La herida sangrante en la economía global se llama Donald Trump. Su imposición de aranceles a 185 países es la confirmación de la fragilidad económica estadounidense y su desesperado intento de aferrarse a una supremacía que China le arrebata. Esta política, disfrazada de reactivación, es una extorsión planetaria: cedes a Washington o sufres las consecuencias. Este artículo desentraña la estrategia de Trump, sus motivaciones y las consecuencias para el mundo, ofreciendo un análisis crítico y una llamada a la resistencia global.
El Legado Neoliberal: Sembrando la Tormenta Arancelaria
La orden ejecutiva del 2 de abril no surge de la nada. Es el fruto amargo de décadas de políticas neoliberales, iniciadas por Ronald Reagan y Margaret Thatcher, que priorizaron los mercados financieros sobre la producción. La globalización, vendida como inevitable, fue un instrumento para deslocalizar empresas hacia países emergentes, explotando la mano de obra y debilitando a los sindicatos. Hoy, la industria manufacturera estadounidense es un espectro, representando solo el 11% del PBI. Trump busca revivirla, a costa del mundo.
La financiarización, como un vampiro, succionó el valor de la producción, relegándola a un pasado industrial. La globalización facilitó la fuga de empresas en busca de mano de obra barata y la destrucción de las organizaciones obreras. A principios del siglo XXI, la industria manufacturera aportaba un modesto 14% al PBI estadounidense. Hoy, es un anémico 11%, con el empleo industrial representando solo el 8% de la fuerza laboral. La desregulación, la especulación financiera descontrolada, los paraísos fiscales y la explosión de los fondos de inversión culminaron en la crisis de 2008, dejando a EE.UU. productivamente vulnerable, una herida que Trump intenta cerrar a expensas del planeta.
La Doble Jugada de Trump: Frenar a China y Reindustrializar EE.UU.
Los objetivos de Trump son cristalinos: detener el ascenso chino, reducir el déficit fiscal y comercial con aranceles, forzar la reindustrialización y asegurar el acceso a recursos naturales, especialmente minerales críticos. Washington declara el fin de la globalización, advirtiendo que no permitirá que otros países sigan el modelo de crecimiento autónomo de China.
China era un socio conveniente mientras ofrecía mano de obra barata, pero se convirtió en una amenaza al apostar por la ingeniería inversa, la ciencia, la tecnología y la innovación. James David Vance, vicepresidente de EE.UU., sentenció el fin de la globalización, dejando claro que Washington no tolerará competidores. En otras palabras, ‘lo que es mío, es mío, y lo tuyo, también’.
Aranceles como Garrote: Extorsión a Aliados y Chantaje Global
Pero Trump no solo usa aranceles. Exige a sus aliados europeos que financien su propia defensa comprando armas a la industria militar estadounidense, desviando recursos de sus economías civiles. Busca impedir que las cadenas de valor se desarrollen en países que puedan imitar a China, castigando a Vietnam, Camboya, Laos y Birmania, que atrajeron inversiones durante su primer mandato.
Los aranceles son un arma de doble filo: sanciones unilaterales a empresas extranjeras e instrumentos de extorsión. Los casos de Ucrania y Argentina son emblemáticos. A Ucrania se le ofreció reducir aranceles a cambio de renunciar a la soberanía de sus minerales críticos. A Argentina, un préstamo del FMI se condicionó a la cancelación de su swap con China. Aranceles y préstamos del FMI son mecanismos de chantaje geopolítico, un pulpo que estrangula la soberanía.
Las negociaciones de Trump buscan fortalecer a las empresas estadounidenses, permitiéndoles recuperar cuotas de exportación a expensas de la producción extranjera. Este modelo transaccional, según su biógrafo David Cay Johnston, fue aprendido en las oficinas de los mafiosos Anthony “Fat” Tony Salerno y Paul Castellano, revelando la oscura moral que guía al magnate. La política comercial como un juego de la mafia.
Grietas en el Muro: Contradicciones y Riesgos de la Guerra Comercial
Pero el trumpismo tiene contradicciones y riesgos. La creencia de que las sanciones unilaterales garantizan el sometimiento ha fracasado en Rusia, Venezuela y Cuba. La potencial inflación, la escasez de materias primas y las rupturas de las cadenas de valor ya se reflejan en la caída de las acciones empresariales. Además, la persecución de inmigrantes latinoamericanos y caribeños contradice la pretendida reindustrialización, ya que gran parte de la fuerza laboral en sectores como la construcción está compuesta por estos trabajadores.
La desesperación por la pérdida de poder y el temor a una alianza del Sur Global con los BRICS+ explican el nerviosismo y la improvisación que llevó a los funcionarios estadounidenses a arancelar con un diez por ciento los productos de las Islas Heard y McDonald, un territorio antártico habitado solo por pingüinos. ¿Un error absurdo? Tal vez, pero revela la verdadera naturaleza de una política comercial errática y destructiva. Un tiro al aire que hiere al planeta.
Unidos contra la Extorsión: Llamado a la Resistencia Global
Ante este panorama, las naciones deben unirse para resistir la extorsión de Trump y defender un sistema comercial justo y equitativo. La sumisión no es una opción. La dignidad y la soberanía de los pueblos deben prevalecer ante las ambiciones de un imperio en decadencia. Es hora de construir un futuro donde la cooperación y la justicia reemplacen la coerción y la desigualdad.
- Firma peticiones contra los aranceles.
- Contacta a tus representantes para exigir un cambio de política.
- Comparte este artículo para crear conciencia.
- Apoya a organizaciones que trabajan por un comercio justo.