El transporte público en Córdoba se encuentra en una encrucijada. La Municipalidad, buscando la sostenibilidad del sistema, planea sincerar la tarifa del boleto, focalizando los subsidios en los usuarios vulnerables. Este cambio de paradigma, que implica dejar de subsidiar a las empresas para subsidiar a la demanda, promete un impacto significativo en el bolsillo de los cordobeses y en la dinámica de la ciudad.
El costo de la movilidad: un sistema en busca de equilibrio
El sistema de transporte urbano cordobés arrastra un déficit crónico. Mantenerlo operativo demanda una importante inversión mensual, que en 2024 superó los $160 mil millones, en gran parte debido a la necesidad de rescatar líneas abandonadas por la empresa ERSA. Para el municipio, sostener este nivel de gasto en 2025 es inviable.
La actual tarifa de $1200, según funcionarios municipales, no refleja el costo real del servicio, que se estima superior a los $2000. La diferencia la absorbe el municipio, una situación que se busca revertir con la nueva política tarifaria. El objetivo es que el usuario pague el costo real de cada viaje, aliviando las arcas municipales.
De subsidiar la oferta a subsidiar la demanda: un cambio de enfoque
A partir del 31 de diciembre de 2024, se producirá un cambio fundamental: se eliminarán los boletos y pasajes “especiales”. Quienes deseen mantener beneficios deberán reinscribirse, demostrando su vulnerabilidad económica. La gratuidad se mantendrá para quienes realmente la necesiten, pero se aplicará de manera individualizada.
Este cambio implica un giro radical en la política de subsidios. En lugar de subsidiar a las empresas de transporte, el municipio se enfocará en subsidiar directamente a los usuarios que no puedan afrontar la tarifa plena. Las tarjetas de pago, como RedBus y TIN, serán cruciales para aplicar los descuentos correspondientes a cada usuario vulnerable.
Se está desarrollando una multiplataforma de pagos que permitirá cargar los atributos de cada pasajero, garantizando que solo aquellos que califiquen reciban el descuento. Este sistema, que se espera esté operativo a mediados de enero, promete mayor transparencia y eficiencia en la asignación de los subsidios.
La fórmula polinómica: automatizando el cálculo de la tarifa
Para evitar la discrecionalidad en la actualización de la tarifa, se implementará una fórmula polinómica que la ajustará mensualmente. Esta fórmula considerará tres variables: el aumento salarial de los choferes de la UTA (40%), el aumento del combustible (30%) y la inflación (30%).
El resultado de la fórmula solo se aplicará si supera el 2,5%. De lo contrario, la tarifa se mantendrá sin cambios. Este mecanismo busca asegurar que la tarifa se ajuste a los costos reales del sistema, pero con un tope que protege a los usuarios de aumentos desmedidos. La idea es desvincular el cálculo de la tarifa de otras localidades como Rosario y adaptarla a la realidad específica de Córdoba.
Mejor servicio, mayor rentabilidad: la apuesta a la eficiencia
La Municipalidad espera que la mayor rentabilidad para las empresas se traduzca en un mejor servicio. Se buscará que las empresas inviertan en la renovación de la flota, el aumento de frecuencias y la mejora de la puntualidad. La experiencia de 2024, con la mejora en la recaudación y el servicio en los corredores recuperados de ERSA, sirve como ejemplo del impacto positivo de una gestión eficiente.
El objetivo final es un sistema de transporte autosostenible, donde los ingresos por tarifa cubran la mayor parte de los costos operativos. Se aspira a que, para marzo de 2025, el aporte municipal se reduzca al 30% del actual. Los recursos ahorrados se reinvertirán en mejoras para el sistema, como nuevas paradas, cámaras de seguridad y monitoreo.
Impacto social y económico: el desafío de la tarifa plena
La implementación de la tarifa plena con subsidios focalizados representa un desafío social y económico importante. Si bien se busca proteger a los más vulnerables, el aumento del boleto impactará en el bolsillo de la clase media y podría generar tensiones sociales, especialmente en un año electoral.
Por otro lado, la medida podría impulsar el uso del transporte público al hacerlo más eficiente y atractivo para quienes pueden pagarlo. Un sistema de transporte moderno y confiable es esencial para el desarrollo económico de la ciudad, facilitando la movilidad de la fuerza laboral y dinamizando la actividad comercial.
El éxito de esta política dependerá de la correcta implementación del sistema de subsidios focalizados, la transparencia en el cálculo de la tarifa y la capacidad del municipio para garantizar un servicio de transporte de calidad. El tiempo dirá si esta apuesta por la sostenibilidad y la eficiencia logra el equilibrio buscado.