos políticos, generando especulaciones y debates. Campana, reconocido por su amplia trayectoria en el básquetbol y su posterior incursión en la política, cuenta con un alto nivel de conocimiento público que podría ser una ventaja clave en una campaña electoral. Su carisma y popularidad, sumados a su afiliación al PJ desde 2010, lo convierten en un candidato potencialmente atractivo para un peronismo que busca renovar su imagen y conectar con un electorado más amplio.
La estrategia que se baraja en algunos sectores del PJ consiste en capitalizar la popularidad de Campana en la ciudad de Córdoba, mientras que Llaryora y la vicegobernadora Myrian Prunotto se concentrarían en la campaña en el interior provincial. Esta división de tareas permitiría al PJ focalizar sus esfuerzos y maximizar sus recursos, buscando asegurar una victoria contundente en ambos frentes. Sin embargo, la posible candidatura de Campana también genera interrogantes sobre su capacidad para liderar la provincia y su posicionamiento ideológico dentro de un peronismo cada vez más heterogéneo.
Juan Negri: La apuesta por la capital cordobesa
En el otro extremo del espectro político, Juan Negri, exconcejal radical y exjefe de campaña de Rodrigo de Loredo, ha manifestado su intención de competir por la intendencia de la ciudad de Córdoba. Tras su alejamiento de la función pública y un breve paso por el sector gastronómico, Negri ha retomado su actividad política con una renovada apuesta por la capital. Su mensaje se centra en la necesidad de un plan de gobierno a largo plazo, que aborde los problemas de la ciudad “barrio por barrio”, con “tiempo y responsabilidad”.
Negri, quien se distanció de De Loredo tras la derrota electoral del año pasado, busca construir su propio camino político, alejado de las figuras tradicionales del radicalismo. Su posible candidatura representa una incógnita para el oficialismo provincial, ya que podría captar el voto de un sector del electorado desencantado con la gestión actual. Aunque en el pasado se especuló con su posible incorporación al equipo de Daniel Passerini, actual intendente de la ciudad, las conversaciones no prosperaron y Negri decidió apostar por una carrera política independiente.
La interna del PRO: ¿Un partido en busca de identidad?
La situación del PRO en Córdoba es aún más compleja. Dividido en tres facciones, el partido se debate entre la línea oficialista liderada por Oscar Agost Carreño, el sector opositor encabezado por Soher el Sukaria, y un tercer grupo que busca consolidarse bajo el liderazgo de la senadora Carmen Álvarez Rivero. Este último espacio, autodenominado “el ala bullrichista”, se alinea con la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, y busca diferenciarse del resto del PRO por su postura más confrontativa y su defensa de las políticas de seguridad impulsadas por el gobierno nacional.
La posible intervención del partido, impulsada por el expresidente Mauricio Macri, añade un nuevo elemento de incertidumbre a la interna. La figura de Laura Alonso, designada como interventora, genera desconfianza en el sector bullrichista, que teme que su llegada favorezca una alianza con Rodrigo de Loredo en detrimento de una posible coalición con Javier Milei. En este contexto, el PRO cordobés se encuentra en una encrucijada, buscando definir su identidad y su estrategia electoral en un escenario político cada vez más polarizado.
Las acusaciones de irregularidades en el manejo del partido por parte de Agost Carreño, como la falta de una sede física y el control personal de las fichas de afiliación, alimentan las tensiones internas y dificultan la construcción de un frente unido. El sector bullrichista, liderado por Álvarez Rivero y Sebastián García Díaz, se presenta como una alternativa para “relanzar” el PRO en Córdoba, con una propuesta basada en la “consecuencia” y la lealtad a los principios del partido. Sin embargo, su alineamiento con Patricia Bullrich podría ser un arma de doble filo, ya que la enfrenta directamente con el sector liderado por Macri.
El impacto de las candidaturas en el escenario electoral cordobés
Las posibles candidaturas de Campana, Negri y Álvarez Rivero introducen un elemento de imprevisibilidad en el panorama electoral cordobés. La irrupción de figuras nuevas o con perfiles menos tradicionales podría alterar el equilibrio de fuerzas y generar un reacomodamiento de las alianzas políticas. La capacidad de estos candidatos para conectar con el electorado, sus propuestas de gobierno y su habilidad para construir consensos serán factores determinantes en el resultado final de las elecciones.
En el caso de Campana, su candidatura podría revitalizar al PJ y atraer a votantes independientes que buscan una opción diferente a las figuras tradicionales del peronismo. Negri, por su parte, representa una alternativa para aquellos que se identifican con el radicalismo pero buscan una renovación generacional y un enfoque más pragmático en la gestión de la ciudad. Álvarez Rivero, finalmente, podría aglutinar el voto de la derecha más conservadora, que se siente representada por las políticas de seguridad de Patricia Bullrich.
Las elecciones en Córdoba serán un termómetro para medir el pulso de la política nacional. El resultado de la contienda electoral en esta provincia, históricamente considerada un bastión del peronismo, tendrá un impacto significativo en el escenario político a nivel federal. La fragmentación del PRO, la incertidumbre en el PJ y el ascenso de nuevas figuras políticas auguran una elección competitiva y llena de sorpresas, que podría redefinir el mapa político de la provincia y del país.