La Ruta Nacional 9, una arteria vial crucial que conecta Buenos Aires con el norte del país, fue escenario de una jornada trágica este viernes. Dos accidentes separados por apenas 27 kilómetros dejaron un saldo de cinco muertos, todos ellos con un denominador común: se encontraban auxiliando a otros conductores en la banquina cuando fueron embestidos por vehículos que circulaban a alta velocidad. La tragedia no solo enluta a varias familias, sino que expone la vulnerabilidad de quienes se detienen a prestar ayuda en las rutas argentinas y la necesidad urgente de reforzar las medidas de seguridad vial.
Primer accidente: Tres policías pierden la vida en acto de servicio
El primer siniestro ocurrió cerca de las 5 de la mañana en el kilómetro 222, en sentido a Rosario. Tres efectivos de seguridad, dos de Prefectura Naval Argentina (PNA) y uno de la Policía Bonaerense, se encontraban asistiendo a un conductor que había despistado con su Peugeot 307. Las condiciones climáticas eran adversas: una tormenta eléctrica azotaba la zona y la visibilidad era escasa debido a la falta de iluminación.
En ese contexto, un camión Scania con acoplado, que se dirigía a Santa Fe, perdió el control e impactó contra la parte trasera del móvil policial, una camioneta. La violencia del choque destrozó la caja del vehículo, que a su vez embistió a los policías y prefectos. Dos de los agentes, Jorge Alberto Pucheta y Ramiro Adrián Romero, de la PNA y oriundos de Corrientes, fallecieron en el acto. El tercer efectivo, el sargento Renzo Molina de la Policía Bonaerense, también perdió la vida. Una mujer policía que se encontraba en el lugar resultó gravemente herida y fue trasladada al Hospital San Felipe.
Segundo accidente: Dos rosarinos mueren al auxiliar a una camioneta
Horas más tarde, a las 16:30, la tragedia se repitió en el kilómetro 195, en sentido a Buenos Aires. Tres hombres, dos de ellos oriundos de Rosario, se detuvieron en la banquina para auxiliar al conductor de una Toyota Hilux que transportaba caballos en un tráiler. Un colectivo de la empresa Expreso del Oeste, que se dirigía de Santa Fe a Retiro, embistió a los tres hombres que se encontraban en la banquina.
Dos de los hombres que prestaban auxilio, Hugo Orlando Álvarez, de 45 años, y José Fernando Acosta, de 44 años, ambos de Rosario, fallecieron en el acto. La tercera persona fue trasladada al Hospital José María Gomendio de Ramallo con heridas de gravedad. El conductor del colectivo, un hombre de 36 años oriundo de Campana, quedó a disposición de la justicia. Las primeras hipótesis apuntan a que se habría quedado dormido al volante.
La necesidad de mayor seguridad vial en las rutas
Estos dos accidentes, ocurridos con pocas horas de diferencia y en circunstancias tan similares, ponen de manifiesto la necesidad urgente de implementar medidas que mejoren la seguridad vial en la Ruta 9 y en todas las carreteras del país. La solidaridad de quienes se detienen a auxiliar a otros conductores no puede convertirse en una trampa mortal.
Entre las posibles soluciones, se destacan la necesidad de mejorar la iluminación en las rutas, aumentar la señalización en las zonas de mayor riesgo, intensificar los controles de velocidad y del estado de los conductores, y promover campañas de concientización sobre la importancia de respetar las normas de tránsito y de extremar las precauciones al circular por las banquinas.
Asimismo, es fundamental educar a los conductores sobre cómo actuar en caso de detenerse en la banquina para auxiliar a otro vehículo. Se recomienda colocar balizas a una distancia considerable, utilizar chalecos reflectantes para ser más visibles, y evitar permanecer en la banquina más tiempo del estrictamente necesario. La seguridad vial es una responsabilidad compartida que requiere el compromiso de todos los actores involucrados: conductores, autoridades y sociedad en general.
Las autoridades viales deben tomar medidas concretas para prevenir futuros accidentes. Esto incluye un mayor control sobre el descanso de los conductores profesionales, la mejora de la infraestructura vial y la aplicación de sanciones más severas para quienes incumplen las normas de tránsito. Además, es fundamental invertir en campañas de concientización que promuevan una cultura de seguridad vial en la sociedad.
La tragedia en la Ruta 9 debe servir como un llamado de atención para que se implementen medidas efectivas que protejan la vida de quienes transitan por las carreteras del país. La solidaridad y el auxilio a otros conductores son valores que deben ser promovidos, pero sin poner en riesgo la propia seguridad.
Es hora de que las autoridades y la sociedad en su conjunto asuman la responsabilidad de construir un sistema vial más seguro, donde la solidaridad no sea sinónimo de peligro. La memoria de las víctimas de la Ruta 9 debe ser un recordatorio constante de la importancia de trabajar por un futuro donde las tragedias como estas no se repitan.