El eco de los golpes aún resuena en la noche tucumana. Nicolás Vega, de 34 años, yace postrado, su cuerpo marcado por la saña de seis patovicas. La brutalidad del ataque, perpetrado a las puertas del pub Zoo Selva Urbana, ha sacudido los cimientos de una ciudad donde la diversión nocturna se ha convertido en sinónimo de peligro e impunidad. ¿Quién protege a los jóvenes que buscan esparcimiento en Tucumán?
Zoo Selva Urbana: Crónica de una noche de furia
La fatídica noche comenzó con una simple camiseta. Nicolás, vistiendo con orgullo los colores de la Selección Argentina, recibió una orden: cubrirse o marcharse. La negativa desató la violencia. Los patovicas, cual jauría enfurecida, lo arrastraron fuera del local, donde la paliza continuó sin piedad. Patadas, puñetazos, insultos… una exhibición de brutalidad que dejó a Nicolás al borde de la muerte.
“Lo tomaron salvajemente del cuello y entre seis le pegaron sin piedad. Fue un ataque salvaje. Hasta sus amigos terminaron heridos”, relató Guadalupe Vega, hermana de la víctima, a La Gaceta. Sus palabras, un grito de dolor e impotencia, pintan el horror que vivió Nicolás y sus allegados.
El silencio cómplice: Impunidad a metros de la Justicia
El pub Zoo Selva Urbana, escenario de esta barbarie, se alza desafiante a escasos metros de oficinas judiciales y una sede de la Policía Federal. ¿Cómo es posible que un local sin habilitación, denunciado reiteradamente por los vecinos, siga operando con total impunidad?
Un vecino, hastiado de la situación, declaró a 89.3 Aire de Radio: “Son dueños de la cuadra, se quedan hasta las 7 de la mañana, no podemos dormir, estacionan donde quieren, tenemos en la cuadra oficinas del Ministerio Público Fiscal y a la vuelta a la Policía Federal y no pasa nada. No hacen nada. Esto pasa todos los fines de semana”. Sus palabras, un retrato de la desidia y la falta de control que reina en la noche tucumana.
“Estamos actuando. Al no haber una denuncia por el momento, actuamos de oficio. Lo que se ve en el video es un delito y tenemos que actuar”, declaró el jefe policial de Tucumán, Joaquín Girvau. Una declaración que suena a burla ante la contundencia de las imágenes y la inacción histórica de las autoridades.
Nicolás: Una vida en pausa por la violencia
Mientras la investigación avanza a paso lento, Nicolás Vega lucha por su vida en una cama de terapia intensiva. Los coágulos en su cabeza y la pérdida de conocimiento son las secuelas de la brutal agresión. Su familia, destrozada, clama por justicia y teme que el caso se diluya en la maraña burocrática.
“Los médicos estaban preocupados por los coágulos y porque había perdido el conocimiento. Ahora está en terapia intermedia y en observación, pero deben hacerle más estudios porque no se ve bien”, relató Guadalupe, con la voz temblorosa. Su hermano, un joven trabajador y deportista, ha visto su vida suspendida por la violencia irracional.
Más allá de la clausura: Un llamado a la acción
La clausura del pub Zoo Selva Urbana es un primer paso, pero no es suficiente. Es imperativo que la Justicia actúe con celeridad y firmeza, identificando y castigando a todos los responsables de esta brutal agresión. No solo a los patovicas que ejecutaron la paliza, sino también a los dueños del local y a las autoridades que permitieron su funcionamiento irregular.
Este caso debe marcar un antes y un después en la lucha contra la violencia y la impunidad en Tucumán. Es hora de que la sociedad civil se movilice, exigiendo a las autoridades medidas concretas para garantizar la seguridad en los locales nocturnos y proteger a los jóvenes que buscan esparcimiento.
Es hora de alzar la voz, de denunciar la corrupción y la complicidad policial, de exigir una justicia ejemplar para Nicolás Vega y para todas las víctimas de la violencia. No podemos permitir que la barbarie se apodere de nuestras calles y silencie nuestros sueños. Tucumán merece una noche segura, justa y en paz.
Sumate a la lucha contra la violencia nocturna:
- Firma esta petición para exigir mayor control en los locales nocturnos.
- Contacta a las autoridades locales para denunciar irregularidades.
- Participa en las manifestaciones pacíficas en contra de la violencia.
- Apoya a las organizaciones que trabajan en la defensa de los derechos de las víctimas de violencia.