El horror se apoderó de la estación Medrano. Un viaje matutino se convirtió en una tragedia inenarrable. Ángela Molina, una venezolana de 41 años, vio su vida marcada para siempre al perder su pierna derecha tras quedar atrapada por las puertas de un subte. No fue un accidente, sino el retrato crudo de una negligencia imperdonable. ¿Cuántas vidas más se necesitan para que la seguridad sea una prioridad en el subte porteño?
El Incidente
Eran las 8:20 de la mañana del jueves pasado, hora pico en la estación Medrano de la línea B. Ángela Molina, acompañada de su hija de 14 años, se disponía a abordar el subte cuando quedó atrapada por las puertas. El tren arrancó, arrastrándola y provocándole heridas tan graves que los médicos del Hospital Durand se vieron obligados a amputarle la pierna derecha.
El Testimonio de Gregorio
“No hubo manera de detenerlo”, clamó Gregorio, esposo de Ángela, con la voz quebrada por la angustia. “Mi hija logró entrar al vagón, pero Ángela no. El tren simplemente arrancó”. Sus palabras denuncian la injusticia y exigen respuestas inmediatas.
“Lo llamativo acá es que no se frenó, y lamentablemente ahora lo que tenemos que hacer es perseguir justicia” – Abogado de la familia Molina.
Responsabilidad y Negligencia
Emova, la empresa concesionaria, emitió un comunicado lamentando el hecho y asegurando que “se activaron los protocolos correspondientes”. Sin embargo, estas palabras contrastan con la cruda realidad: una mujer sufrió la amputación de su pierna debido a una negligencia que clama al cielo. ¿Fallaron los sistemas de seguridad o falló la respuesta humana ante la emergencia? ¿Cuántos incidentes similares han ocurrido en el pasado? Es crucial una investigación exhaustiva y transparente.
Las fallas de seguridad que pudieron haber contribuido a esta tragedia incluyen:
- Falta de supervisión adecuada del personal.
- Automatización excesiva que reduce la capacidad de reacción ante emergencias.
- Protocolos de seguridad ineficaces o mal implementados.
- Falta de inversión en tecnología que garantice la integridad de los pasajeros.
Las Secuelas Psicológicas
Más allá del dolor físico, Ángela y su hija enfrentan un trauma psicológico profundo. El terror de quedar atrapada, el dolor de la mutilación, la impotencia ante una máquina indiferente… heridas que difícilmente cicatrizarán. Su hija, testigo de esta atrocidad, también cargará con el peso de este recuerdo imborrable. Es una cicatriz que nunca se borra.
“El trauma va a ser muy grande, no solamente físico” – Abogado de la familia Molina.
La familia Molina, que llegó a Argentina hace siete años buscando un futuro mejor, hoy se enfrenta a una pesadilla que jamás debió ocurrir. Su historia refleja una realidad inquietante: la negligencia puede convertir un viaje cotidiano en una tragedia inenarrable.
Un Llamado a la Justicia
Este incidente no puede quedar impune. Exigimos una investigación exhaustiva, que se determinen las responsabilidades y se apliquen las sanciones correspondientes. Es hora de revisar los protocolos de seguridad, capacitar al personal e invertir en tecnología para proteger a los pasajeros. Que la pierna que Ángela perdió sea un símbolo de la lucha por la justicia y la seguridad en el subte.
Es hora de que la seguridad de los pasajeros sea la prioridad número uno, un principio innegociable. Debemos exigir a las autoridades y a la empresa concesionaria que asuman su responsabilidad y garanticen un sistema de transporte público seguro para todos. #JusticiaParaAngela #SeguridadEnElSubte #NoMasNegligencia
Puedes apoyar a Ángela y su familia de las siguientes maneras:
- Donando a la campaña de recaudación de fondos.
- Firmando la petición exigiendo justicia.
- Participando en la manifestación pacífica.
- Compartiendo este artículo para crear conciencia.